CAPÍTULO 5

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NAMJOON


Volví al rahab de Esaú, su hija Sara me recibió, me alistó todo para poder asearme, se encargó de mi ropa y me preparó una deliciosa merienda.

Después de enfrentar a Belcebú, esto era lo que necesitaba y no quería abrumar a Paola con esto, Sara era más inocente en ese aspecto, no cuestionaba nada. A diferencia de la fémina de ojos verdes.

-Mi madre fué al templo, por eso es que tuve que ser yo la que te preparará la merienda.- Dijo Sara con una sonrisa en el rostro.

-Tu madre te ha enseñado bien, está exquisito.- Devoré todo lo que me sirvió.

-Joon, llevas un buen tiempo en la aldea y estas en edad de casarte.- La miré. -¿Has elegido esposa?

-¿Esposa?- Fruncí el entrecejo.

-Sí, me imagino que has visto a varias mujeres jóvenes de la aldea. Quizás alguna ha llamado tu atención.- Me miraba con atención.

-Sara...

-Dijiste que querías formar una familia aquí. Así que, supongo has elegido alguna mujer.- Error Sara, no. Ella no podía verme como una opción para ser su esposo.

-No estoy buscando esposa, estoy bien solo, es mejor así.

-Pero, seguro alguna llama tu atención.- Colocó su mano sobre la mía en el mezón.

-No es así.

-Estás aquí, mi familia es respetable en esta aldea, nosotros podríamos...- Aparte la mano.

-No soy hombre para ti Sara, no voy a desposarte.- Me puse de pie. -Gracias por los alimentos y tus atenciones, eres una mujer maravillosa. Pero, olvida lo que sea que estabas pensando.

-Joon, no...

-No se lo diré a tu padre,tranquila. Esto no pasó.- Asintió, y salí del rahab.

Desde hace tiempo sentí su corazón latir más fuerte debido a mi presencia. Esperaba que callara y no dijera sus sentimientos, pero, lo hizo.

Su corazón es noble, bueno e inocente, no podía involucrarme con una humana de esa manera, iba en contra de la voluntad divina.

Sabía que ella estaría bien, me olvidará y podrá desposar a un hombre digno de ella.

Ahora tenía que ir a ver a la humana de ojos verdes, prometí no demorar en volver, así que, tenía que cumplir con esa promesa.


[...]



Llegué al rahab de las dos mujeres, una estaba cocinando frente a la leña y la otra no estaba en casa.

-Paola.- La joven se dió vuelta para mirarme.

-Así que, cumpliste tu promesa.- Sonrió. Llevaba más de dos lunas frecuentandolas, sabían que en ocaciones desaparecía por días, les dije que era por los múltiples trabajos que realizo supuestamente, pero, en realidad es para seguir buscando a la criatura. La buena noticia, encontré rastros que podían llevarme a ese ser.

LAS 7 GEMAS DEL DESTINO    La SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora