NAMJOON
Los primeros rayos de luz entraban por la ventana, ella aún dormía, mi mirada detallaba su rostro detenidamente. La tranquilidad que tenía su cuerpo justo ahora, su pecho subía y bajaba lentamente.
Por todo lo divino, su cuerpo curvilíneo me llamaba, su rostro que era poseedor de esos labios tentadores y esos ojos que me dominaban. Tan bella.
No tendría que estar aquí perdiendo el tiempo con una mortal. Tenía una maldita misión que cumplir.
No había dejado de pensar en aquel día que casi, por poco probaba esos labios apetecibles. Gracias a Elohím me detuve antes de cometer ese error.
No me estaba permitido relacionarme de esa manera con una humana.
No sé ni siquiera porque acepté quedarme a cuidarla, se supone que venía a decirle que iba a irme por unos días, para seguir el rastro qué encontré. Pero, de alguna manera al mirar sus ojos, siempre termino aceptando lo que ella requiera de mí.
Tevet estaba próximo, tenía que mantener este rahab con algo de calor o ella se moriría de frío. ¿Por qué son tan frágiles?, Padre los hizo así, no entiendo el porqué.
-¿Me ves dormir?- Su voz me hizo salir de mi cabeza.
-Apenas desperté también.- Mentí.
-Prepararé algo para comer juntos.- Se paró de la cama de plumas.
Así lo hizo, fue directo al fogón y comenzó a cocinar, no tardó mucho para que el aroma de los alimentos impregnara mis fosas nasales.
Sirvió la comida y ambos nos sentamos a degustar lo que ella preparo.
-Pensé que podrías ir a hacer tus cosas y volver más tarde.- Me dijo y negué.
-Le prometí a Astarté que estaría contigo, no voy a dejarte sola.- Respondí.
-Sí así lo quieres.
-Astarté demorará en volver, tenemos que prepararnos Tevet esta cerca y el frío se colara por las paredes del rahab.- Asintió -Me haré cargo.
-Hoy me toca ir a los campos de cultivo, Astarté no está, así que me toca cubrirla en el trabajo- Me informó.
-Iré contigo.- Le dije.
Terminando los alimentos, nos fuimos directo a los campos de cultivos. Se nos fué entregadas dos cestos para recolectar las frutas que cortaríamos de los árboles.
Nos concentramos en aquella labor, la ví tener dificultad para cortar algunas. Así que, tomándola de la cintura la alcé hasta colocarla en mi hombro derecho.
-Joon.- Soltó una pequeña risa.
-Así podrás alcanzarlas, vamos, córtalas.- No dijo más y comenzó a cortar las manzanas de aquel árbol.
Nos llevamos un par de horas, pero, terminamos antes de tiempo. Una vez terminado nos retiramos.
Pasamos por el mercado de la aldea, así podríamos proveernos de alimentos frescos y estar listos para la llegada de Tevet.
Paola metía vegetales, frutas y carnes a la canasta que yo sostenía. Varias miradas curiosas nos observaban, los murmullos se escuchaban.
-¿Ese es el muchacho que recibió Esaú en su rahab?- Escuché preguntar a una mujer joven a otra mujer mayor, la que supuse sería su abuela, por sus arrugas marcadas en su rostro.
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LAS 7 GEMAS DEL DESTINO La Saga
General FictionEl destino es caprichoso, algo de inmaduro tiene él. Los oráculos tienen por principio, que si no tomas decisiones el destino las tomará por tí, si te gusta bien pero si no está en tus planes aceptar, él lo hará por tí. Las gemas del destino están...