Daisy está en la prisión. Su perfecta melena es un tornado de ideas y sus ojos que solían tener un propósito están vacíos. La han obligado a usar un traje naranja con el código 5023. Ese código sé convirtió en su nombre. De repente, ella también olvidó su verdadero nombre.
“Reo 5023” la llamaban.—Reo 5023, tienes visita. — Anuncia el guardia tras las rejas. Daisy alza la mirada con las rodillas abrazadas al pecho. Se pone en pie y marcha como una zombie. Localiza a su padre en la mesa más lejana de todas. Usa una barba larga y una nariz ficticia. Sus ojos escondidos por gafas de sol.
—No sabía que eras fan de Dumbledore. — Ella hace una sonrisa a medias, pero falla. Él la mira con todo el amor del mundo. Ella era su princesa. Su princesa asesina. Pero por más sangre que ella tuviera en sus manos, siempre la vería de blanco. Como la princesa más pura del mundo. Le dió todo desde pequeña, huyó con ella incluso cuando su segundo niño los abandonó y ella fue mejor que él en la matanza. ¿Que si le dolía verla así? Le dolía un universo junto a todos sus planetas. Porque asesino o no, los sentimientos eran algo humano. Y él todavía los tenía.
—Vi al maldito que te hizo esto. Lo haré pagar--
—No hagas nada, papá. — Ella deposita su mano sobre la suya —sus dedos apenas alcanzan los nudillos de su padre. Él ojea las manos. Da lo mejor de sí por no llorar. —Él ganó. Me venció en mi propio juego. Sobrevivió. Los anteriores no lo habían logrado. No interfieras porque no cambiará nada. — Ella vuelve a sonreír. —Además, descansar no sienta mal. Me la pasé todas las noches corriendo y jugando a ser Dios que olvidé lo rico que era descansar y solo ser yo. — Daisy inhala el aire de alrededor aún cuando no huele a nada en particular. El hombre la observa. Callado.
Para el día de la sentencia, él asiste a la muerte pública de Daisy. Es el único sentado en las sillas de la audiencia bajo la tenue luz del tejado. Ella ingresa al escenario y él la ve como la niña pequeña de seis años vestida de princesa. Ella lo saluda con la varita de Sailor Moon. Y toma asiento en la silla.
La oscuridad oculta las lágrimas derramadas del progenitor.
Por la noche, Force arma cajitas de pollo en la tienda familiar. Su cabello dividido en un molino y una cascada de melena. Viste un delantal marrón sobre su ropa de motociclista. —¡Orden de Pedro! — Avisa desde el contador. El cliente se acerca a él y se agradecen mutuamente al recoger las cajas.
Force escucha unos toques en la puerta y al voltear, ve a Book parado ahí con una bolsa de helados. Él agita la bolsa y mímica: —¡Tengo helado!
Force ríe. Incluso se sonroja. —Hermanita, te toca. — Él avisa, quitándose el delantal.
—¡¿Qué?! Claro que no me toca. — Lloriquea ella en el almacén. Jugando Candy Crush como siempre.
—Muévete que sí te toca.
Él abre la puerta y sale afuera. —Qué haces aquí, trabajas en unos minutos.
—Te traje tu helado favorito. Vainilla con decoros de gatito. Además, ahora tengo auto propio. — Le susurra al oído y presiona las llaves del auto y el auto flashea las luces a pasos del lugar. Force sorna, orgulloso de su mejor amigo. —Es un carruaje humilde, pero es algo--
—Me gusta. Y después de que sirva todo bien.
Ambos comparten un beso.
Pronto, han estacionado en un puente cerca al lago. El aire acondicionado empaña las ventanas y los mantiene cómodos adentro. Book adhiere una mano a la ventana de los asientos traseros. No tiene control sobre su cuerpo y no hay espacio para pensamientos.
Force siembra besos por su espalda y ve las marcas de ellos como rosas tatuadas. La ropa yace el suelo y Force lo embiste con cuidado. Los gemidos de Book incrementan y Force aparta la mano de la ventana para hundirla en el asiento con los dedos entrelazados.
Los glúteos de Book se tiñen de rosa y Force se hunde en él. Lo jala de las caderas haciendo los gemidos inevitables. Ha perdido el control de sí mismo.
Book busca sus labios en el calor del momento y Force lo besa. Una tras otra vez. Él sostiene quieta su cabeza para que el movimiento corporal no lo lastime.
Force se corre y ambos paran. Él hiperventila mientras acaricia la espalda de su novio. —Tengo que hacerte correr.
—Tranquilo. Siéntate. — Force toma asiento y Book se sienta en su regazo. Ambos mirándose a los ojos. Él desata el cabello de Force y lo acaricia.
—Entonces, ¿ya no más Ubers? — Force pregunta con una sonrisa labial.
—Nah. Nos tenemos los dos.
Ambos se sumergen a un beso y se abrazan fuerte.
Pero los asesinos siempre tienen réplicas.
Diciembre
2025Un chico despierta en el asiento trasero de un auto. Inhala soñoliento y parpadea lento al notar que está en un bosque a oscuras. —Disculpe, ¿dónde estamos?
El conductor voltea sobre su hombro con una sonrisa mezquina. Un joven travieso y con ganas de matar. Él se coloca una mascareta neón azul que simula un rostro robótico.
—Tienes veinticuatro horas para huir de nosotros.
—¿Ustedes?
—Daisy era una cazadora única. Nosotros actualizamos su juego. Debes sobrevivir a cuatro cazadores sin teléfono y sin ayuda de nadie.
—Espere, ¡por favor...! — El chico se desespera.
—Que comience la fase dos de la cacería.
FIN
*N/A: Nosotros terminamos la historia de Force & Book con un final feliz, pero los juegos siguen y seguirán porque un Uber es un transporte que nunca se va a detener a menos que un grupo grande de manifestantes quieran (como sugerencia a este mundo literario, claro). ¡¿Qué les pareció?! AHHH, terminamos nuestro segundo libro Forcebook y fueron tan lindos 😭💖🙌🏾*
*Recuerden que aún faltan más libros Forcebook, especialmente uno de comedia y mucho, pero mucho smut. ¿Nos leemos en otra? 🤭💖 Gracias mil por el apoyo y por quedarse hasta el final, ¡lxs quiero! *
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UBER • ForceBook
Action-Disculpe, este no es el camino. La conductora detiene el auto y le muestra un reloj detenido justo en las 24 horas. -Tienes 24 horas para huir de mí. Iré a cazarte en cinco minutos. -¿Qué? -Gracias por elegirme como su conductor y asegúrese de s...