5.

370 38 3
                                    

“Escribo versos truncados como nuestro amor: tristes, secos. Demediados: como yo.”
_________________________________________________________

Paula Valenzuela
Semanas después…

Las semanas han ido pasando rápidamente y en un parpadeo ya es Julio, incluso el día del cumpleaños de mi consuegra, suspiro y dejo el labial en el tocador, me miro en el espejo y sonrío, saboreo mis labios y me pongo de pie, camino hasta acercarme al espejo cuerpo completo y me miro, estoy lista y vuelvo a escuchar a Gabriel llamarme, suspiro pesadamente, me giro y me acerco a la cama para agarrar mi cartera y el abrigo.

- ¡Paula apúrate! La fiesta no esperará por nosotros – grita Gabriel cabreado –
- ¡Que ya va! Dije – camino apurada terminando de colocarme el abrigo – ya estoy lista – me despido de mi nana y camino hasta la entrada dejando a Gabriel atrás –

Reviso mi móvil ya estando dentro del coche y veo varias llamadas pérdidas de Bruno, no le presto mucha atención, Gabriel me sigue preguntando sobre la fiesta de la mamá de Alberto, le cuento lo que sé y él me recuerda su nombre, Brenda Oliveira.

- ¿Segura que no las conocéis? – me pregunta por milésima vez y rodee los ojos –
- Te recuerdo que nos fuimos a Alemania Gabriel, no Portugal como os contó Alberto – Gabriel asentía lentamente –
- Pensé que todos los periodistas se conocían – suspiré y negué –

La conversación murió allí, el resto del camino fue en silencio. Un rato después llegamos a una casa muy hermosa, claro frente a la nuestra se ve muy sencilla pero me agrada, se ve acogedora, nos bajamos del coche, Gabriel se arregla y yo arreglo mi vestido, amarro mi brazo a su brazo y caminamos hasta llegar a la entrada.

Tocamos el timbre y sale Anna sonriente, la abrazo fuerte y luego saluda a su padre, cuando entro me quedo petrificada, no entiendo nada, ¿Sofía? ¿Antonieta? Volteo y veo a Bruno quien está pálido al verme, quiero respuestas y fue cuando todos apagaron las luces, yo me quedo paralizada y la puerta se abre, todo mi mundo se paraliza al oír su risa, esa bendita risa que en quince años jamás pude olvidar.

Volteo a ver y las luces se encienden, las voces se olvidaron y allí estaba ella al lado de la madre de mi yerno, la respiración y mi alma se van, y fue cuando su mirada conectó conmigo que capte todo, dos madres, Lucía, y fue cuando todo mi mundo se derrumbó, hubo puro silencio aunque todo el mundo felicitaba a la celebrada. Hasta que una mano me atrajo y  volví a la realidad.

- Mamá te presento a Brenda y a Lucía, las madres de mi novio – dice mi pequeña sonriente – suegras, les presento a mi madre Paula – pero Anna fue interrumpida por Lucía –
- Valenzuela – terminó de decir y mi mirada fue a ella, incluso la de Brenda –
- ¿Se conocen? – pregunta Brenda y no nos salía a ninguna decir la verdad, al menos no ahora –

Bruno llega a mi rescate y saluda a Lucía, felicitando a Brenda ya que al parecer la conoce también, nos presenta como gemelos y para Brenda nos conocemos por Bruno, salgo al jardín necesito respirar profundo o iba a morir de un infarto, verla otra vez, no, no puede ser, cuando decido soltarla, es la madre de mi yerno, ¡MALDICIÓN PAULA!.

Grito fuertemente y decido irme de ese lugar, así que agarro un taxi y voy al lugar donde mejor me iba a sentir al sacar todo lo que siento en el pecho. Media hora después caminaba hacía el lugar donde ahora era su hogar, me siento frente a ella y una lágrima corrió por mi mejilla, la primera de muchas.

- Jamás pensé volver a verla tía – susurro con la voz quebrada – te juro que quería soltarla y ahora es mi consuegra ¡Maldición! – grité fuerte en un intento de sacar mi dolor – Valeria ahora Lucía es mi consuegra y la sigo amando como hace 15 años atrás – lloro como una niña chiquita en un intento de sacar mi dolor –
- No te hagáis esto – volteo y veo venir a Antonieta, me levanto y me limpio las lágrimas – déjala ser feliz tía – sus palabras me duelen en el alma –
- Yo no hago nada – respondo con dolor – es el puto destino que se empeña en darme una cachetada tras otra, hace 15 años perdí a las dos personas que más amo ¿sabéis? A una por culpa de la muerte y a la otra por culpa de mi testarudez – mi voz se quebraba – ¿ahora me dices que la deje ser feliz? ¡Maldición Antonieta! La he dejado ser feliz por 15 años – me abrazo fuerte, llorando y Antonieta me sentó para sentarse a mi lado –

Nos quedamos en silencio ella mirándome y yo llorando hasta no más poder. Una hora después me despedí de Valeria y dejé que Antonieta me llevará a casa, no podía sólo llegar allí con mi cara destrozada, le agradecí cuando me dejó en casa y me fui directo a echarme una ducha, al salir me puse un suéter gris ancho y un short azul, agarré mi móvil y me dispuse a querer dormir cuando tocaron la puerta y me levanté a regañadientes, bajé las escaleras y abrí la puerta quedándome petrificada.

-¡Hola! – susurra pero a mí no me salen las palabras – sabía que Anna se me hacía parecida a alguien, casi me pasa como con Bruno pero Alberto hace poco me dijo que su mamá era la famosa Paula Valenzuela y sólo no podía creerlo – ella lo sabía – estáis… - se quedó en silencio mirándome atentamente – tan guapa pelirroja – me lancé a sus brazos –

Quince años sin tenerla, Quince años sin oírla, Quince años sin verla y ahora la tengo frente a mí, estoy entre sus brazos en un fuerte abrazo, ahora más grandes, más maduras, más fuertes o al menos ella sí lo es, nos separamos y nos quedamos mirándonos a los ojos mientras una sonrisa melancólica nos salía a la par.

- Debo irme, dije que iba por hielo – me reí y la vi sonreí –
- Estáis preciosa Lucía – Lucía asiente y sonríe sonrojada –
- No más que tú, Paula – susurra y me deja un beso en la mejilla, cierro los ojos por inercia – feliz noche Valenzuela – me dice y abro los ojos –
- Feliz noche Montemayor – se ríe y yo niego sonriendo –

Esta ha sido la mejor noche de mi vida, en los últimos quince años, y no, Anna no nació de noche, nació en la tarde, vi a Lucía, abracé a Lucía y ¿ahora qué? No sé cómo llevar todo esto, no es como que fuéramos jóvenes, ahora yo no tengo nada que me ate a Gabriel, pero ella tiene una familia y por lo que Anna me ha contado es una hermosa familia, sentía otra vez el corazón apretado y ganas de llorar, así que subí a mi habitación y decidí dormir, era lo mejor para no derrumbarme, no de nuevo.






_________________________________________________________

Días después…

-No estoy de acuerdo a que estéis en esa universidad – dice Gabriel y me giro a verlo –
- ¿Qué ocurre Gabriel? – pregunto mientras me pongo de pie y me cruzo de brazos –
- Disculpen – dice Anna asomada – ¿Mamá me lleváis? – pregunta y asiento –
- Espérame abajo – respondo y asiente –

Anna entra y se despide de su papá, miro atenta a Gabriel y en cambio él aprovecha de despedirse e irse, lleva días diciéndome lo mismo y escapa cuando lo enfrento, resoplo y me termino de arreglar para entonces caminar hasta la cama, me pongo mi cazadora y agarro la cartera, me giro y me acerco al espejo cuerpo completo, hoy no tengo ánimos de verme tan arreglada, así que opté por un pantalón negro y alto, una blusa de tirante rosa y una cazadora negra, tacones a juegos y mi cabello suelto.

-¡Mamá! – grita Anna y reacciono –

Camino hasta salir de la habitación y me acerco a las escaleras, bajo y sonriendo me acerco a mi hija, salimos de casa después de despedirnos de nuestra nana y bajamos las escaleras para acercarnos a mi coche, nos subimos y dejo mis cosas atrás para arreglarme, me pongo el cinturón de seguridad y mientras enciendo el coche, Anna enciende la radio y conecta su móvil, comienza a sonar Forever young y sonrío mientras salgo de casa.

-¿Mamá y por qué no trabajáis en un canal? – pregunta Anna y me giro a verla un segundo –
- No sé, solo no quiero, ya llegará el momento que regrese o tal vez no – respondo y Anna se queda en silencio –
- Lucía me dijo lo mismo – me tenso al oír su nombre –
- ¿No esta en un canal? – pregunto y volteo a verla cuando me detengo por el semáforo –
- No, Brenda sí pero Lucía prefiere mantenerse lejos de las pantallas, al menos aquí en Madrid – responde y asiento –

Reacciono por el claxon del coche de atrás y comienzo a manejar nuevamente, me quedo pensando en Lucía y me pregunto ¿Dónde estará trabajando ahora? Suspiro y niego mientras termino de llegar al colegio de Anna, nos despedimos y se baja del coche, la veo entrar al colegio y sonrío para tomar camino ahora a la universidad.

-Lucía – susurro pensando en ella –

Hace cinco días que la volví a ver, hace cinco días que no sé como ver a Alberto sin sentirme cabreada, no sé como hacer porque sé que él no tiene la culpa pero ella es su mamá y verlo me recuerda que la perdí, que esta casada y que yo sigo con Gabriel Valencia, suspiro y sigo mi camino a la universidad mientras que en la radio va sonando una canción de Rocío Jurado y le subo para ir cantándola mientras manejo, así trato de no pensar en nada y menos en ella.

I believe in your love II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora