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“Su pecho es propicio para perlas, pero yo no soy un buceador— su frente es propicia para tronos pero yo no tengo penacho. Su corazón es propicio para un hogar— yo—un gorrión—construyo ahí— con la dulzura de las ramas mi perenne nido”.- Emily Dickinson
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Lucía Montemayor

Siento sus besos subir por mi espalda y suspiro suavemente, me volteo y sonrío para besarla, rodeo su cuello con mis brazos y nos reímos, mi pelirroja se aleja y acaricia mis costados.

-¿Ahora tienes más tatuajes? – pregunta y asiento –
- Tiene conmigo casi dos semanas el que estáis tocando – respondo y baja sus besos hasta el tatuaje y se aleja –
- Remember – susurra y enredo mis piernas a sus costados –
- ¿Qué recuerdas? – pregunta y apoya su barbilla en mi abdomen –
- A ti, a nosotras, a que somos reales – susurro y sube con besos hasta llegar a mis labios –
- Mi hija y tú son lo más real que he tenido en mi vida – susurra e intensifico nuestro beso –

Suspiro y tocan la puerta de la habitación, Paula me besa e ignora la puerta, me rio por lo bajo y niega para abrazarme, le pido que abra y más se niega, finalmente gano y se pone de pie para vestirse, en cambio yo me pongo de pie y Paula me mira con intensidad, me muerdo el labio inferior mientras sonrío pícara.

-Tenéis dos opciones, abres y los corres para hacerme el amor en el baño o me baño sola y pierdes tu oportunidad – susurro y la beso –
- Los corros y regreso – susurra y me da una nalgada –

Muerdo su labio inferior y jadea, me alejo y me muerdo el labio, me doy la vuelta y camino hasta encerrarme en el baño, me apoyo de la puerta y boto todo el aire retenido, cierro los ojos y acaricio mis labios mientras llevo mi otra mano a mi torso.

Abro los ojos cuando escucho otra voz y es femenina, pego mi oído a la puerta y trato de reconocer esa voz, me tenso cuando recuerdo quien es, respiro profundo y me alejo de la puerta para abrir la llave de la regadera, me adentro y permito que el agua fría se adueñe de mí, más para pensar con claridad y bajar el cabreo que comienza a adueñarse de mí por saber que Rocío esta afuera.


-¿Llegué tarde? – preguntan y me giro –
- Depende de ti – respondo y Paula sonríe burlona –
- Entonces no – susurra y me besa para pegarme a las baldosas, gimo cuando muerde mi labio inferior y baja con besos por mi cuello – amo que te pongáis celosa – susurra entre besos, mordiscos y lamer mi cuello –
- Yo lo odio – susurro y se ríe –
- Me excita más que estéis así y lo sabéis – susurra y vuelve a mis labios –
- Paula – jadeo y se aleja –

Abro los ojos y me quedo hipnotizada por aquellos ojos grises que siempre me han hecho perder la cordura, sonríe y bajo la mirada a aquellos hoyuelos que me enamoran desde el primer día que los vi en persona y acaricio la cabellera roja que jamás podré olvidar, ella y yo somos como un imán la una para la otra, que aunque pasen los años, nos dejemos de ver, de hablar o lo que sea, si volvemos a vernos, todo vuelve a tener sentido, suspiro pesadamente y Paula me abraza para recargarse de mi hombro.

-No quiero volver a la realidad – susurra y acaricio su espalda –
- Yo quiero que pasemos el resto de los días aquí – susurro y se ríe –
- ¿Es opción? – pregunta alejándose para verme –
- Tal vez – respondo y la beso –
- Por ahora – susurra y me deja cortos besos en la mandíbula – me conformo con hacerte el amor – pide y baja a mi cuello –
- Hazme tuya – susurro y Paula muerde mi cuello haciéndome gemir –
- Siempre seréis mía Lucía Montemayor – susurra alejándose y tomando mi mandíbula – como yo tuya – finaliza y la beso –

Volverla a ver me desbarató la vida, aquella vida que pensé tener estable al lado de Brenda y sí, así lo sentía pero todo se fue juntando y para cuando la besé, sólo tenía claro algo y era que, todo se había ido a la mierda, quiero a esta mujer y no hay años, personas ni nada que pueda contra este amor, ni siquiera nosotras mismas aunque lo hayamos intentado.




I believe in your love II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora