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-Familia – dice mi hija y todos le prestamos atención –
- Señora Paula, señor Gabriel, Lucía – dice Juan David y los tres nos miramos – vosotros son las personas más importante para Anna y por ello quiero preguntarles algo – comenta el pelinegro y asiento – quisiera tener su permiso para ser novio de Anna, de verdad quiero tener algo serio con ella – dice esto último mirándola y mi corazón se acelera –
- Oh Dios – susurra Gabriel – ¡Eh! Joder, yo creo que esta bien – responde poniéndose de pie – pero sé donde vives, trata bien a mi hija – lo señala y el chaval asiente –
- Les deseo lo mejor – dice esta vez mi prometida – conozco a Anna desde hace un año y la quiero muchísimo, chiquita si tú quieres hacerlo, entonces te apoyo – sonrío y ahora solo falta yo –

Todas las miradas caen en mí y siento como el pulso se remarca en mi cuello, suspiro y puedo ver la preocupación de mi hija en sus bellos ojos grises, me pongo de pie y camino hasta quedar frente a Juan David y mi hija, miro al pelinegro que está muy nervioso y sonrío, extiendo mi mano y la estrechamos.

-Si mi hija te acepta, pórtate bien con ella y les deseo lo mejor, cuídense y bienvenido chaval – respondo y miro a Anna –
- Gracias mamá – susurra y la abrazo –
- Ahora aquí delante de todos, Anna Melissa Valencia Valenzuela quisiera preguntarte ¿Queréis ser mi novia? – pregunta el pelinegro y mi hija comienza a llorar –
- Si quiero – chilla y me alejo para que abrace a su ahora novio –

Volteo a ver a Lucía quien se acerca y paso mi brazo por sus hombros para atraerla a mí, le doy un beso en la sien y aplaudimos, no estoy muy contenta de emparentar con Ana María pero tampoco voy a decirle que no a mi pequeña, suena el timbre y me disculpo para acercarme a abrir.

Veo a Bruno y su familia, los gemelos me abrazan y se van hasta la sala, abrazo a mi cuñada quien también entra y cierro la puerta cuando Bruno termina de entrar, lo abrazo y caminamos hasta la sala, al llegar el pelirrojo sonríe incrédulo aún por la pequeña reunión y sonrío burlona, saluda a Ana y a Miguel, presenta a su familia y Miguel está muy feliz de poder conocerlos, le pregunto a mi cuñada si quiere vino y acepta diferente a Bruno que solo quiere agua porque maneja, ya bebió y están los gemelos, asiento dándole la razón.

Camino lentamente hasta la cocina y al llegar me apoyo de la barra, tapo mi rostro con las manos y suspiro suavemente, escucho pasos y me giro para ver a Ana apoyada del marco de la entrada de la cocina, niego y me doy la vuelta para rodear la barra y entrar a la cocina, agarro una copa de la alacena y saco una botella de agua de la nevera, cuando me doy la vuelta estoy acorralada entre la nevera y Ana, me tenso.

-Aléjate – digo seria –
- Siempre pensé en ti ¿sabéis? – susurra ignorando mis palabras – como hubiese sido mi vida si me quedaba contigo – sigue y miro a otro lado – tal vez Juan fuera nuestro hijo y yo la mujer más feliz – me giro y nuestros rostros quedan a pocos centímetros haciendo que nuestras respiraciones se mezclen – siempre te añore mientras veía en la revista que eras feliz con él – susurra sobre mis labios y ni me inmuto –
- Aléjate de mí – repito con rencor y suspira para alejarse un poco –
- ¿Nunca me extrañaste? – pregunta y niego –
- Un día decidí dejarte atrás y así fue – respondo segura pero Ana vuelve a acercarse –
- ¿Y viéndonos ahora? – susurra y escuchamos una copa caer al suelo –

Cuando logro zafarme de Ana, la empujo y dejo la copa y la botella de agua en la barra, trato de acercarme a Lucía, me mira seria y sus ojos se oscurecen, quiere golpear y no sé si a mí, a Ana o ambas, me acerco cautelosa y sus ojos se clavan en mí haciendo que me paralice.

-Amor no es lo que piensas – susurro y asiente –
- Sé lo que vi – responde seca –
- Yo te juro que no es así – susurro asustada –
- Cariño, tal vez Paula tiene razón – dice Ana de forma cínica y quiero golpearla –
- ¡Cállate Ana! – grito y miro de nuevo a Lucía –
- Me voy – avisa y se da la vuelta –
- No, Lucía hablemos, por favor – pido detrás de ella y niega –
- Tienes una visita, hablamos luego Paula, además si sigo aquí la voy a golpear – responde Lucía y me paralizo –

I believe in your love II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora