Una Pequeña Anécdota

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Los días pasaron y yo intentaba aprender lo más rápido posible, y me informaba constantemente de lo que pasaba tanto en la Casa de Atrás, leyendo mi copia del diario de Ana, y a la vez prediciendo los movimientos de la guerra con mi segundo libro de historia.

Llegó el 8 de Noviembre, fecha que era cumpleaños de Peter, al no tener nada que regalarle le tuve que dar uno de mis libros, obviamente leído anteriormente, el ancestral libro bélico de Sun Tzu, el Arte de la Guerra, al parecer por su expresión le encantó.

Luego siguiendo las predicciones del libro hablaba de la situación de las judías desparramadas por el suelo, por suerte a mi me encomendaron junto a Peter transportar las provisiones. Yo sabía de ante mano que la sexta bolsa estaba un poco rota, lo cual se lo dije y ambos ideamos una manera de transportarla, como el peso era el problema, llenamos todos los baldes vacíos que pudimos con judías, luego las subimos y posteriormente llevamos la bolsa, una vez arriba la volvimos a llenar con las judías de los baldes, nos felicitamos mutuamente.

Para mi diversión se me ocurrió hacer apuestas amistosas con los escondidos, yo sabía que en la siguiente emisión de la radio inglesa, dirían que los ingleses habrían tomado Argel, Marruecos, Casablanca y Oran, faltando Túnez para más adelante.

Señor Van Pels, le interesaría una apuesta amistosa-le propuse mientras estábamos en la sala de estar.

Adelante muchacho, qué quieres-me reto automáticamente.

Una predicción, sabemos que los ingleses desembarcaron en África, que cree usted que ocurrirá-lo lleve a mi trampa.

Bueno, conociendo a las tropas inglesas y su poco avance en la guerra, habrán tomado una o máximo 2 ciudades-cayo redondito a mi trampa, ante esta visión, yo conteste-Esta bien, yo digo que habrán tomado varias ciudades excepto Túnez.

Que especifico-me dijo con una mueca de sorpresa e incertidumbre.

Pues no lo sé, tal vez una corazonada-le respondí.

Bueno, que apostamos-se entusiasmo.

Qué se le ocurre a usted-le respondí.

Algo sencillo, que tal mi sombrero y tu boina, el que gane se queda con ambos -me dijo con cara de entusiasta, al saber que ganaría, no quería hacer que Van Pels pierda algo indispensable suyo, pero disponía de al menos 6 sombreros, así que acepté de todos modos, además no me gustan las boinas.

Al cabo de unas horas Radio Orange trasmitió la victoria inglesa en África, el Señor no lo podía creer, estaba atónito de cómo mi exacta predicción resulto ser cierta, yo en modo de broma me levanté y le quité el sombrero de la cabeza diciendo en medio de la acción "creo que ésto me pertenece", la juventud de la casa se reía y los adultos sonreían a excepción del Señor, que estaba con la cara congelada.

Al fin y al cabo, creo que mi estadía aquí podría ser divertida o al menos eso me parece por ahora.

Rescatando a Ana FrankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora