𝐘𝐮𝐢 𝐊𝐨𝐦𝐨𝐫𝐢, una jóven hermosa, gentil y frágil; ella al conocer a unos misteriosos jóvenes del Reino Sakamaki de Seiland,siente emociones fuertes que no quiera alejarse de ellos, pero ella no sabe que esos encantadores jóvenes 𝐬𝐨𝐧: 𝐕𝐀�...
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¿Por qué escondes tus deseos? Cortaste mi cuello blanco y me lo ensuciaste con pétalos rojos. Dame más de esos candentes deseos grotescos e inocentes. Ven a mi, te enseñaré cómo caer en el placer.
Frase: 𝐋𝐚𝐢𝐭𝐨 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢 𝐚 𝐘𝐮𝐢 𝐊𝐨𝐦𝐨𝐫𝐢.
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—Sastreria-Seiland —:
Como dentro y fuera de ese sastre "personal", se cubría de una oscuridad tremenda que solo se podía apaciguar si solo una luz lo cubria y la enseñara a no caer en desesperación y no cubrirse aún más.
La muchacha. Umeko, prendió algunas velas dentro del lugar y antorchas fuera del lugar, debido a que si no la prendía su " maestro" se enojaria.
Umeko, tuvo dos reacciones ante él golpe dado en su rostro: uno, lloro levemente y dio perdón por la situación y dos, levantarse e ir a encender velas, puesto que esto, era tan común de Kanato que no eligió protestar por lo sucedido. Kanato ante la noticia de la carta entregada por la muchacha, se enojó aún más, no por el echo de interrumpir, sino otro asunto por otro ser, solo tomó su chaqueta e hizo paso hasta la puerta y volteo ante Umeko.
—No subiras al segundo piso, si lo haces te arrancare los ojos y te irás. —advirtió Kanato a Umeko, puesto él solo se encontraba medio serio y medio tranquilo.
—S-si, Maestro —respondio Umeko, con el rostro asustado y el rostro derecho marcado con un carmín doloroso.
Kanato se fue sin más, solo Umeko se desconcentro y le entró la curiosidad ¿Qué o quien estaría en los cuartos de arriba? Le entró una terrible curiosidad, pero al mismo tiempo sintió un dolor insoportable del golpe que se encontraba en el rostro «¿Por qué esta vez lo hizo fuerte? »
Ella clamando un tranquilizante para el golpe y la rubia aclamada por un sueño corto y asustadiso.
. . .
Umeko luego de un rato, ella se puso tranquila y despejada, su herida se encontraba desaparecida, solo logro curar con unas cuantas esencia o plantas, luego su tranquilidad se transformó en una curiosidad y preocupación enorme.
«¿Qué habrá arriba? »Umeko no hizo caso, solo hizo caso a su corazón, no a la mente. Dio esos pasos silenciosos sobre aquel roble, subió lentamente sin ningún ruido, llegó a la puerta de aquella habitación y la abrió lentamente, pero por su desgracia no se abrió, tenía seguro « ¿Comó? »
La forzaba la puerta sin cesar, no logró nada, se quedó en unos momentos en silencio, entonces se acordo el conjunto de llaves que llevaba en el bolsillo del mantel, la saco y buscó a aquella desgraciada llave. La encontró, la puso y la abrió, solo se encontró una luz de aquella atardecer brillante que alumbraba a quella joven tendida sobre la cama.
