𝐘𝐮𝐢 𝐊𝐨𝐦𝐨𝐫𝐢, una jóven hermosa, gentil y frágil; ella al conocer a unos misteriosos jóvenes del Reino Sakamaki de Seiland,siente emociones fuertes que no quiera alejarse de ellos, pero ella no sabe que esos encantadores jóvenes 𝐬𝐨𝐧: 𝐕𝐀�...
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Estúpida y miserable sacrificada, consideras un honor el dolor que se te ha otorgado. Si deseas un placer más profundo, solo tienes que suplicar miserablemente. Como recompensa, te cortaré más con el látigo.
Frase : Reiji Sakamaki a Yui Komori.
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— Burdel -Sur - Reino Sakamaki —:
El corazón de la muchacha latía a cada segundo, sus piernas flanqueaban sobre su propio peso y la razón le enloquecia.
Yui sentio las caricias que daba él con esas manos frias que luego siguió con una lamida por todo su muslo izquierdo expuesto, puso a un lado la cabeza para cerrar los ojos con fuerza y no observar lo que venía, ante eso su debilidad se notaba ante aquel hombre extraño.
Laito por su lado se sentía insatisfecho por solo probar una zona erótica por parte de la rubia, no obstante decidio dar leves besos por el muslo de la muchacha, y luego dar un olfateo en la entrepierna de ella.
«Una fragancia única de una flor, débil. » Laito.
Yui al sentir un cosquilleo por parte de abajo, se atrevió a observar quien le dio ese momento de sorpresa. Como no era de esperarse, él estaba debajo de su falda verdusca haciendo algo cuestionable. Solo se podía observar la camisa blanca que llevaba puesto él, más de ahí solo colgaba un collar conocido. Era el mismo símbolo de collar que llevaban puesto Ayato y Kanato, era otro de ellos, otro 𝐕𝐚𝐦𝐩𝐢𝐫𝐨.
—... P-por favor, no lo haga. —pidió Yui.
—... Ah~tu manjar es algo... Excitante. —dijo Laito.
—¡ah! Por favor no. —exclamó Yui, al sentir el tacto de los dedos de él en su entrepierna, se estremeció y quizo cerralas; Al igual como lo hizo con el primer hombre que le invitó a salir, Shuu Sakamaki.
—Quer-Zorrita~ usted... ¿que haria? , por sentir este tacto por su corta vida—dijo Laito algo jadeante — que haría, por tener cada noche, a cualquier hombre en esta posición.
—... ¿Usted?..
—Vamos pequeña zorra~ , no tenga la mente de una niña. Sea como una mujer única.
Laito lo dijo como un susurro la ultimas letras mencionadas, y dirigiéndose miradas fijas frente a frente con un destello de ojos que ambos daban con esa luz de compatibilidad, rosa y verde.
