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El invierno dejaba a más de uno tiritando de frio, sin embargo, para los pequeños no era ningún impedimento ya que el recreo era uno de sus momentos favoritos, mientras unos daban un corto paseo con sus amigos otros se reunían a jugar. Una pequeña niña de cabellera verde se encontraba sentada con su amigo en una de las gradas del coliseo en donde se llevaba a cabo un partido de básquet, esta no prestaba atención al estar en su propio mundo, pero dejaba ver una brillante sonrisa que llamó la atención de algunos alfas, betas y omegas. Kota notó como algunos de ellos tenían las mejillas enrojecidas, pues últimamente Sora llamaba la atención debido al olor agradable que la rodeaba. El motivo ya lo conocía, puesto que le habló de la reconciliación de su padre y abuela, ahora la mayor la visitaba los fines de semana con el fin de jugar con ella, e incluso su progenitor las acompañaba algunas veces.

Al terminar el partido Sora despertó de su ensoñación, le pidió a Kota regresar devuelta al aula. En el trayecto ella visualizó la figura de un hombre alto pasar afuera de la cerca de alambre, esta no era la primera vez que venía porque siempre lo veía mirar en la dirección al patio de la escuela como si buscara a alguien, al no encontrar nada se iba a fumar a la construcción que se encontraba atrás de la escuela, siempre se escondía en los arbustos a visualizar cada uno de sus movimientos, era raro que ese patrón se repitiera por todo un mes.

—Sora, presta atención a dónde vas o te harás daño. —amonestó Kota al detenerla de tropezar con una roca.

—Lo siento, si me disculpas iré al baño. Sigue sin mí. —El otro la observó con duda. —Vamos estaré bien, no es como me fuera a perder. —bromeó dejando al chico tranquilo.

Cuando se aseguró de que nadie la seguía se dispuso a seguir al hombre como era costumbre, veía con atención el aspecto del desconocido, pues este portaba un traje color vino y llevaba unos lentes de sol, pero algo que lo caracterizaba era el abrigo de plumas de color rosa, aunque lo único diferente ahora era que no estaba fumando.

—Señor, ¿está perdido? Lo veo a menudo por este lugar. —El hombre se volteó sorprendido, aunque este la analizó por unos segundos y sonrió.

—Pequeña eres muy curiosa para tu edad. Pero si te interesa saber, es simple, quería un lugar tranquilo para pasar el rato. —contestó de manera amigable. —Ahora respondeme tu ¿Por qué no estas en clases?

—Tenemos estudio libre señor. —respondió al instante. —Dígame ¿cómo se llama? ¿es extranjero? ¿está en el país de visita?

—¿No deberías presentarte tu primero? —Cortó el repertorio de preguntas.

—Mucho gusto. Mi nombre es Sora Vinsmoke. —Se presentó con una leve reverencia.

—Es un gusto conocerte Sora-chan. Mi nombre es Donquixote Doflamingo. —su sonrisa se ensanchó.

—¡Lo sabía, es extranjero! ¿Dígame de que país viene? —Siguió preguntando entusiasmada.

—Eres muy animada Sora-chan, pero deberíamos dejar esa conversación para otra ocasión. —La menor notó como veía atrás de ella con cautela, dando a entender que no quería ser visto por nadie. —Espero que este encuentro quede entre nosotros ¿lo prometes? —El mayor quería hacer la promesa de meñique el cual no dudo en hacer.

El extraño desapareció dejándola con más ganas de saber quién era, no pudo evitar tener una extraña sensación familiar, las características de este le hacían recordar al amigo de su papá, si mal no recordaba su nombre era Rosinante.

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⏰ Última actualización: Feb 12 ⏰

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