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Mientras conversaban de los puntos a favor y en contra que sería hablar con los padres de Kota. Robin notó como Sanji estaba inquieto y hacía un ligero movimiento con la nariz como si estuviera percibiendo algo. En todos los años que tenían de amistad no lo había notado de esa manera, y en una parte de la conversación, él dejó de prestarle atención, ese comportamiento ciertamente le intrigaba.

—Cocinero-san ¿sucede algo? —preguntó divertida ante la actitud del rubio.

—¿Eh? No...nada. —rio nervioso.

Ese aroma se le hacía conocido, sin embargo, no lograba recordar con exactitud a quien le pertenecía. Repentinamente la imagen de un pequeño niño vino a su mente, lo extraño era que no recordaba su rostro, sacudió su cabeza para intentar quitar esos pensamientos de encima, además era imposible que él estuviera rondando por esta escuela.

—¿En qué estábamos?

—En que llamaré a los niños. —Por el momento decidió ignorar el extraño comportamiento de su amigo.

Primero tomó como prioridad llamar a la maestra de los menores y pedirle que los trajera con ella. La llamada fue contestada enseguida, solo cruzaron unas cuantas palabras hasta dar por terminada la misma. No pasaron más de cinco minutos en que tocaron la puerta pidiendo permiso para pasar, esta se abrió mostrando tres figuras que se colocaron frente a ellos. Sanji dirigió su mirada hacia su hija que al ser vista apartó su mirada, se levantó del sillón para enseguida brindarle un reconfortante abrazo.

—Lo siento mucho... —habló en tono bajo, estaba avergonzada de que su progenitor estuviera en la escuela por el arrebato que tuvo.

—Escúchame princesa jamás me decepcionaría de ti, aunque debes prometerme que nunca volverás a hacer algo como eso. —Dejó escapar su aroma para tranquilizar a la menor, lo cual dio resultados.

Sanji miró de reojo al otro menor quien veía algo cohibido la escena de ellos, no dijo nada más y volvió a tomar asiento. Robin se dirigió hacia los menores que la miraban expectantes por el castigo que esta les iba a imponer, en la primera reunión ya habían sido advertidos sobre eso, así que no era sorpresa.

—Como sabrán jóvenes tendrán que hacer algo para compensar su mal comportamiento. —Se colocó a su altura y siguió hablando. —Desde mañana tendrán que limpiar los baños ustedes solos sin ayuda de nadie. Esto lo harán por una semana, ¿entendieron?

—Muy fácil, lo terminaremos rápido. —dijo Kota inflando su pecho con orgullo.

—Ayudaré. —Solo se limitó a decir esa palabra.

—Claro, pero debo advertirles que esos baños deben estar impecables o no querrán la visita de Hanako-san.

—¡No! —exclamaron los dos a la vez. Conocían muy bien esa historia gracias a la mayor, que adoraba las historias de miedo y no perdía la oportunidad de contarles.

—¡Robin-chan, no asustes a los niños! —Una gotita de sudor apareció en su frente, su amiga no perdía ese humor negro.

Esta solo acentuó su sonrisa y volvió a su asiento ante las miradas asustadas de los infantes, y la de una sonriente maestra. Kaya ya estaba acostumbrada a ese humor de Robin.

—Como todo quedo claro, espero que se esfuercen mucho.

—¡¡Si!! —Con esas palabras los niños salieron despavoridos de esa oficina.

—Me retiro. —Siguió a los menores no sin antes dejar cerrando la puerta.

La mañana pasó entre viejas anécdotas o sucesos de sus vidas diarias, y claro que no podía faltar una deliciosa taza de té y unas galletas de mantequilla preparados por su amiga. Robin platicaba de lo bien que le iba a Franky y a Usopp en su compañía. Ahora se encontraban en un importante proyecto en Corea y volverían para los primeros días de marzo. El rubio realmente se alegraba por ese par de idiotas, habían conseguido tener éxito en su compañía de construcciones y casarse con unas hermosas mujeres, lástima que él no podía verlos seguido por su ajetreado trabajo, aunque ya en otro momento tendrían la oportunidad de reunirse todos. La plática siguió su curso hasta que Sanji recibió un mensaje de Reiju.

Destinos Enlazados |LawSan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora