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Había encontrado un alfiler después de una exhaustiva búsqueda por las cajas, por lo que de inmediato se dispuso a forzar los grilletes de sus piernas. De pronto se sintió mareado por estar rodeado con las feromonas del alfa azabache, tardó un largo tiempo en darse cuenta del estado de Gin, si su deducción no fallaba posiblemente este había estado tomando inhibidores para atrasar su celo o se inyectó alguna mierda para inducirlo. Debía apresurarse antes de que su instinto lo dominara y acudiera al llamado del apareamiento.

La puerta es abierta de golpe y apareció Gin con una gran pila de ropa, pero este al ver lo que estaba haciendo de inmediato se acercó a detenerlo.

—Eres muy travieso, Sanji. Por un momento casi lo logras. —Lo empujó devuelta a la cama y se subió encima suyo.

—¡Suéltame! ¡Maldito! —Gritó asustado.

—No gastes energía aún. —Apretó las mejillas del rubio, al igual que se acercó a su clavícula y la mordió con fuerza escuchando un fuerte alarido.

Regresó a la puerta cerrándola con seguro, luego llevó la ropa hacia la cama y acomodó cada prenda alrededor de esta, fue un total deleite para sus ojos al tener a Sanji dentro de su nido. Continuó a quitarse la camisa aventándola en algún lugar de la habitación, subió devuelta a la cama forzando las piernas de Sanji para enseguida colocarse en medio de ellas. El rubio podía ver con horror la vista del otro, sus ojos estaban completamente oscuros y dilatados, las feromonas de excitación que emitía lo hacían sentir asfixiado.

—Detente...no lo hagas...

—Ya no hay vuelta atrás, Sanji, te follaré tan duro que lo único que saldrán de tus labios será mi nombre, anudaré en ti tantas veces que me suplicaras por más. —Colocó su cabeza en el vientre ajeno. —Aquí descansaran nuestros cachorros.

El alfa se encargó de rasgar las prendas que llevaba encima a excepción de su ropa interior, al tener el torso del rubio a su merced mordió y lambió cada parte de ese apetecible omega. El rubio aún seguía defendiéndose de él por lo que con una fuerza sobrehumana volteó a Sanji con el objetivo de morderlo, y así evitar que el otro siga luchando en vano por liberarse, Gin notó una gran marca de humedad en sus calzoncillos debido a la lubricación que incluso él podía sentir su pene ya despierto. Se acercó al cuello a lamberlo varias veces que cuando estuvo a punto de morderlo, unas manos se interpusieron por lo que lastimó estas.

—No lo hagas más difícil y déjame marcarte. —Trataba de apartar las manos ajenas.

—N-no las quitaré... —Seguía cubriendo su cuello.

Quítalas Sanji. —Utilizó la voz de mando, que fue inútil para Sanji desobedecerla al encontrarse tan vulnerable.

Todo iba a terminar de esa manera, siendo violado por su propio amigo y hacerse a la idea de formar un lazo con este hasta que uno de los dos muera. Ahora lo único que lamentaba era no haber podido pasar mas tiempo con Law.

—Law...

Un tremendo estruendo se escuchó en la puerta, esta había sido derribada por un joven de cabello negro que veía enfurecido a Gin, caminó hacia este y lo quitó de encima de Sanji. El fuerte bramido de los alfas hizo temblar la habitación y una pelea encarnizada estaba a nada de empezar.

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