Capítulo 12: ¡No, tú no!

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Advertencia: Los últimos cuatro capítulos (desde el capítulo ocho) son capitulos nuevos que debes leer para ponerte al corriente.

Narrador.

—Ada, vete de aquí —murmuró Meliodas. Su voz salió con frialdad, mirando un reflejo de sí mismo, su hermano Zeldris ya hacía delante suyo, observándolo con la misma mueca.

Ada abrió sus alas observando a su alrededor, y dispuesta a partir vuelto, sintió cómo las cadenas de uno de los mandamientos la ataron. No la aprisionaron, pero sí la retuvieron.

—Maldición... —murmuró al ver cómo habían escalado las cosas. Un poder mágico de esa magnitud nunca iba a pasar desapercibido para Los Diez Mandamientos.

—¿Lewin? ¿Qué sucede? —preguntó Elizabeth preocupada.

—Van a matarlos.. Matarán a los dis si no hago algo —murmuró frustrado. Él solo no era oponente en lo absoluto para Los Diez Mandamientos, pero sabía quiénes sí podrían emparejar esa pelea.

Soltó a Elizabeth de sus brazos caminando hacia el borde de la torre, poniéndose de pie. Abrió un acceso místico con una antigua piedra.

—¡Si vas a ir a la batalla, llévame contigo! —declaró Ban al verlo tan dispuesto a interponerse entre aquella pelea. Elaine quiso alegar, pero sabía que sería inútil.

—No, no iré a la batalla... Traeré refuerzos —exclamó con seriedad antes de entrar en aquella puerta misteriosa que se abrió delante de él. Una puerta sobrenatural que lo ayudaba a transportarse con rapidez de un lugar a otro.

Había un profundo silencio sepulcral con el que te podías cortar fácilmente en aquel lugar. Ada aterrizó dándose cuenta de la maldición que ahora poseía.

—Ada... —exclamó Zeldris tratando de llamarla.

—Tú no hables —murmuró con molestia. Sus ojos se mantuvieron al frente, pero Meliodas reconocía su tono de voz, sabiendo el repudio que sentía por Zeldris en este momento.

—No pretendemos meternos con la élite de las Valkirias, sal de nuestro camino, Ada—. Zeldris se mostró respetuoso. (A su manera).

Con un tono autoritario que solo él podría portar como líder de los mandamientos. Meliodas trataba de hablarle a su mujer, pero sabía que sería inútil. Solamente pudo limitarse a admirar la magestuosa figura de su amada desprender una luz segadora que distrajo.

Sus alas se abrieron sobre su espalda, pero esta vez, no estaban bañadas en sangre, cada fibra de ellas más filosa que la anterior. Ya no dolían.

—Parece que alguien a estado ocupada —murmuró Estarossa, mentalizándose para la sangre que iba a correr en ese momento. Ada se puso en posición de combate, sus alas se abrieron con los filos en dirección a los mandamientos.

Largo —murmuró. No estaba dispuesta a dejar a Meliodas solo en esta batalla. 

Su palabra quedó atorada en su garganta cuando Zeldris y Estarossa se abalanzaron contra ella en menos de un parpadeo. Ada exhaló por última en el último aliento que le dejaron para reaccionar.

Pateó a Zeldris lejos de ella, mientras que con Estarossa simplemente lo mando volando con un golpe de su ala. Gloxinia apareció ante sus ojos mirándola con rencor.

Te Protegeré Con Mi Vida | Meliodas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora