Capítulo 10: ¡Salvaste a mis hermanas!

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Meliodas.

Mi poder mágico había sido devuelto, traté de recomponerme moviéndome un poco esa pequeña conversación con los mandamientos me dejó con los pelos de punta. Había sido reprochado por mis compañeros, y corrido de Istar. Amargados, solo fue una simple bromita.

—¡Hola, mi amor! ¿Recuperaste tu poder mágico?

Escuché su hermosa voz a la distancia. Ada estaba sentada sobre el porche de la taberna, a su lado, Lewin estaba en una silla mirándonos con serenidad, vistiendo un hermoso vestido azul cielo, ¿O será verde lago? No importa, luce preciosa.

—Parece que no perdieron el tiempo, ¿Dónde consiguieron esos manjares? —preguntó el pequeño Gil. Ada tenía unas palomitas en sus manos, y Lewin dos manzanas acarameladas.

—¿Explotaron sus habilidades culinarias mientras nos partiamos el lomo entrenando?—exclamó King un poco a la defensiva. Puede que se hayan divertido un poco con la comida. Elizabeth llegó a mi lado con su nueva apariencia.

Lewin no perdió el tiempo, levantándose de su silla, caminando hasta nosotros, deteniéndose delante de Elizabeth. Yo me moví reconociendo a qué se debía ese acercamiento.

—Para ti, Elizabeth —susurró Lewin, entregándole una de las manzanas. Elizabeth la tomó con cuidado, sonriendo con dulzura. A alguien le gusta mucho la atención del emo.

—¡Muchas gracias! —exclamó sonrojada. Parece que ese idiota nunca pierde el tiempo. Suspiré rodando los ojos por estos tórtolos, y me senté a un lado de mi hermosa esposa.

—¿Quieres palomitas? —preguntó con amabilidad, sus ojos me veían con entera devoción, acariciando los mechones de mi cabello con su otra mano. No pude evitar perderme en la nebulosa oscura que eran sus hermosos ojos.

—De hecho, me gustaría algo más dulce —susurré con deseo, de forma que solamente Ada pudiera escucharme, tomando su mano con suavidad. Un sonrojo apareció en mis mejillas cuando entendió a que me refería, y se puso de pie entrando a la taberna, yo la seguí obedientemente.

Narrador.

—¿Cómo te fue en la prueba? —preguntó Lewin con curiosidad. Esperaba que no hayan sido tan duros con Elizabeth.

—¡Me fue increíble! Una hermosa flor floreció del tazón —explicó encantada, comiendo la manzana acaramelada sentada a un lado de Lewin, dentro de la taberna.

—No tan hermosa como tú supongo —declaró con amabilidad, acomodando uno de los mechones rebeldes en el cabello de Elizabeth, provocando su nerviosismo.

—Lewin, no debes ser tan amable...

—¿Acaso menti? —bromeó con coquetería. Una inocente, tampoco quería abrumar a Elizabeth con tantas emociones.

—¿Dónde está, Meliodas? —preguntó Gilthunder con curiosidad.

—Lo miré en la azotea junto con Ada —exclamó King con indiferencia, trataba de no pensar mucho en la relación que tenían esos dos para no abrumarse. Suficiente tenía con saber que ambos eran muy fuertes.

—¿Se molestará si usamos su cocina? —agregó, los manjares que habían preparado los hermanos llamaron su atención.

—¿Usarla para cocinar algo que no sea su basura? Adelante, por favor —replicó Hawk.

Sin dudas a Meliodas no le molestaba en lo absoluto que usaran su cocina. Mucho menos cuando estaba en un momento así. Si con eso evitaba que lo molestaran, adelante, úsenla, por favor.

Te Protegeré Con Mi Vida | Meliodas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora