Capitulo 9

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Nick la estaba esperando cuando, al rato, Noah bajó.
—Noah, me parece que deberíamos aclarar algunas cosas antes de reunimos
con los chicos esta noche.
Noah apretó los labios y ocultó sus verdaderos sentimientos respecto a lo que
había ocurrido recurriendo al sarcasmo.
—Olvida lo que ha pasado, Nick —dijo ella—. Ha sido simplemente un caso
de eyaculacion precoz, nada más. Quizá debieras solucionar ese pequeño problema
con tu amante. Lo cierto es que no tiene nada que ver conmigo.
—¡Maldita sea, claro que tiene que ver contigo! De repente, estás sollozando en
mis brazos como una niña pequeña y, al momento, prácticamente me estás rogando
que te haga el amor. No sé quién eres realmente.
Los ojos de ella brillaron.
—Tú también te comportas de forma contradictoria, Nick—. Yo creía que no
íbamos a tocarnos, pero mira lo que has hecho.
—Hemos sido los dos, no te hagas la inocente.
Noah arqueó las cejas.
—No del todo, Nick. Por lo que he podido ver, has perdido ciertas
habilidades.
Nick apretó los dientes y agarró las llaves que estaban en la consola del
vestíbulo.
—Eres una cualquiera. Estoy deseando que acabe esta farsa. De no ser por los
chicos, no tendría nada que ver contigo.
—Lo mismo digo, cielo —respondió ella vulgarmente.
Nick la condujo hasta el coche con el rostro ensombrecido de furia. Por fin, a
medio camino del colegio de los chicos, él rompió el silencio:
—Espero no tener que recordarte lo importante que es que disimulemos delante
de los chicos. Jamie y Bruno son inteligentes y se van a dar cuenta enseguida si nos
ven raros.
—No es necesario que me lo recuerdes. Y será mejor que dejes de mirarme
como si quisieras asesinarme con la mirada.
Llegaron al internado e, inmediatamente, Noah vio a su hermano bajando los
peldaños de la escalinata de la entrada acompañado del tutor, el señor Cartwright.
Bruno, el sobrino de Nick, bajaba detrás de ellos.
Nick le lanzó una mirada de advertencia antes de salir del coche y estrechó
la mano del señor Cartwright antes de saludar a los chicos.
Noah abrazó a su hermano y luego se volvió al sobrino de Nick, a quien le
ofreció la mano.
—Hola, Bruno. ¿Cómo estás?
—Bien —respondió el chico apenas rozándole la mano antes de meterse la suya
en el bolsillo de la chaqueta.
—Que se diviertan —dijo Kent Cartwright mirando a Noah y a Nick, antes
de dirigirse a los chicos—. Recordad lo que hemos hablado hace un rato. Si no se
soluciona este problema, el señor Tinson os va a expulsar a los dos.
—¡Eso no es justo! —protestó Jamie mirando a Bruno—. Ha sido él quien ha
empezado.
Bruno esbozó una sonrisa insolente.
—Empezaste tú al defender el comportamiento de una…
Nick le interrumpió con unas palabras en italiano antes de volverse al tutor.
—Mi esposa y yo solucionaremos esto, señor Cartwright —dijo Nick—.
Traeremos a los chicos de vuelta a las diez de la noche.
Noah enrojeció de vergüenza bajo la despreciativa mirada de Bruno. Se le
revolvió el estómago cuando entraron todos en el coche. No sabía cómo iba a poder
aguantar aquella noche.
—De todas formas, estoy seguro de que todo esto es mentira —dijo Bruno
desde el asiento trasero del coche una vez que hubieron emprendido el camino al
restaurante.
—¿Qué quieres decir, Bruno? —le preguntó Nick lanzándole una mirada
interrogante por el espejo retrovisor.
—Que no estáis juntos otra vez —contestó el chico.
—Eso no es verdad —dijo Nick, agarrando una mano de Noah y
llevándosela al muslo—. Claro que estamos juntos otra vez, ¿no, Noah?
Noah se pasó la lengua por los labios.
—Sí, claro que sí.
—Dijiste que jamás volverías con ella —declaró Bruno con desdén—. Después
de lo que ha hecho, yo tampoco lo haría. Es una sucia…
—Cállate, imbécil —le interrumpió Jamie.
Noah estaba a punto de echarse a llorar.
—Por favor, chicos… Por favor…
Nick la miró y, tras lanzar un juramento, llevó el coche a la cuneta de la
carretera, lo paró y abrazó a Noah.
—No te preocupes, tesoro —dijo él besándole la frente—. No hagas caso a lo
que diga mi sobrino. Bruno no se da cuenta de lo mucho que nos queremos.
Ella le lanzó una temblorosa sonrisa y aceptó el pañuelo que Nick le ofrecía
mientras deseaba con todo el corazón que aquellas palabras fueran sinceras.
—Lo siento…
—No, no eres tú quien tiene que disculparse —dijo Nick antes de volverse a
su sobrino—. Bruno, pide disculpas a tu tía por haberla insultado.
—Ella no es mi tía —respondió Bruno con desdén.
—Está casada conmigo y, por tanto, es tu tía —dijo Nick.
—Ya. Dime, ¿cuánto va a durar vuestro matrimonio? —Bruno sonrió
burlonamente—. Apenas llevabais un año de casados cuando esa…
Nick le interrumpió con una andanada de palabras en italiano que dejó a
Bruno con la boca cerrada. Sin embargo, la mirada que el chico lanzó a Noah estaba
cargada de desprecio.
El restaurante estaba cerca, por lo que la tensión del coche se alivió ligeramente
con el cambio de escenario.
Jamie se acercó a Noah mientras se dirigían a su mesa.
—¿Estás bien?
Ella le sonrió.
—Sí, estoy bien, Jamie. Lo que pasa es que todo ha sido emocionalmente
agotador. Ya sabes, me refiero a lo de volver juntos. Creía que sería imposible.
—Sí, yo también —dijo Jamie—. Pero, gracias a Dios, ya ha pasado. Estaba muy
preocupado por ti. Todos lo estábamos.
Todos menos Nick, pensó Noah.
—Cariño, siéntate a mi lado —dijo Nick tomándole la mano y conduciéndola
a la silla contigua a la suya.
Noah se sentó y ocultó el rostro detrás de la carta para protegerse de la mirada
del sobrino de Nick, sentado frente a ella.
La cena fue un suplicio. Los chicos no dejaban de discutir.
—Estás comiendo muy poco, cariño —le dijo Nick—. ¿O es que te apetece
algo que no es la comida?
Nick la miró con expresión insinuante.
Bruno alzó los ojos al cielo.
—Me estáis revolviendo el cuerpo —dijo el chico.
Nick miró a su sobrino fijamente.
—Bruno, tienes dieciocho años, los suficientes para comprender cómo son las
relaciones entre un hombre y una mujer. Noah y yo hemos estado separados durante
dos meses, es de esperar que queramos estar juntos el mayor tiempo posible.
—En ese caso, no perdáis el tiempo con nosotros —dijo Jamie en tono cordial—.
A pesar de lo que otros puedan pensar, a mí me parece genial que os hayáis
reconciliado. Noah estaba muy triste, ¿verdad, Noah?
—Sí… es verdad —respondió ella.
—Lo tiene bien merecido —dijo Bruno con otra mirada de desdén.
Noah, harta, clavó los ojos en el sobrino de Nick.
—Espero que nunca cometas errores en la vida de los que puedas arrepentirte,
Bruno; sin embargo, lo más probable es que no sea así. Cometí una equivocación y la
he pagado muy cara. Sé que a ti te resulta difícil comprenderlo y, al mismo tiempo,
admiro la lealtad que muestras con tu tío. En cualquier caso, quiero que sepas que
amo a tu tío y que jamás he dejado de amarle.
—Me parece que, acostándote con otro, es una forma muy extraña de
demostrarlo —replicó Bruno.
Nick fue a contestar, pero Noah le puso una mano en el brazo,
impidiéndoselo.
—No, querido, deja que conteste yo. Yo soy la responsable de lo que ha pasado.
—No quiero que te disgustes —dijo Nick—. Has estado enferma y lo has
pasado muy mal.
Pero Noah volvió a fijar los ojos en Bruno, aún con la mano en el brazo de
Nick.
—Bruno, no espero que me perdones por lo que hice, lo único que te pido es
que dejes a Jamie en paz. La culpa de lo que ha pasado la tengo yo, no él.
—Él cree que eres inocente —dijo Bruno con una mirada desdeñosa a Jamie.
—Es inocente —declaró Jamie—. Si mi hermana dice que no recuerda lo que
pasó, es porque no pasó nada. Es su palabra contra la de Garfh Merrick, él podría
estar mintiendo.
—No, no soy inocente —intervino Noah con un suspiro—. Fui impulsiva e hice
daño a mucha gente.
Nick  le estrechó la mano.
—Estás perdonada, cielo, te lo he dicho un montón de veces. Vamos, dejemos el
pasado atrás y miremos al futuro.
Bruno volvió a alzar los ojos al cielo.
—Sigo pensando que todo esto es una farsa y que, con ella, lo único que queréis
es que terminemos el curso sin que nos expulsen. Apuesto a que dentro de seis
semanas estaréis sin hablaros otra vez.
—Dentro de seis semanas, Noah y yo nos iremos de viaje para celebrar nuestra
segunda luna de miel —dijo Nick.
Noah, conteniendo su sorpresa, sonrió.
—Eso es. Nos marcharemos después de inaugurar mi exposición.
—¿Adonde vais a ir? —preguntó Jamie.
—Mmmm…
—A París —contestó Nick—. Es la ciudad preferida de Noah, ¿verdad,
cariño?
—Sí. Lo pasamos muy bien cuando fuimos allí.
Jamie, diplomáticamente, se miró el reloj y se aclaró la garganta.
—Bueno, lo siento, pero tenemos que volver al colegio. Aún tengo que hacer
unos ejercicios para mañana.
Noah suspiró para sí y Nick pidió la cuenta. No obstante, para ellos dos, la
noche aún no había acabado.

Esposa Inocente (adaptado) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora