—Hola, Garth —Noah se apretó el móvil al oído para amortiguar el ruido de los estudiantes que pasaban por el estudio—. Soy yo, Noah.
—Ah, hola, Noah —respondió Garth—. Iba a llamarte. Quería que fueras tú la primera en recibir la noticia.
—¿Qué noticia?
—Me voy a vivir a Canadá. Me voy a casar. Me iré dentro de un mes más o
menos.
—Felicidades. Mi madre mencionó algo respecto a que estabas viéndote con alguien del extranjero. No sabes cuánto me alegro por ti.
—Gracias, Noah —Garth se aclaró la garganta—. He oído que tú y Nick
habéis vuelto.
—Sí. Estoy muy contenta.
—Estupendo. Estupendo.
—Garth, ¿te parece que podríamos vernos para charlar un rato? ¿Mañana o así?
—Estoy bastante ocupado; ya sabes, planificando la boda y esas cosas…
—Es muy importante —dijo ella—. ¿Y esta noche?
—Escucha, Noah, lo mejor es que lo olvidemos todo. Es agua pasada, ¿de
acuerdo?
—Creo que estoy embarazada.
—Eso es maravilloso, Noah —dijo Garth—. Es absolutamente maravilloso. Me alegro mucho por ti. Siempre has querido tener un hijo.
—Garth… no lo entiendes —Noah tragó saliva—. Podría ser tuyo…
Se hizo un tenso silencio.
—Garth, ¿me has oído?
—Sí… Sí, te he oído.
—No sé qué hacer. Estoy muy asustada.
—Noah, no puede ser mío.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —preguntó ella.
—¿De cuántas semanas estás?
—No lo sé, aún no me he hecho siquiera la prueba del embarazo. Lo he estado retrasando. Tengo miedo de decírselo a Nick.
—Deberías ir a que te viera un ginecólogo —dijo él—. Estoy seguro de que me dejará fuera cuando eche las cuentas.
Se hizo otro silencio.
—Garth, Nick no me ha perdonado. No estamos juntos otra vez, sólo
fingimos estarlo por Bruno y por Jamie.
Noah le explicó la situación y luego añadió:
—Esto va a complicar mucho las cosas. Necesito comprender cómo ocurrió, ya sabes que no recuerdo nada.
—Ya te dije lo que pasó.
—Dímelo otra vez, con todo detalle. No me importa lo embarazoso que pueda ser. Tengo que comprender qué fue lo que me condujo a…
—Lo siento, pero tengo que dejarte, Noah. Estoy esperando una llamada de Mischa en cualquier momento.
—Garth, por favor, yo…
—Déjalo ya, Noah —dijo Garth, interrumpiendo—. No tiene sentido seguir por este camino. Tengo que dejarte. Adiós.
Noah se quedó mirando a su teléfono móvil, sin comprender su silencio.
La casa estaba muy silenciosa cuando regresó, lo que la hizo sentirse
desesperadamente sola.
Subió a la habitación, sacó del bolso la caja con lo necesario para la prueba del embarazo y se la quedó mirando durante unos segundos. Quería saber si estaba embarazada y, al mismo tiempo, olvidarse de todo. Era una cobardía, lo sabía, pero acabó metiendo la caja en el cajón donde guardaba su ropa interior, debajo de las prendas de encaje y seda.
Lanzó un suspiro, se acercó a la cama, donde había dejado el bolso y sacó el
teléfono móvil.
—Mamá, ¿tienes tiempo para hablar un momento? —preguntó Noah cuando su madre se puso al aparato.
—Ah, me alegro de que hayas llamado, Noah —dijo Robyn en tono animado—.
Te he llamado hace un rato, pero estabas comunicando. He hablado con Nick para invitaros a que vinierais a cenar esta noche y ha aceptado la invitación.
—Por lo que tengo entendido, no sería la primera vez —comentó Noah con
cierta ironía.
—Espero que no estés enfadada porque hayamos seguido viéndonos con él — su madre suspiró—. Nick ha consentido que vuelvas con él y deberías estar agradecida, aunque no sé cuánto tiempo va a durar la reconciliación.
A Noah le dio un vuelco el corazón.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Noah.
—Ya sabes cómo eres, Noah. Me da miedo que vuelvas a estropear las cosas.
—Gracias por la confianza que tienes en mí, mamá. Es justo lo que a una chica le gusta oírle decir a su madre.
—Noah, no eres insegura, eres inmadura —dijo Robyn—. Has tenido todo lo que se puede comprar con dinero y sigue sin ser suficiente para ti. Por el amor de Dios, ¿qué más quieres de nosotros?
Noah sintió unas lágrimas aflorar a sus ojos.
—Lo que quiero es que me aceptéis tal y como soy. ¿Es pedir demasiado?
—Estás diciendo tonterías otra vez, Noah. Tu padre y yo hemos hecho lo que hemos podido por apoyarte, pero pareces incapaz de reconocerlo.
—¿Me quieres, mamá? —preguntó ella.
—¿Qué clase de pregunta es ésa?
—La clase de pregunta que una hija insegura siente la necesidad de hacer de vez en cuando.
—Noah, no le encuentro sentido a esta conversación —declaró Robyn—. De
todos modos, claro que te quiero. Eres mi hija.
—¿Y papá, me quiere?
—Noah, por favor, esto es ridículo… :
—¿Me quiere?
—Claro que te quiere.
—Nunca me lo ha dicho. No me lo ha dicho ni una sola vez.
—Ya sabes que tu padre no es expresivo respecto a sus sentimientos —contestó Robyn.
—Pero es muy cariñoso con Jamie.
—Sí, pero eso debe de ser porque Jamie es un chico —dijo su madre—. Y ahora, deja de hacer preguntas tontas. Hasta esta noche, a las siete.
—Mamá…
—Noah, tengo que ir a ver cómo va el asado.
—¿Es una pierna de cordero más importante que tu propia hija?
Robyn lanzó un suspiro.
—¿Tienes problemas con Nick?
—No —mintió Noah—. Es sólo que estoy algo sentimental. «Y creo que estoy embarazada, pero no sé quién es el padre», añadió Noah para sí.
—Nick es un buen hombre, Noah. Muy pocos matrimonios sobreviven
después de que la esposa haya sido infiel. Deberías estar muy agradecida, mucho.
—Lo estoy.
—Hasta esta noche. A propósito, los chicos van a venir también. Tu padre va a ir a recogerlos al colegio —dijo Robyn—. Y otra cosa, he preparado tu postre preferido.
Noah se pasó una mano por los ojos.
—Gracias, mamá.
Noah dejó escapar un suspiro mientras dirigía la mirada hacia el armario. Tras unos momentos de duda, se acercó al cajón de la ropa interior, sacó la caja que había dejado allí hacía unos minutos y, con ella en la mano, se fue al cuarto de baño.
Nick encontró a Noah en el salón, sentada en el borde de uno de los sofás y mordiéndose lo que le quedaba de las uñas. Al verle, se quitó la mano de la boca y se sonrojó.
—Mamá me ha dicho que te ha llamado para invitarnos a cenar —dijo ella—.
Los chicos también van a ir.
—Sí. Pero si no te apetece ir, pondremos una disculpa.
—No, es mejor que vayamos —respondió Noah mirando al suelo.
Nick se acercó a ella y le puso una mano en el hombro.
—¿Qué pasa, Noah?
Noah alzó los ojos y le miró.
—Nada. Es sólo que estoy algo cansada y baja de moral.
«Y embarazada». La caja, después de haberse hecho la prueba, estaba en un estante del armario, debajo de los jerseys. Esperaba que Marietta no la encontrara accidentalmente.
Necesitaba tiempo para prepararse antes de decírselo a Nick.
—Te he comprado un coche —dijo Nick, interrumpiendo el momentáneo
silencio—. Lo van a traer mañana por la mañana a primera hora.
Noah esbozó una sonrisa forzada.
—Gracias… pero no deberías haberte molestado. Estoy acostumbrada al
transporte público.
—Preferiría que utilizaras el coche que te he comprado —dijo él—. No me
gustaría que los periodistas empezaran a hacer comentarios sobre por qué mi esposa va en tranvía mientras yo dispongo de un coche lujoso y también de chófer cuando quiero.
—Así que es por las apariencias, ¿eh? —dijo ella con amargura.
—Naturalmente —contestó Nick—. Pero lo estamos haciendo por los chicos,
¿no?
—Sí, tienes razón. En fin, creo que deberíamos irnos ya —dijo Noah con voz algo ronca—. Mamá se está tomando muchas molestias con la cena y no me gustaría llegar tarde.
Llegaron con algo de retraso a casa de los padres de Noah, pero su padre, Bruno y Jamie habían llegado hacía poco y aún estaban sirviéndose las bebidas.
Jamie se acercó a Noah, una vez que todos tuvieron una copa en la mano, y le sonrió cariñosamente.
—Estoy feliz. Hace meses que no venía a casa.
—¿Tan mal te encuentras en el internado? —le preguntó ella con preocupación.
—No —respondió Jamie—. Bueno, últimamente las cosas no han ido muy bien, pero se están empezando a arreglar.
Noah lanzó una mirada a Bruno, que parecía estar siendo amonestado por su tío.
—Bruno no parece muy contento de estar aquí esta noche —comentó ella.
—Ya. Para él es como estar en el campamento enemigo —dijo Jamie—. Siento lo que te dijo la otra noche. A mí me dieron ganas de darle un puñetazo.
—No te preocupes, ahora que Nick y yo estamos juntos, se le acabará
pasando.
Jamie la miró fijamente a los ojos.
—¿Es de verdad, Noah? —preguntó su hermano—. No lo estaréis haciendo por nosotros, para que pasemos los exámenes y esas cosas, ¿verdad?
A Noah le costó un gran esfuerzo mantenerle la mirada a su hermano.
—Jamie, no te preocupes, estamos juntos porque queremos estarlo.
—Eso le he dicho a Bruno, pero él no está convencido del todo —dijo Jamie.
—¿Cómo crees que podríamos convencerle? —preguntó Noah.
Jamie se quedó pensativo un momento.
—¿Se os ha ocurrido repetir públicamente los votos matrimoniales?
Noah lanzó una mirada en dirección a Nick y le dio un vuelco el corazón al
ver que él la estaba mirando también. Al momento, forzó una sonrisa antes de volver a dirigirse a su hermano.
—No hemos hablado de ello, pero quizá deberíamos consultarlo con Nick.
—¿Consultar qué conmigo? —preguntó Nick rodeándola la cintura con un brazo.
Jamie le sonrió.
—Estábamos hablando de por qué no repetís los votos matrimoniales.
Nick miró a Noah.
—¿Qué te parece, querida? ¿Te apetece ir de novia por segunda vez?
Noah se humedeció los labios.
—No creo que sea necesario…
—Ya os he dicho que la reconciliación no es de verdad —dijo Bruno uniéndose a ellos—. Noah no lo hará porque, tan pronto como se le presente la ocasión, volverá con su amante.
—Bruno, te he advertido que no hables así a tu tía…
La mirada desafiante de Bruno interrumpió la reprimenda de su tío.
—¿Por qué no le miras el teléfono móvil? —sugirió Bruno—. Mira las llamadas que ha hecho y te garantizo que verás que se ha puesto en contacto con él.
Noah estuvo a punto de desvanecerse en ese instante. Presa del pánico, lanzó una mirada a su bolso, donde el teléfono móvil contenía la evidencia.
—Te equivocas —dijo Nick—. No necesito hacer semejante cosa. Confiamos el uno en el otro y hemos dejado él pasado atrás.
—Yo no me fiaría de una cualquiera —dijo Bruno en un susurro que pudo
llegar a los oídos de los que estaban a su lado.
—¡La cena está lista! —anunció Robyn alegremente—. Venga, chicos, sentaos.
Nick retuvo a Noah mientras los chicos se sentaban a la mesa.
—Esto no está saliendo como pensábamos —le dijo él en un susurro—. Vamos a tener que esforzarnos algo más.
—¿Qué sugieres que hagamos? —preguntó ella con expresión preocupada.
—No lo sé, pero vamos a tener que hacer algo y pronto —contestó Nick
llevándola hacia la mesa.
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Esposa Inocente (adaptado)
Romance¿Creería que se había quedado embarazada de otro hombre... o podría aquel bebé arreglar su matrimonio para siempre? En opinión de Nick Leister, todo parecía indicar que Noah Morgan le estaba siendo infiel... y nadie se atrevía a burlarse de un itali...