De haber tenido más tiempo para prepararse y defenderse del ataque de la boca de Nick, no habría respondido tan apasionadamente, se dijo a sí misma más tarde.
La boca se le transformó en mil lenguas de fuego tan pronto como entró en contacto
con él. El cuerpo empezó a latirle de deseo.Noah sintió en el cuerpo la fuerza de la erección de Nick mientras la lengua
de él conquistaba la suya. Gimió del placer que le producía tenerle tan fuera de control, tan apasionado a pesar de lo que opinaba de ella.Nick la besó con loca pasión, recordándole lo que la haría sentir cuando la penetrara. Y el cuerpo de ella se preparó para el asalto mientras Nick la conducía al suntuoso salón.
La tumbó en la alfombra que había a sus pies y empezó a desnudarla.
Noah lanzó un grito cuando Nick le cubrió un pezón con la boca y empezó a lamérselo. Ella entrelazó las piernas con las de Nick y alzó el cuerpo para sentir más la fuerza de la potencia que tanto deseaba.Nick ya no la amaba, pero ella podía demos trarle de aquella manera lo
mucho que le quería, podía demostrárselo con sus caricias, con el anhelo que mostraba de que él la poseyera.Nick levantó la cabeza de los pechos de ella y la miró a los ojos.
—Dime que me deseas, Noah —le ordenó Nick mientras empezaba a
acariciarla íntimamente.
—Te deseo…
—Más alto.
—¡Te deseo!
Un brillo triunfal iluminó los ojos de él.
—Pronuncia mi nombre. Dilo, Noah, di a quién deseas.
Ella estaba a punto de sollozar de desesperación mientras los dedos de Nick
continuaban excitándola.
—Te deseo, Nick… No sabes cuánto te deseo…
Noah tembló con el orgasmo. Se sintió liviana y ligera, toda feminidad en los
brazos de Nick.Abrió los ojos y se encontró con los de él, sus oscuras profundidades le
causaron inseguridad.
—¿En quién pensabas al alcanzar el éxtasis? —preguntó Nick.
Noah frunció el ceño.
—¿Por qué me preguntas eso?
Nick le cubrió un pecho con la mano.
—Quiero que sólo pienses en mí, ¿me has entendido? En mí. No en un amigo de tu infancia.Noah jadeó cuando él empezó a moverse dentro de su cuerpo mientras le besaba la temblorosa carne desde los pechos a los muslos. Sabía lo que le estaba esperando y se estremeció de anhelo. La primera caricia de la lengua de Nick la
hizo arquear la espalda, la segunda la hizo aferrarse a él, las siguientes la dejaron sin respiración. Jadeó, se retorció y gritó mientras su cuerpo entero se sacudía con el segundo orgasmo.Apenas se había recuperado cuando Nick empezó a dar empellones dentro
de ella acompañado de gruñidos de placer y, una vez más, la llama del deseo se encendió en ella. Se abrazó a él mientras Nick volvía a acercarla a la cima del placer.La boca de Nick acalló sus gritos de éxtasis. Noah sintió su cuerpo lleno con la fuerza del orgasmo de él.
Por fin, cuando ambos hubieron recuperado la respiración, Nick se
incorporó ligeramente apoyándose en un codo y se la quedó mirando.
—¿Alguna vez Merrick te ha provocado tres orgasmos seguidos?
Noah cerró los ojos, con el dolor y el sufrimiento lacerándola.
—Por favor, Nick, para.
—Mírame.
Noah cerró los párpados con más fuerza.
—No.
—¡Mírame! —gruñó él.
Noah abrió los ojos, llenos de lágrimas.
—¿Por qué te empeñas en estropear lo que acaba de ocurrir? Estás haciendo que parezca sórdido.
Nick salió de ella con un rápido movimiento, se puso los pantalones y la miró con desdén.
—Porque es sórdido —respondió él—. Puro sexo, nada más.
Las palabras de Nick se le clavaron en el corazón. ¿Cómo podía ser tan
cruel?, pensó mientras recogía su ropa. Había hecho el amor con Nick porque le amaba, era así de sencillo.
—Supongo que debería habértelo preguntado antes, pero… ¿Sigues tomando la píldora? —preguntó Nick.
Noah, que estaba abrochándose el sujetador, se quedó inmóvil
momentáneamente. Por fin, terminó de abrochárselo y alzó la barbilla.
—He notado que no te has tomado la molestia de utilizar un preservativo.
Espero que no me pases ninguna infección que te haya podido pasar alguna de tus numerosas amantes.
—Si a alguno de los dos debiera preocuparle eso, sería a mí en todo caso — respondió él fríamente.
Ella le lanzó una gélida mirada.
—Eres un sinvergüenza.
—No has respondido a mi pregunta. ¿Estás tomando la píldora sí o no?
Noah evitó mirarle a los ojos. Hacía semanas que no tomaba la píldora.
—Noah…
—Ah, sí… no te preocupes, no hay peligro.
—Si hay alguna duda, será mejor que me lo digas ya —insistió Nick—. Si
concibieras, sería muy difícil…
—Vamos, dilo, Nick. No te molestes en ahorrarme sufrimiento —dijo ella
con amargura.
—No sé a qué te refieres. Lo único que iba a decir es que…
—Sé lo que ibas a decir —le interrumpió Noah—. Ibas a decir que sería muy difícil saber quién es el padre, ¿no?
—Por lo que sé, eso sería muy fácil de resolver, sólo se necesitan unas sencillas pruebas, nada más. Pero no, no iba a decir eso.
Noah se retractó:
—Ah, yo… perdona. Creía que…
—Iba a decir que sería muy difícil seguir con el proceso de divorcio si te
quedaras embarazada. ¿No te parece?
Sorprendida, Noah le miró fijamente a los ojos.
—¿Estás loco?
—No, no estoy loco. Sólo pienso en la posibilidad de un recién nacido en medio de un divorcio —contestó Nick.
—Un niño no es algo con lo que solucionar problemas matrimoniales —dijo ella—. Además, creo que nada podría ser peor para un niño que criarse con unos padres que se odian.
—¿Qué harías si ocurriera?
—¿Si me quedara embarazada?
El asintió.
Noah tragó saliva mientras trataba de recordar la última vez que había tenido el periodo y se vio presa del pánico cuando sumó las semanas.
¿Era posible que hubiera transcurrido tanto tiempo?
Prefirió no pensar en ello.
—No va a ocurrir, Nick —dijo ella, preguntándose si no habría ocurrido ya.Hacía dos meses que no menstruaba, lo que significaba… ¡No, no! ¿Sería
posible que ni siquiera pudiera estar segura de quién era el padre?
Nick frunció el ceño al ver la expresión confusa y abatida de Noah. De repente, se había puesto muy pálida.
—Vete a la cama, Noah, se te ve muy cansada. Tienes cara de no haber dormido en semanas.
«Ocho semanas sin el periodo», pensó Noah mientras se dirigía hacia la puerta.
—¿Vienes tú también? —preguntó ella.
—¿Todavía no te sientes satisfecha, Noah? —preguntó él con expresión
insinuante.
Noah enderezó los hombros y le miró a los ojos.
—No me daré por satisfecha hasta que no me mires con respeto en vez de con
odio en los ojos —respondió ella.
Nick esbozó una sonrisa burlona.
—En ese caso, tesoro, vas a tener que esperar sentada.
—No me llames tesoro, no soy tu tesoro —dijo ella enfadada—. Más bien, soy el trapo con el que te limpias los pies.
Nick la miró sin compasión.
—Ni yo mismo lo habría explicado mejor —dijo él con sonrisa sardónica.
Tras esas palabras, Nick salió de la estancia, cerrando la puerta tras de sí
sigilosamente.
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Esposa Inocente (adaptado)
Romansa¿Creería que se había quedado embarazada de otro hombre... o podría aquel bebé arreglar su matrimonio para siempre? En opinión de Nick Leister, todo parecía indicar que Noah Morgan le estaba siendo infiel... y nadie se atrevía a burlarse de un itali...