Capítulo 1.2

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(Esta sería la segunda parte del primer capítulo, el cual dividí en dos por falta de tiempo. Espero que lo disfrutéis)
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El sonido metálico del entrechocar del acero resonaba en aquel claro, un amplio espacio entre los árboles del bosque.

Bell, con diez años, con el torso descubierto y empapado en sudor, vestido con unos pantalones de cuero y armado con sus espadas encadenadas, intercambiaba golpes con una figura alta que se mantenía en el centro del lugar.

La persona en cuestión era una mujer, por la forma de su figura y la longitud de su cabello, pero sus rasgos estaban ocultos tras una capa de sombras.

Tan solo podían entreverse unos ropajes de cuero y piel y una imponente hacha en sus manos, un arma cuyo filo brillaba con glifos azulados.

El albino se movía alrededor de la mujer, lanzando ataques a distancia con sus espadas, lanzándolas lejos con las cadenas, que brillaban al rojo vivo como si estuvieran ardiendo.

Los golpes de las espadas eran rápidos y certeros, pero la mujer, sin siquiera moverse, simplemente alzaba su hacha con una sola mano, bloqueando las espadas.

-¿Eso es todo, Bell?- Dijo la mujer, en cuya voz podía notarse un tono de desdén

-Tch- El chico, tras hacer retroceder las cadenas, agarró con sus manos las empuñaduras de sus espadas, y en esta ocasión se lanzó directo hacia su contrincante.

Sus intentos de sortear sus defensas a distancia no habían funcionado, así que había llegado el momento de atacar de frente.

Como personalmente el prefería luchar...

Con un grito feroz que resonó por todo el claro, Bell corrió hacia la mujer, y saltando hacia ella, lanzó un tajo con sus armas.

La guerrera alzó el hacha y detuvo el ataque de Bell, pero este giró sobre si mismo y lanzó una patada en dirección a su rostro.

Sin cambiar su postura, la mujer giró a un lado su cabeza y evitó el golpe de Bell, el cual acabó aterrizando a su espalda.

Sin perder el tiempo, el chico se levantó y corrió de nuevo hacia la guerrera, la cual se había girado, y bloqueó el siguiente ataque de Bell.

Este había lanzado un tajo con la espada en su mano derecha, y trató, con la izquierda, de efectuar una estocada sorpresa contra el costado desprotegido de la guerrera.

Sin embargo, a una velocidad que Bell no pudo notar, la mujer agarró su mano y lo estampó contra el suelo.

El chico gritó de dolor cuando su cuerpo chocó bruscamente contra el suelo, pero cuando intentó incorporarse para volver a atacar, la mujer colocó el filo del hacha junto a su cuello.

-Muerto-

Ante esto, Bell suspiró, mientras se incorporaba después de que la guerrera apartara su hacha, sentado sobre la hierba.

-Maldición, creía que esta vez te tenía, tía-

-Nunca des nada por sentado, Bell- Comentó la mujer, mientras guardaba su hacha

-Un guerrero siempre debe estar atento a cualquier ataque, por imprevisto que parezca, y estar listo para reaccionar, no lo olvides-

El chico asintió, recogiendo sus espadas y colgándolas a la espalda del arnés de cuero en su torso.

El Héroe de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora