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Sirius saludó a Remus mientras pasaban frente a la cafetería y el castaño limpiaba las mesas de afuera.

-Apa, ¿Quién es este?- preguntó James, quién caminaba a la izquierda de Sirius.

-Nadie.

-Quedémonos.

-¿Qué? No, además tenemos que ir a buscar a Harry.

-Bueno... A la vuelta nos quedamos.

-¿Tantas ganas tenés de tomar café?

-Sí...

Por supuesto que Sirius no le creyó nada, él podía ser un mal mentiroso, pero James era peor.

[...]

A la vuelta volvieron a pasar por enfrente de esa cafetería. Esta vez si se quedaron a pedido de James, en realidad más que pedido fue una suplica pero eso nunca lo admitiría.

Se sentaron en las mesas de afuera, esperando a que algún mesero los atendiera. Sirius rogaba que vaya Remus.

El castaño salió por la puerta con las cartas en su mano y se dirigió hacia la mesa de los dos veinteañeros y el bebé de apenas un año.

-Chicos, les dejo las cartas.

-Yo voy a pedir una chocolatada- dijo James intentado que eso suene más serio de lo que realmente era. 

-Bueno, entonces ¿una chocolatada y un café negro sin azúcar?

-Exacto.

-¿Algo más, les puedo ofrecer algo para comer?

-No, estamos bien.

Remus volvió a entrar con las cartas en su mano.

-¿Cómo sabía lo que ibas a pedir?- preguntó James sorprendido por lo que había pasado, su amigo siempre había pedido lo mismo desde que tenía dieciséis años, pero de ahí a que lleguen a una cafetería y sepan exactamente qué cosa iba a pedir era raro.

-No sé- contestó Sirius restándole importancia a la situación.

-No te hagas el boludo, dale.

-Bueno, ya vine varías veces acá.

-¿Cuándo que yo no me di cuenta?

-Eso es porque sos un despistado que no sabe ni dónde está parado.

-Bueno che.

Café negro, sin azúcar//WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora