NARUTO

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No recuerdo la última vez que estuve solo en Nochevieja

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No recuerdo la última vez que estuve solo en Nochevieja. Puede que nunca lo haya estado. Tenía varias opciones para esta noche. Ninguna me interesaba; no podía dejar de pensar en una morena tímida que podría estar o no interesada en mí. Rayos. No me había sentido tan inseguro con respecto a una mujer desde el instituto. Incluso entonces me lo ponían fácil.

Hinata no es fácil. En ningún sentido. Y, además, está Sasuke. No creo que lo de pedirme que me mantenga lejos de ella haya sido una broma. Su opinión no dicta mi vida, pero ¿hasta dónde quiero llegar? ¿Vale la pena cabrear a Sasuke por una aventura con la atractiva señorita? 

No, en realidad no. Cuando lo nuestro termine, ¿le importará tener que verme todos los días en el trabajo? Eso nunca ha sido un problema para mí, pero creo que Hinata no se parece a las chicas de la oficina con las que normalmente me acuesto.

Salgo de mi ensimismamiento cuando alguien me llama; la voz resuena con fuerza en el vestíbulo de mármol del Ritz-Carlton. Echo un vistazo al ascensor que se acaba de abrir delante mí y borro la expresión de irritación de mi cara antes de darme la vuelta. 

Estaba a unos segundos de llegar a la seguridad de la fiesta y rodearme de personas. Ahora estoy atrapado a solas con quien sea que me llama, y yo ya sé que no estoy interesado. Confirmo lo que siento cuando la chica añade «Yuju, Naruto» justo cuando me giro. Dios mío. ¿Yuju? ¿Esta mujer va en serio?

Me doy la vuelta y me sorprendo al ver que no es una mujer, sino tres.

Normalmente no ligan conmigo de tres en tres, pero no puedo decir que no haya ocurrido antes. ¿Conozco a la mujer que me llama y me saluda con la mano? Creo que la he visto antes, pero no recuerdo dónde. Probablemente sea alguien de publicidad. Todos los de ese departamento son jodidamente molestos. 

¿Conozco a alguna de estas mujeres? Sonrío con amabilidad y miro a las otras dos. Una chica guapa de pelo rubio y una morena que quita el hipo. No, no es una morena que quita el hipo. Mierda, es Hinata, una versión apenas vestida de Hinata. Válgame Dios.

Se acercan y Hinata me presenta a las otras dos: la novia de Sasuke y la amiga de la novia. No me interesan demasiado las presentaciones, no cuando Hinata lleva una maldita falda que es veinte centímetros más corta que cualquier otra cosa con la que la haya visto. 

Lleva una chaqueta sin nada debajo. Abotonada, pero hay la suficiente piel expuesta como para saber que si metiera la mano para cogerle la teta descubriría que lleva un strappless como sujetador. Mierda, ahora tengo esa imagen en la cabeza.

—¿Entonces has venido solo? —pregunta Sakura, que interrumpe el repaso que estoy dando a la ropa de Hinata, o al casi inexistente atuendo. Esta chica es una entrometida. Y voy a arriesgarme y suponer que también es un poco mandona.

—Sí —respondo, y la observo mantener una conversación en silencio con su amiga Ino. Le lanza una mirada y se encoge de hombros.

Fascinantes criaturas, las mujeres. No estoy seguro de en qué están de acuerdo o sobre qué están discutiendo, pero no me importa una mierda. ¿Cómo es que nunca me había dado cuenta de lo largas que tiene las piernas Hinata? No tendría problemas para rodearme con ellas y unir los talones.

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