NARUTO

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¿Por qué diablos va a salir con Kiba el viernes? Es ridículo

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¿Por qué diablos va a salir con Kiba el viernes? Es ridículo. ¿Qué tiene él que no tenga yo? No puede estar tirándoselo. Bueno, sí podría... no le hemos puesto una etiqueta a lo que está pasando entre nosotros, así que es posible. 

Pero no es probable. Teniendo en cuenta cómo se sonroja cuando la toco. La falta de condones en su piso. Y sé que solo con pensarlo me convierto en un idiota, pero no parece el tipo de chica que se acuesta con más de uno en la misma semana. Así que no, no creo que se esté acostando con Kiba.

Es abogado. Probablemente eso atraiga a las mujeres, ¿no? Pero yo soy el director financiero de una empresa multimillonaria. Estoy por encima de un abogado, ¿no? Mierda, ni siquiera es jefe de nada, ni de cerca. ¿Cuánto tiempo lleva ese tipo trabajando aquí? 

Abro el buscador de mi ordenador y accedo a los informes de los empleados de la empresa. Kiba Inuzuka. Se graduó de la Facultad de Derecho y empezó a trabajar aquí hace cinco meses. ¿Qué clase de idiota soy por hacer esto?

Debería invitarla a salir. Kiba la ha invitado a salir. Debería dejar de acostarme con ella en el despacho y tener una cita con ella. ¿Y cómo hago que la dulce Hinata acceda a tener una cita conmigo?

Tamborileo sobre el escritorio con los dedos. Creo que me ha estado evitando durante toda la semana. Desapareció el martes después de la aventura que tuvimos en mi despacho y, desde entonces, ha sido todo intriga y misterio.

Podría conseguir su número de teléfono de la base de datos de la empresa y empezar a mandarle mensajitos subidos de tono, pero creo que eso la asustaría.

Quiero llevarla a cenar a algún sitio agradable, y quizá a algún espectáculo. Debería conquistarla, llevarla a Tokio el fin de semana. Tirar la casa por la ventana y convencerla para que me dé una oportunidad. 

Porque quiero estar con Hinata. Me gusta Hinata, rayos. Y soy un maldito idiota por pensar que una aventura de una noche con ella sería suficiente. 

Empezaré con un almuerzo. Hoy. No me molesta que esta noche tenga una cita con Kiba. La llevaré a almorzar y me aseguraré de ser lo único en lo que piense esta noche. 

Echo un vistazo al reloj mientras marco su extensión y espero a que conteste, pero salta el contestador. Mierda, no quiero que sea demasiado tarde, así que me alejo del escritorio y me levanto. Tendré que pasar por su oficina como si nada e intentar pillarla.

El escritorio de Shino está al lado de mi despacho. Me detengo cuando paso junto a él. Hinata suele comer con él la mayoría de los días.

—Shino —digo, y luego me detengo. ¿Puedo preguntarle sin más si va almorzar con ella hoy? ¿Y entonces qué? ¿Le digo que me apunto?

—¿Qué pasa, chico lindo?

—¿Puedes dejar esa mierda de «chico lindo»? Ya lo hemos hablado.

—Tranqui, no te pongas nervioso, hombretón. Estoy casado. —Gruño y me froto la frente—. ¿Qué necesitas? —pregunta, y vuelve a dirigir la atención al ordenador que tiene delante; ya se ha aburrido de mí.

Sé que me recordará lo que estoy a punto de decir una y otra vez, pero...

—¿Vas a almorzar con Hinata hoy? —pregunto antes de pensármelo mejor.

Shino deja de teclear de inmediato y gira la silla por completo antes de dar una palmada en el escritorio para quedarse quieto. Luego, cruza las piernas, apoya el codo en la rodilla y la barbilla sobre el puño.

—No —contesta, pero alarga la palabra mientras inclina la cabeza y espera mi siguiente movimiento.

—Suéltalo ya, Shino.

—Ya se ha ido. Estará fuera todo el fin de semana —dice con una sonrisa mientras observa atentamente mi reacción.

Todo el fin de semana, ha dicho. No solo esta noche. Pienso en ello un segundo. Sí, es viernes, pero por la forma en que ha dicho fin de semana es evidente que debo leer entre líneas. Un momento, ¿va a pasar el fin de semana con Kiba? ¿El fin de semana? ¿Qué caraj...?

—¿El fin de semana? —repito, e intento sonar todo lo despreocupado que puedo.

Sip —responde. Lo está disfrutando.

Siento que me da un tic en la mandíbula y meto las manos en los bolsillos mientras pienso en qué hacer a continuación.

—Eres un idiota —dice Shino.

—¿Disculpa?

—Es usted un idiota. ¿Mejor? —vuelve a intentar.

—Solo dime cuánto le gusta Kiba, Shino. No tengo tiempo para tonterías. —Dios mío, ¿voy a tener que recurrir a los consejos sobre mujeres de mi asistente gay? ¿En qué demonios se ha convertido mi vida? 

Hinata lo ha puesto todo patas arriba.

—No le gusta Kiba. Le gustas tú. Está enamorada de ti desde hace una eternidad, y estoy rompiendo el código de chicas al contarte esto.

—Entonces, ¿por qué diablos va a pasar el fin de semana con Kiba? — pregunto, ignorando lo del código de chicas.

—Sabes que Hinata es una buena chica. No sabe qué hacer con un hombre que se la folla en el despacho pero nunca la invita a cenar —continúa Shino. Por lo visto, se ha acabado lo del código de chicas—. Las mujeres son criaturas complejas, Naruto. Piensan que cuando un hombre se toma el tiempo de invitarlas a salir significa algo. Piensan que solo estás interesado en el sexo. 

Él entrecierra los ojos en mi dirección »—. Obviamente ese no es el caso, pues, teniendo en cuenta la manera en que miras a esa chica, está claro que ya estás medio enamorado de ella.

Mi asistente gay me está dando consejos sobre chicas, sí.

—Ya que lo sabes todo, ¿te importaría decirme adónde se ha ido con Kiba?

—A la boda de Tenten.

—¿Quién diablos es Tenten?

—¿Hola? Trabaja aquí. En ventas.

Me encojo de hombros. No tengo ni idea de quién habla.

—¿Sabes qué? Si hubieras aceptado mi sugerencia de informarte sobre los rumores de la empresa durante los Miércoles de chismes no estarías tan perdido ahora mismo. 

Voy a matarlo antes de que esta conversación termine.

»—. Pues Tenten, la de ventas, se casa este fin de semana. Con un jugador de golf profesional. Es la única excusa para tener que casarse en enero, ¿cierto?—Shino sacude la cabeza con incredulidad—. Se casan en Konoha en enero. Es ridículo.

—Shino, ¿esta historia lleva a alguna parte?

—No es culpa mía que seas el último en enterarte de los chismorreos de la empresa. Estoy poniéndote en situación, Naruto.

—¿Podemos saltar hasta la parte en la que me explicas por qué Hinata tiene una cita con Kiba?

—No tienen una cita, Naruto —responde Shino, sin esconder lo exasperado que está—. Ambos están invitados. El prometido de Tenten es el primo de Kiba. El mundo es un pañuelo, bla, bla, bla. El ensayo en la iglesia es esta tarde.

»— Si te marchas ahora, podrás alcanzarla antes de que se pase la tarde sentada al lado de Kiba en la cena de ensayo. Porque aunque a Hinata no le gusta Kiba, a Kiba le gusta Hinata. Así que será mejor que hagas algo. Te enviaré la dirección a tu móvil. De nada.

Paso a su lado con las llaves en la mano mientras me pongo el abrigo.

—¡Me alegro de que hayamos hablado! —grita Shino.

Continua.

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