Epílogo

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—Sabes qué día es hoy, ¿no?

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Sabes qué día es hoy, ¿no?

—Mmm... —Golpeteo el pecho desnudo de Naruto con los dedos—.¿Miércoles? —pruebo, e inclino la cabeza para mirarlo.

—No. Bueno, sí, pero no es a lo que me refiero.

—¿Hoy es 23 de marzo? —intento de nuevo.

—Sí, también es cierto, pero incorrecto.

Frunzo el ceño, giro la cabeza y apoyo la barbilla en su pecho.

—¿Cómo puede algo ser cierto e incorrecto al mismo tiempo?

—Es cierto, pero no es la respuesta que estoy buscando.

—Bien. —Me encojo de hombros—. ¿Qué día es hoy?

—Nuestro aniversario —contesta con una sonrisa.

Mmm, ¿ah, sí? Rebusco en mi cerebro el momento de referencia. ¿La primera vez que nos acostamos? ¿Nuestra primera cita de verdad? No lo capto.

—Hoy tenemos la reunión trimestral —dice entre carcajadas y me guiña un ojo con picardía.

Me llevo la mano a la cara y gruño.

—No puede ser.

—Claro que sí. Ese cuestionario sexual merece celebrarse cada tres meses.—dice mientras me da la vuelta y me sujeta las manos por encima de la cabeza. Le gusta sujetarme cuando sabe que me voy a sonrojar para que no pueda cubrirme la cara.

—Para —digo entre risas, e intento girar la cabeza.

—No puedo creer que todavía te sonrojes por eso —contesta mientras me agarra las dos manos con una de las suyas, me sujeta la mandíbula con la otra y me gira hacia él. Cierro los ojos con fuerza—. Sabes que todavía te veo, ¿no?

Me suelta la barbilla y baja la mano mientras presiona los labios contra mi cuello.

—No me hagas otro chupetón. Te mataré. —Ríe y sus labios vibran encima de mi piel—. Lo digo en serio. Ya no hace tiempo para llevar cuello alto, Naruto. No puedo ir al trabajo con un chupetón en el cuello. No puedo. No es profesional. Es infantil. Y... —Y no digo nada más porque Naruto me besa en la boca.

—¿Sabes que también se te sonrojan las tetas? —dice cuando retira sus labios de los míos.

—Pervertido.

—Pero me quieres.

Es verdad, pero pongo los ojos en blanco, saco las manos de debajo de las suyas y, luego, le acerco la cabeza a mi pecho.

—Tenemos que prepararnos para ir al trabajo.

—Cinco minutos más —rebate.

Cedo porque Naruto me ha demostrado que merece la pena apresurarse por la mañana.

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