En un instante de introspección, reflexioné sobre el significado de la vida, trascendiendo su definición convencional como un proceso biológico. Consideré su valor personal para mí.
La vida es un conjunto de experiencias: bailar, reír, cantar, llorar, soñar despierto, amar y ser amado. Es la esencia de la risa de un niño, la paz, la libertad y la plenitud. Es fugaz, llena de oportunidades perdidas: sentir la caricia del viento, el aroma del mar, contemplar el cielo, la noche, la luna y las estrellas.
A veces digo que la vida nos presenta las cartas, y nosotros decidimos cómo jugarlas. La vida son esos momentos irrepetibles, vividos al límite, como si cada día fuera el último. Porque vivir es la esencia misma de la vida.