En el vasto vacío del desinterés, yace un alma sin pasión ni interés.
Ignora el mundo, sin anhelo ni afán,
vaga perdida en la bruma, sin rumbo ni plan.
La llama apagada, la chispa ausente, en el corazón no hay amor latente.
El desinterés consume con su fría calma, dejando al alma en una eterna enrama.
Sin motivación, sin sueños que alcanzar, se desvanece la voluntad al azar.
El desinterés, cual sombra opresiva,
ahoga la esperanza, la vida depriva.
¿Qué fue del fuego que ardía con fervor?
Ahora solo queda un eco sin color.
El desinterés, cruel compañero de la nada, engulle la ilusión, dejando una alma marchita y desolada.
Michelle
