Te amo, Enzo

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Dios sabía que él ya estaba totalmente perdido por ese pendejo que le había arruinado la cabeza, pero ahora estaba fuera de control, estaba haciendo cosas que le dolían en serio y aunque quería dejarlo pasar, en está ocasión se sentía derrumbado,más que traicionado, sentía el corazón partido en pedazos.

Habían pasado algunos días y había podido esquivar los intentos de Matias de arreglarse, pero sabía que iba a hacerlo tarde o temprano, más cuando el pendejo se empeñaba en mostrarse lo más hermoso e indefenso posible.

-¿no me has a hablar más?-le preguntó parado en el umbral de la habitación. se había bañado y llevaba un buzo que era suyo, que le quedaba tan grande que apenas podía notarse su ropa interior por debajo.

-me tengo que ir a trabajar-respondió él sentado en la cama mientras se ponía los zapatos

-¿no te podes quedar?

-no

-te extraño, Enzito

-llama a Esteban, es mi reemplazo cuándo no estoy

-no seas así,no me trates mal, me haces poner triste

-yo me siento de maravilla-le dijo enojado, que parecía ser su estado diario

-no está bien lo que pasó pero me tenés que entender

-¿ah si?-le preguntó mirandolo fijo- ¿como? ¿como hago para entender que mientras yo confiaba en que estabas seguro vos te revolcabas en la cama con mi mejor amigo?

-vos nunca estás, Enzo, me aburro, no me prestas atención, ya no vamos a ningún lado...

-¡porque trabajo todo el dia para mantenerte!-gritó poniéndose de pie. Matias dio un paso atrás por la sorpresa

-Esteban tiene dos trabajos y siempre tenia tiempo...

-no quiero saberlo-le dijo mientras se ajustaba el cinturón

Pero el pendejo había encontrado el punto, lo había hecho reaccionar después de días de silencio, y sabía que lentamente lo tenía como quería nuevamente

-siempre tenía tiempo para mí, es muy atento conmigo, muy mimoso,muy...

Como impulsado por una fuerza bestial, Enzo avanzó hacía él y lo agarró del cuello, empujandolo hasta la pared del pasillo.

-¿que tengo que hacer para que te calles?-le gritó con la cara roja de bronca

-apreta-le pidió Mati sintiendo los largos dedos de Enzo en su cuello-dale, apreta más fuerte, sacate las ganas

Enzo tragó saliva, la tentación de lastimarlo para devolverle un poco de su dolor era mucha, pero su corazón herido parecía más poderoso. Lo soltó y empezó a llorar, derrotado, sentándose en la cama con la cara entre sus propias manos.

-¿porque sos tan maricon?-insistió Mati provocando,mientras se acariciaba el cuello y se le paraba justo adelante

-porque estoy enamorado de vos y me estás haciendo mierda la vida, hijo de puta

Mati lo tomó de los hombros y se subió encima de sus piernas con mucha agilidad

-no, sali...

-siempre pensé en vos cuándo dejaba que él me coja-le susurró al oido-imaginaba que esas cosas me las hacías vos-había empezado a dejarle besos en el cuello mientras Enzo intentaba apartarlo con ambas manos-quería que seas vos y no él

-pero era él

-pero yo pensaba en vos-le dijo mirandolo a los ojos-te amo, Enzo

-vos no amas a nadie

Te amo, pagas mi alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora