El tenedor enroscaba los fideos con salsa y los dejaba caer de nuevo en el plato sin gracia.
Mati tenía la cabeza apoyada en una mano mientras jugaba con la comida y miraba a Esteban, que ya había terminado su almuerzo y escribia distraidamente en su celular.
Hacía dias que lo sentia raro,como distante, y eso le molestaba.-¿con quién hablas?-le preguntó al fin
-nada, de trabajo-respondió él sin sacarle la mirada al celular
-no me gusta esto, salgamos a comer afuera-dijo apartando el plato de fideos fríos a un costado
-no cobré todavía-contestó Esteban bloqueando el celular solo para comprobar que no había comido casi nada.
el ventilador giraba refrescando un poco el ambiente que de igual forma no se salvaba de la tensión entre los dos.
-¿y? ¿no tenes ahorros?
-no para ir a comer afuera, estuvimos yendo a comer toda la semana
-ok-respondió cansado.
se levantó y se sentó de nuevo en el sillón mientras escribia un mensaje; si Esteban no iba a sacarlo a pasear estaba seguro que Enzo estaria dispuesto
-¿que haces?
-¿que pensas que hago?
Esteban cerró los ojos un segundo y suspiró, cansado
-no hagas eso, estuviste con él todo el fin de semana,me toca a mi-le dijo sintiendo un calor horrible en la garganta, sabía que se estaba arrastrando por atención y le daba vergüenza, pero no tenía otra alternativa
-y,es mi novio ¿no?
-¿y yo que soy?
-el boludo que me cojo a veces-le dijo mirandolo con malicia
-¿porque sos así conmigo?
-perdón-dijo honestamente, no quería lastimarlo realmente-es que siento que me atacas siempre, no me aguantas más ¿no?
-no es eso-dijo él poniéndose de pie -hay algo que no te dije-murmuró. llevaba una semana de la cita con Fran y ese secreto lo carcomia-invité a Francisco el otro día,estaba enojado con vos y...
-¿te lo cogiste?-le preguntó seguro
-si-admitió. había pasado aquella tarde con Fran en la cama
La mente de Matias procesó esa información con rapidez, no dejaba que sus emociones al respecto hablen por él
-cocinas rico-murmuró mirando el plato-solo soy un rompe pelotas
Esteban volteó a mirar la comida también
-cuando cobre te llevo a donde quieras, vamos a comer a donde vos elijas ¿si?
-bueno-respondió-¿te seguís viendo con él?
-en el teatro...
-¿lo volviste a coger?
-no, claro que no-era cierto, se habían vuelto a ver pero él se sentía culpable, asi que evitaba cualquier tipo de insinuación
Mati se puso de pie y caminó hasta él.
lo miró a los ojos y le acarició el pecho con suavidad-¿pensabas en mi cuándo te lo cogías?-preguntó jugueteando con sus botones
-siempre pienso en vos-respondió él sintiendo como el simple contacto con el pendejo lo excitaba
-¿lo cogiste en nuestra cama?
-si
-llevame a la cama,cogeme como lo cogiste a él
Hipnotizado y encantado por volver a sentirlo, Esteban se dejó tomar la mano y fueron a la habitación, listos para borrarse los rastros de otras manos mutuamente.
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Por otro lado, Enzo podía casi saborear la salida del trabajo.
Mati le había pedido que vaya a buscarlo para almorzar juntos y él se sentía desesperado, sentía que cada vez estaban más cerca y que pronto volvería a casa.
Sin embargo ahora estaba preocupado, el pibe no había vuelto a responder sus mensajes y aún le faltaba media hora para salir.En ese momento sonó la puerta de su oficina y al invitar a pasar a la persona que llamaba descubrió que era Agustín.
-necesito salir antes hoy-le dijo el chico asomado en el umbral
Enzo miró el reloj caro en su muñeca y volvió su mirada a su nuevo y bastante irritante empleado
-nadie sale antes, ni siquiera yo, mucho menos vos que empezaste hace menos de un mes, falta media hora
-que rigido que sos, flaco
-¿me podes respetar, Agustín? estoy cansado de tus faltas de respeto
-en serio necesito salir-le dijo bajando el tono de su voz
-la respuesta es no, vas a salir a las tres como todos
Resistiendose de dar un portazo, Agustín volvió a su escritorio a esperar a la salida, que para todos ellos se prolongó como nunca.
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Tres en punto Enzo salió del Banco y bajó al estacionamiento, Mati seguía sin responder al igual que Esteban.
Sin embargo, como si Dios tuviera una especie de intención macabra con él, su auto no arrancaba.Lo revisó e intentó todo, y nada, no había forma de ponerlo en funcionamiento.
-¿todo bien?-preguntó Agustín desde su auto,mirandolo por la ventanilla
-si, de maravilla-ironizó él dando un portazo
-no parece...¿te llevo?
-no, gracias-respondió entrando a la aplicación de Uber
-no me cuesta nada, eh, yo si puedo hacer un favor
Enzo miró su celular y dado que los datos parecían haberse puesto de acuerdo con el auto para dejar de andar, se resignó.
-bueno, si,necesito ir hasta Corrientes...
-subi morocho-le dijo Agustín guiñando un ojo-usted manda, jefe
Enzo se sentó del lado del acompañante y le dio, de memoria,la dirección de Esteban.