Borracho

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Llevaba unas dos horas sentado en ese cómodo sofá de la tienda a la espera de que Mati saliera de los probadores; no dejaba de pedir prendas de todo tipo; pantalones, remeras, buzos, zapatillas, entre otras cosas.

Estaba aburrido y se le hacía tarde, pero no quería apurarlo, parecía que las compras lo animaban, asi que se quedó allí, jugando con el celular, mientras el pibe seguía probandose ropa.

En cierto momento, Mati abrió la cortina y lo llamó

-¿te gusta como me queda?-le preguntó desde el cubículo

-si, te queda bien-respondió él nervioso

-ni me miraste-insistió, obligandolo a levantar la vista y posarla en su cuerpo-¿te gusta?

Esteban lo inspeccionó. Tenia una remera un par de talles más grande y un jean ajustado a sus piernas.

-si-respondió sonriendo-te queda muy bien

-quiero este y uno azul

-...¿y las remeras y los deportivos?

-si, también

Sin dejarle responder, cerró la cortina para volver a vestirse.
Él se puso de pie y caminó hasta la caja abriendo la billetera, había pensado en pagar en efectivo pero esa opción ya no iba a ser posible.

Le dio la tarjeta de crédito a la vendedora y luego volvieron al auto repletos de bolsas.

-gracias-le dijo Mati antes de besar su mejilla-te lo voy a compensar esta noche

-¿que querés decir?-le preguntó mirandolo

-te voy a cocinar-le dijo él tranquilo-¿sabías que cocino rico?

-¿si? bueno dale, lo espero entonces-preguntó él sonriendo mientras ponía el auto en marcha. por algún motivo se sentía aliviado.

●●●

Si Mati hubiese sabido que una clase de teatro iba a aburrirlo tanto se hubiese quedado incluso esperando solo en el auto, pero ahora ahi estaba, esperando que la clase de Esteban termine para poder ir a casa.

Esa hora y un poco más parecía pasar lento, pero lo hizo.
Esteban fue a buscarlo para ir a casa y cuándo emprendian el camino hacía la puerta, alguien los detuvo

-¡Esteban! ¿ya te vas?

Mati volteó a mirar al dueño de esa voz.
era un tipo alto y flaco, muy sonriente y con una mirada muy penetrante, pero que era solo para Esteban.

-Fran ¿todo bien? si, ya terminé-dijo y a Matias no le pasó desapercibida su sonrisa nerviosa, no creía haberlo visto sonreír así antes

-bien...nos vemos,entonces

-nos vemos

ambos quisieron saludarse con un beso de una forma tan torpe que se chocaron un poco, lo que provocó más risas tontas.

Ya en el auto, Matias no dejaba de mirarlo, había vuelto a ser el serio de siempre.

-ese quiere que se la pongas

Esteban manejaba y no parecía inmutarse, pero se había puesto rojo

-es mi compañero de teatro

-¿y? yo los reconozco a los buscapijas esos

-no me cabe dudas

-no lo podes culpar, sos muy lindo...yo también me tiraría encima tuyo,no lo hago porque sos amigo de mi novio

Esteban no dijo nada y en breve llegaron a su casa, justo antes de que empiece a anochecer.

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Te amo, pagas mi alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora