🫀ENCRUCIJADA🫀

🫀CAPITULO 23🫀

Entro a mi departamento con el arma desenfundada, todo está hecho un desastre y dejo de reaccionar, mis oídos pitan, mi cuerpo se quiere vencer. Patrick me habla tratando de que entre en razón, pero veo todo borroso.

-¿Dónde mierda está?- mi voz sale con enojo, mi puño impacta contra la pared una y otra vez tratando de aliviar mi furia.

-Calma hermano, estará bien- susurra Bratt con una pequeña sonrisa, levanto una ceja para salir del lugar.

-Christopher- me topo a Alex en la entrada del edificio, tiene un iPad en la mano y su cara es de pocos amigos.

-Mira a quién le fuiste poner el anillo- me lanza el aparato, son las cámaras de mi casa. Subo el audio al tope, siento que la boca se me seca, esto debe de ser una maldita broma.

-Es una Romanova- grita el Ministro apuntando su dedo a la pantalla, yo niego para dejarlo con la palabra en la boca. Ella no me mentiría así, no sería capaz de engañarme.

SELENA ROMANOVA

Mis rodillas tocan el suelo cuando veo a Vladimir amarrado a una silla, está golpeado y desorientado. Mis manos tiemblan mientras paso el paño por el rostro ensangrentado de mi hermano. Un nudo se forma en mi garganta, amenazando con ahogarme, mientras la culpa se apodera de cada fibra de mi ser. Lo sé, esto es mi culpa. Él está ahí, atado a esa silla, inconsciente y golpeado, y yo soy la responsable. Pero a pesar de la tormenta de emociones que me consume por dentro, no puedo permitirme derrumbarme. Me niego a bajar la cabeza ante el italiano. Mi corazón se desgarra en silencio, haré lo necesario para salvar a mi hermano.

-¿Qué mierda quieres, Antoni?- hablo calmada, mi garganta quema. Sonrío con superioridad y me pongo de pie cuando Vladimir abre los ojos.

-Todo, La mia Regina- camina hacia mí, yo me mantengo firme, eso a él le gusta. Sus ojos están inyectados de diversión.

Miro a mi alrededor, estamos en un bosque. Lo único que nos ilumina son las camionetas que están una al lado de otra formando un círculo. Pareciera que solo somos el italiano y yo, pero el lugar está infestado de halcones. No tengo posibilidad de salir ilesa de aquí.

-Tu hermano se la vivía en Londres, te cuidaba desde las sombras. Fue fácil de capturar- informa Ali saliendo de una camioneta. Tiene un cuchillo de caza en la mano y una sonrisa siniestra en los labios.

-Creo que ya no te caigo bien- murmuro, y Antoni suelta una carcajada para tomarme de la nuca. Queda centímetros de mi cara, su olor me embriaga.

-Eres una maldita zorra cínica- ladra furioso. Yo me mantengo seria, cada segundo hace que su enojo crezca. Sus hombres parecen en mi campo de visión, tienen madera en las manos y hacen una fogata grande. Apagan las luces de los carros dejando que el fuego nos ilumine, dándole un toque siniestro a la situación.

-Sabes quién soy, Antoni. Sabes de lo que es capaz mi apellido. No te recomiendo jugar con fuego- advierto. Él chasquea la lengua, da un leve asentamiento de cabeza para alejarse.

-Vamos a enseñarte una lección, a ti y a todos los malditos Romanov- grita. Sus hombres lo siguen, Ali Mahala aparece arrastrando una cruz de madera. Trago grueso al ver sus intenciones.

- La Bratava tiene unas formas de tortura muy eficaces- empieza. Antoni corta la distancia, su mano derecha está al costado de mi hermano con el cuchillo en su garganta, una clara advertencia.

-Te mereces un escarmiento. No porque serás mi dama significa que quedas perdonada por lo de mi hermana- los recuerdos de los años pasados me pegan, haciendo que el enojo me consuma. Y sin pensar en las consecuencias, le meto un puñetazo que lo desorienta.

-Tú la violabas todas las putas noches, ella me suplicó que la matara. No quería parir el fruto de una violación- grito, desatando su enojo. Me empuja al suelo, sus hombres me toman de las extremidades.

-Jódete, maldito hijo de puta- grito cuando sacan tres clavos del fuego, están al rojo vivo. Toman mi mano derecha para perforar mi piel, cierro los ojos con fuerza, el aire se me escapa. Hacen el mismo procedimiento con la izquierda, cruzan mis pies, para terminar con la crucifixión, levantan la madera. El dolor se hace más grande con cada movimiento, la colocan en un pozo que no había visto y terminan por cubrirla con tierra, haciendo que se mantenga por sí sola.

- Selena Romanova- saborea mi nombre. Me mira con admiración, y yo muerdo mi boca para no gritar por el dolor.

-Tu familia tiene una ley, ¿no? Sangre por sangre le llaman- niego, me empiezo a mover con brusquedad, haciéndole caso omiso a mi dolor. Vladimir recobra la conciencia, se mueve con desesperación tratando de alcanzarme, sus ojos brillan con furia.

-No seas estúpido, Antoni. Es el hijo del Boss, todos se irán contra ti- grito enojada. Él sonríe complacido al ver cómo estoy al borde del colapso.

-y yo soy el maldito rey del mundo, todos se rieguen a mis leyes, soy intocable La mia regina-
Una carcajada es arrancada de mis labios, mataré a este hijo de puta

-No es ningún secreto lo que te pasó, todos saben lo que vivió el Underboss, pero tu hermano lo sabe, No tienes pesadillas, pequeño Vladimir, ¿una donde dañan a tu hermana?- le murmura, mi hermano me mira sin entender, yo quiero llorar, no quiero que sepa

-Los Lazareva la violentaron una y otra vez, era una niña que solo quería proteger a su pequeño hermano- habla con burla. Vlad abre mucho sus ojos tratando de entender

-Es mentira, Vladimir. Mamá nos amó mucho, al igual que su familia. Ella nos protegió siempre- grito más, veo cómo su mirada se oscurece. El italiano saca tres jeringas

-Te voy a ayudar a aclarar los recuerdos- no me da tiempo ni de hablar cuando su maldito veneno está en el organismo de mi hermano, la sangre sigue brotando de mis muñecas y pies, no me dejo de mover tratando de zafarme, quiero correr a abrazarlo, decirle que todo está bien

-¿Lo recuerdas, pequeño leoncillo?- los ojos de Vlad pierden brillo, solo veo un abismo sin fondo en su mirada. Yo niego, sintiendo el nudo en mi garganta más grande

-Mamá- susurra con miedo. Yo niego una y otra vez, sus ojos se llenan de lágrimas y empieza a convulsionar. Me quedo sin aire, siento como si el mundo se abriera bajo mis pies, no puede estar pasando esto, no a mi Vlad.