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La forma en que el tiempo pasa es casi aterradora, y en un abrir y cerrar de ojos, diciembre comienza a llegar a su fin. Y con él, también llega el cumpleaños de MinHo.

En la mañana del 24 de diciembre, JiSung se despierta lentamente, con la luz del sol brillando intensamente en la habitación del mayor.

Abre los ojos con cuidado y molestia por los rayos cálidos y brillantes, encontrando rápidamente la imagen de MinHo frente a él. No lleva camiseta y sus brazos abrazan su cintura, haciéndole sonreír como un tonto sin poder evitarlo. Los ojos del alfa están cerrados, sus labios entreabiertos, su respiración suave y calmada junto a su cabello completamente despeinado hacen que su corazón lata con fuerza e intensidad.

No importa cuántas veces despierte con esa imagen, siempre parece sentir una tormenta de emociones en su interior.

Levanta la mano para acercarla a su hermoso rostro y acariciarlo con cariño, queriendo memorizar eternamente cada parte de MinHo, cada lunar, cada curva y forma.

MinHo es un sueño hecho realidad, es todo lo que ha deseado durante toda su vida. Es como esas pastillas que tomas cuando te duele algo y no sabes qué, encuentran el dolor sin esfuerzo y te hacen sentir mejor. Y piensa que definitivamente ha valido la pena esos veinte años de su vida con el corazón roto, ha valido la pena cada lágrima, cada grieta en su débil corazón y cada noche en vela pensando que nunca encontraría al indicado. Porque cada una de esas cosas lo ha llevado hasta allí, al lado de él.

Todo lo ha llevado a una isla fría y solitaria, donde conoció al chico frío que ocultaba su corazón bajo capas de hielo.

MinHo era un chico roto, pero él también lo es. MinHo simplemente se protegía a sí mismo para no sufrir de nuevo y JiSung estaba dispuesto a arriesgar su corazón si eso significa tener un poco de amor.

Porque había estado solo por mucho tiempo, con padres que tal vez sin quererlo se han vuelto ausentes y ningún amigo a su lado, se ha enamorado de la persona equivocada y ha tenido que recoger los pedazos rotos de su corazón para juntarlos de nuevo, en busca de alguien que le haga sentir que el amor vale la pena, que él vale la pena.

Y aunque MinHo parecía odiarlo al principio, él sabe que hay mucho más detrás de las miradas frías y las palabras cortantes. Sabe que hay mucho más cuando lo ve sonreír, mirando a los demás con esos ojos que desprenden cariño.

Y con cada segundo que pasa a su lado se da cuenta de que la espera ha valido la pena. Porque MinHo le hace sentir el ser más querido sobre la tierra, le hace reír y se preocupa por él, ve sus defectos y los besa con dulzura, lo protege y le hace saber que lo quiere sin importar qué.

Recordando todo eso, no puede evitar que las lágrimas se formen en sus ojos verdes mientras lo mira, mientras se da cuenta de que posiblemente tiene al amor de su vida frente a él.

Todas esas emociones de golpe son demasiado. Por primera vez, se siente querido, que pertenece a algún lugar, que tiene a alguien que espera su llegada en casa. Y tal vez todo ha sido demasiado rápido, pero no le importa, porque ha pasado la vida esperando sentir eso que siente con MinHo, y no quiere esperar ni un solo segundo más para estar junto a él.

Porque si algo se siente tan bien y correcto, ¿por qué debería esperar?

—Te quiero... — susurra mientras las lágrimas recorren sus mejillas, aunque sabe que el contrario no puede oírlo—. Gracias por salvarme.

Porque JiSung se sentiría tan vacío sin MinHo, tan apagado. Desde el principio sintió esa atracción, esas ganas de estar con él a pesar de saber que el castaño lo quería lejos.

Finalmente, se seca las lágrimas de los ojos y se niega a llorar más, ya que debe preparar un maravilloso desayuno para su precioso novio.

Se levanta y se dirige a la cocina, pasando por el frío pasillo y las escaleras, vistiendo solo ropa interior y un suéter rojo. Dal ladra alegremente cuando llega al piso de abajo y lo sigue hasta la cocina.

❝Heart cold as ice blue❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora