Cuando Amarte No Basta I

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Hay situaciones que no se pueden cambiar por mucho que lo intentes. Existen momentos tan únicos que al ser arrebatados, provocan una grave herida en el alma de la persona en cuestión volviéndola impredecible a la hora de actuar.

Suele decirse que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones, eso fue lo que le sucedió a Kawaki Uzumaki quien tomó la peor de las decisiones teniendo la mejor de las intenciones.

Desde que había llegado a la aldea supo que su vida daría un giro de trescientos sesenta grados, cambiandola así al completo. Siendo tan solo un cascarón vacío, sin vida alguna, limitándose solo a existir para servir a los propósitos egoístas de Jigen e Isshiki, fue salvado por el Séptimo Hokage de Konoha y su familia.

Gracias a ellos ahora tenía una vida nueva, distinta y llena de felicidad. Sin embargo el peligro asechaba en cada rincón de cualquier esquina. Sabía que el Séptimo había perdido gran poder por su culpa, por salvarlo a él. Y Boruto había sufrido nuevamente el control de ese maldito Ootsutsuki que yacía en su interior.

Odiaba ver a Boruto en semejantes condiciones, tan vulnerable al control de Momoshiki. Él había conseguido librarse de Isshiki y su odioso Karma gracias a la ayuda del Séptimo y de Boruto. Pero el rubio era otra historia.

Sus sentimientos amenazaban con enloquecerlo debido a que jamás hubo experimentado algo semejante. El Séptimo lo protegía asegurándose que nadie lo encierre o lo dañe, mientras que Boruto le brindaba algo que Kawaki jamás había soñado que podía tener. El amor de alguien hacia su persona.

Podía distinguir las diferencias entre el amor del Séptimo y el amor de Boruto mismo. Y Kawaki sentía que empezaban a gustarle ambos.

Pero él nunca antes había tenido algo así, por lo tanto no sabía cómo reaccionar al respecto. Se ponía incómodo cada vez que Boruto lo miraba y le sonría, su rostro enrojecía haciéndolo sentir un verdadero idiota. Le transpiraban las manos y su corazón latía como un tambor cada vez que ese rubio estaba cerca.

Las discusiones que solían tener nada tenían que ver con molestias ni ofensas, más bien eran una forma de interactuar entre ambos ya que Boruto mismo desconocía cómo llegar a él.

Pero poco a poco fueron comprendiendose con las miradas. Aunque el quiebre de aquel muro invisible que ambos colocaron fue cuando volvieron de aquella dimensión donde el Séptimo perdió a Kurama.

Kawaki y Boruto estaban en el suelo de la terraza de la mansión del Hokage agotados, pero se miraron a los ojos y Kawaki dijo:

—¿Lo ves? Te dije que podías hacerlo.
— Si, lo sé. Es que a tu lado siento que puedo hacer cualquier cosa.

Aquello Boruto se lo dijo mirándolo con intensidad a los ojos, lo tomó por sorpresa descolocandolo al completo.

Pero esa noche Kawaki entró a la habitación de Boruto sin anunciarse, cerró la puerta con llave sin oír las protestas del rubio para hacerlo callar con un apasionado beso mientras lo rodeaba con sus brazos y presionaba aquel apetitoso cuerpo contra su miembro que empezaba a endurecerse.

Boruto se dejó llevar por la pasión al salir de la sorpresa que aquello le ocasionó. El rubio enterró sus ambrientos  dedos en los oscuros cabellos de Kawaki sin dejar de besarlo. Sentía como él iba quitándole la ropa con magistral perfección. Por supuesto que Boruto le hizo lo mismo.

En breves instantes los dos estuvieron desnudos. Kawaki empujó a Boruto suavemente a la cama donde le introdujo su dedo índice para prepararlo. Era demasiado estrecho, eso le gustó ya que comprobaba que ese apetitoso cuerpo jamás fue tocado por nadie. Él sería el primero.

Luego introdujo su segundo dedo, viendo cómo se iba exitando el rubio con esa nueva sensación. Cuando le introdujo su tercer, dedo Boruto exclamó su nombre y Kawaki tuvo que recurrir a toda su voluntad para no lanzarsele encima como el animal que era.

Se recordaba a sí mismo que Boruto también debía disfrutar aquello y no solo él, o sería en extremo doloroso para ese hermoso rubio que brillaba como el sol mismo.

— Ah....Kawaki....ah...por dios....
— Tranquilo hermoso, aún no estás preparado.

Diciéndole aquello lo fue acariciando con su otra mano, su mejilla, sus dorados cabellos, sus labios hasta introducir sus dedos índice y anular a su boca exitándolo más aún.

Los gemidos eróticos de Boruto le daban un intenso placer. Kawaki descubría que había encontrado al indicado para él. Esa belleza rubia le pertenecía al completo.

Cuando supo que estaba listo, le quitó los dedos tanto de su boca como de su trasero. Lo puso boca abajo y empezó a penetrarlo. Lento, muy lento al principio esperando que Boruto se acomode y amolde a su miembro. Pero poco a poco fue en aumento, las embestidas se sucedieron hasta llegar al climax dónde se derramó dentro suyo.

Las fuerzas lo abandonaron y se dejó caer en la cama sobre de Boruto rodeando su cuerpo con sus brazos, negándose a soltarlo. Lo besaba por todas partes, la nuca, la mejilla, su dorada cabellera, su hombro.

Boruto cerró los ojos para poder sentir más de cerca esos besos. Aquella fue su primera vez y nunca antes se había sentido tan amado. Sonrió mientras se dormía en los protectores brazos de su amado mientras murmuraba.

— Te amo Kawaki. Quédate conmigo por favor.
— Te amo Boruto. Descuida, así lo haré.

Los dos se durmieron mientras afuera se desataba una fuerte tormenta. Boruto se perdió en el abrazo de Kawaki durmiendose con una luminosa sonrisa dibujada en su rostro.

 Boruto se perdió en el abrazo de Kawaki durmiendose con una luminosa sonrisa dibujada en su rostro

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Kawaki x Boruto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora