Amor En La Tormenta

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El sol se escondía lentamente detrás de las montañas, pintando el cielo con tonos de naranja y púrpura. En el Valle del Fin, el lugar donde antiguamente se libraron grandes batallas, dos figuras se movían con rapidez, trazando un intrincado patrón de ataques y defensas. Boruto Uzumaki y Kawaki se entrenaban duro, como lo hacían a menudo, empujándose al límite para volverse más fuertes.

Boruto, con su espíritu inquebrantable y sonrisa confiada, lanzó un kunai hacia Kawaki, quien lo desvió con facilidad usando su brazo protésico. La batalla era feroz, pero ambos sabían que no había verdadero peligro en estos entrenamientos, o eso pensaban.

De repente, una presencia oscura envolvió el valle. Un enemigo inesperado había aparecido, un ser con una fuerza abrumadora y un aura malévola. Antes de que Boruto pudiera reaccionar, una explosión de chakra lo lanzó contra una roca, dejándolo aturdido y vulnerable.

"¡Boruto!" gritó Kawaki, sintiendo un miedo que nunca antes había experimentado.

El enemigo, un shinobi renegado con poderes oscuros, avanzó hacia Boruto con una sonrisa siniestra. Pero antes de que pudiera atacar, Kawaki se interpuso, su brazo protésico brillando con una energía intensa.

"No te dejaré tocarlo," dijo Kawaki con determinación, lanzándose al combate.

El enemigo era formidable, pero Kawaki luchó con todo su ser. Bloqueó golpes mortales, desvió ataques letales y finalmente, con una combinación de fuerza y estrategia, logró derribar al renegado. Respirando con dificultad, se giró hacia Boruto, quien yacía inconsciente en el suelo.

"Vamos, Boruto, despierta," murmuró Kawaki, arrodillándose junto a él.

Con cuidado, levantó a Boruto en sus brazos y comenzó a llevarlo de regreso a la aldea. Cada paso era un recordatorio de lo que casi había perdido. Sentía una mezcla de alivio y temor, pero sobre todo, una creciente realización de cuánto significaba Boruto para él.

Al llegar a Konoha, Kawaki llevó a Boruto a la sala médica. Las horas pasaron lentamente mientras esperaba noticias de su recuperación. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió y la médica en jefe, Sakura, salió con una sonrisa tranquilizadora.

"Estará bien," dijo, "solo necesita descansar."

Kawaki dejó escapar un suspiro de alivio y entró a la habitación de Boruto. Se sentó junto a su cama, observando el rostro tranquilo del joven Uzumaki. El miedo que había sentido se transformó en una profunda admiración y cariño. Boruto había tocado algo dentro de él, algo que nunca antes había sentido.

Pasaron dos días antes de que Boruto finalmente abriera los ojos. Parpadeó, desorientado al principio, y luego vio a Kawaki a su lado.

"Kawaki..." susurró Boruto, su voz débil pero agradecida. "¿Qué pasó?"

"Boruto" respondió Kawaki con una sonrisa cansada. "Te metiste en problemas, como siempre, y tuve que salvarte."

Boruto intentó sonreír, pero el dolor en su cuerpo se lo impidió. Sin embargo, la gratitud en sus ojos era clara.

"Gracias, Kawaki. No sé qué hubiera hecho sin ti."

Kawaki apartó la mirada, incómodo con la intensidad de los sentimientos que surgían en su interior. "Solo hice lo que tenía que hacer."

"No," dijo Boruto, forzándose a sentarse un poco. "Hiciste más que eso. Arriesgaste tu vida por mí."

Kawaki se quedó en silencio, incapaz de encontrar las palabras correctas. Finalmente, se atrevió a mirar a Boruto a los ojos.

"Es porque tú significas mucho para mí, Boruto. Más de lo que puedo expresar."

Boruto sintió una calidez en su pecho que no había sentido antes. Alcanzó la mano de Kawaki y la sostuvo con fuerza.

"Y tú para mí, Kawaki," respondió, su voz firme a pesar del cansancio. "No solo como un amigo o un compañero. Algo más profundo."

El silencio que siguió estuvo lleno de entendimiento. Ambos sabían que algo había cambiado entre ellos, algo que los unía de una manera que nunca antes habían imaginado.

Con el tiempo, mientras Boruto se recuperaba, su relación con Kawaki se profundizó. Lo que comenzó como una simple camaradería se transformó en un vínculo irrompible. Se apoyaban mutuamente, se cuidaban y, finalmente, encontraron en el otro algo más que amistad.

En una tranquila noche, bajo las estrellas del mismo cielo que había sido testigo de su batalla, Boruto tomó la mano de Kawaki y lo miró a los ojos.

"Te amo, Kawaki," dijo con sinceridad.

Kawaki, conmovido, sonrió y apretó la mano de Boruto. "Y yo a ti, Boruto. Más de lo que las palabras pueden decir."

Y así, en medio de desafíos y peligros, encontraron en el amor una fuerza aún mayor, una que los unía y les daba la fuerza para enfrentar cualquier adversidad juntos. Kawaki, junto a Boruto, comenzó a sonreír disfrutando de los placeres del amor. Por primera vez tenía a alguien que lo amaba en verdad. Con Boruto podía decir que estaba en casa.

FIN

FIN

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Kawaki x Boruto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora