Cuando Amarte No Basta II

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Los días venideros fueron los mejores para la feliz pareja que pasaba la mayor parte del tiempo juntos amándose dónde sea que haya privacidad. Las alegres carcajadas de Boruto impregnaban el alma de Kawaki logrando que aleje las telarañas de su doloroso pasado.

Volverse Ootsutsuki ya no era problema para ninguno de los dos, y el amor que Boruto sentía hacia Kawaki fortaleció su luz interior consiguiendo frenar a Momoshiki y su infernal descompresión de datos. Aunque, por supuesto, nadie lograba percatarse de esto. Ni Amado mismo.

Durante ese tiempo Momoshiki no hizo su magistral aparición, no porque no quisiera sino porque no le resultaba posible debido al intenso poder de Boruto a la hora de frenarlo y encapsularlo. Sin embargo el Ootsutsuki jamás le revelaría semejante dato tan importante a ese humano.

Boruto fue aprendiendo a controlar el Karma, activarlo por si mismo y usarlo según su conveniencia gracias a su amado Kawaki quien lo iba entrenando con paciencia.

Pasaban gran parte del tiempo juntos entrenando, riendo, amándose hasta enloquecer. Ninguno de los dos sentía el paso del tiempo ni los problemas. Vivían en una burbuja de amor. A su vez Kawaki compartía su tiempo con el Séptimo también, descubriendo así la excelente persona que era y el grandioso padre que podía llegar a ser. 

Era el verdadero paraíso para el joven, tener al Séptimo a su lado que lo contenía, lo entendía y protegía le permitía liberar sus sentimientos de amor intenso hacia Boruto. Podía notar lo maravilloso que era ser amado y deseado por alguien tan hermoso como lo era ese rubio.

Empezaba a entender por qué vivía rodeado de amigos y personas que buscaban su luz. Pero a su vez esto despertaba sus oscuros celos en su persona, celos alimentados por su gran inseguridad que lo llevaban a creer que Boruto lo abandonaría pronto, al descubrir otros a quien amar.

Quizás se aburra de mí ya que él es alguien como demasiadas opciones.

Esos pensamientos colmaban su alma de dolor e intensos celos, impulsandolo a actuar de forma brusca y fría con los demás. En especial con Mitsuki ya que temía que ese peliceleste consiga arrebatarle a Boruto de sus manos. Esa tarde los vio a ambos reír juntos demasiado cómodos y los celos lo invadieron, obligándolo a intervenir en la conversación de forma brusca.

Se colocó en el medio de Boruto y Mitsuki para mirar a este último con furia al tiempo que le decía:

— ¿Acaso no tienes algo mejor que hacer? ¿Mitsuki?
— ¿Eh? No, estoy libre ¿Por qué lo preguntas?
— Molestas demasiado a Boruto.

El rubio transpiró nervioso al ver aquel comportamiento tan infantil en su amado novio. Suspirando apesadumbrado intervino:

— Kawaki, él no me molesta. Somos buenos amigos, además me estaba contando...

— No me importa que te contaba. Ven, nos vamos a casa de inmediato — sin oír respuesta alguna sujetó a Boruto de su muñeca derecha y prácticamente lo arrastró lejos del lugar y sobre todo lejos de Mitsuki.

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos recién Kawaki lo soltó y Boruto lo miró entre asombrado y alterado.
—¿Se puede saber qué te pasa Kawaki?
— No me gusta que hables demasiado con él, eso pasa.

Boruto sonrió comprendiendo a su amado. Lo abrazo con ternura infinita, ya que no quería verlo así. Kawaki tenía mucho que aprender sobre las relaciones de pareja y la confianza.

— Ya mi amor, tranquilo — susurró el rubio consiguiendo que Kawaki se ponga más rojo que un tomate y lo abrace con fuerza intensa — Mitsuki nunca será algo más que un amigo para mí, ya que mi corazón tiene dueño y ese eres tú. Debes aprender a confiar en mí, así como yo confío en tí.

Kawaki lo besó con furia intensa demostrándole que él era su único dueño. Luego se quedaron así unos momentos, abrazados sintiendo el calor mutuo que los envolvía.

— Boruto yo...no estoy acostumbrado a este tipo de sentimientos ni de relación.
— Lo sé Kawaki, lo sé
— Tengo miedo ¿Sabes?
— ¿De qué tienes miedo?

— De perderte, de perderlos tanto a tí como al Séptimo.
— No nos perderás, ni a mi padre ni a mí.
— No lo sé Boruto
— Yo si que lo sé.

El atardecer había caído y con él la temperatura había comenzado a descender. El viento frío los envolvió a ambos colocándoles la piel de gallina.

— Anda mi amor, volvamos a casa que ha empezado a refrescar — dijo Boruto y sin esperar respuesta emprendieron el camino de regreso a casa.

Kawaki solía abrazar a Boruto con fuerza intensa apretándolo, ya que intentaba de forma inconciente retenerlo a su lado y protegerlo. Pero en su mente se repetía que amar no era suficiente para él.

No me basta con amarte Boruto, necesito asegurarme de que no los perderé ni al Séptimo ni a tí mi amor.

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Kawaki x Boruto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora