|Capítulo VI|

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Había pasado poco más de un mes desde que les habían entregado aquella habitación. Draco y Harry se habían vuelto más ercanos aún. Claro que había besos, abrazos, bromas y algunas peleas, lo normal en cualquier pareja. Aunque Harry no podía parar de pensar "¿Qué eran?" Es decir, sí, ambos se comportaban como una pareja pero realmente no había nada formal.

Eso venía ocupando los pensamientos del ojiverde desde hacía unas cuantas semanas. Amaba a Draco, estaba enamorado del rubio, sabía que había caído muy profundo por él. Lo hacía sentir como en casa, se sentía cálido y protegido a su lado. Draco siempre lo protegía, Harry recuerda que hace unas semanas Luke había venido a molestarlo con otros estudiantes, pero esta vez Harry estaba completamente solo. Draco e Isa estaban esperándolo en el gran comedor, por supuesto que la masita estaba dormida cuando Harry se separó de ellos, sino habría sido imposible ir a buscar su libro al aula de pociones. Recuerda que ahí descubrió qué era lo que Luke había "revelado" a su casa. Había dicho que él no había llorado cuando sus padres fallecieron, que había estado feliz que así fuera.

Por supuesto que era una gran mentira. Harry había llorado mucho y hasta el día de hoy lo entristecía el hecho de que jamás habría un hogar cálido cuando llegaran sus vacaciones, ya no habría besos de buenas noches, como solían dárselo sus padres todas las noches sin falta, ya no abría desayunos hogareños y divertidos, ya no etarían las divertidas "discusiones" de sus padres sobre cualquier tontería. Obvio que esas peleas siempre iban acompañadas de sonrisas de sus padres y un beso al final en dónde Harry sonreía en grande, pues sabía el gran amor que se tenían James y Lili.

Volviendo a Luke, lo habían parado en el aula de pociones, los amigos que acompañaban a Luke dijeron muchas cosas hirientes sobre él no queriendo a sus padres y muchos insultos que hacían a Harry querer llorar. Luke por otro lado se acercó a Potter y éste retrocedió, Luke se arrimó a la oreja de Harry y le susurró un montón de cosas que a Harry le provocaron asco y repulsión. Jamás pensó que su ex mejor amigo lo tratara de esa forma y dijera cuantisimas cosas horribles y asquerosas que quería hacerle.

Los ojitos de Harry estaban cristalizados y denotaban un poco de temor. Harry logró escabullirse de los brazos de Luke, que lo había aprisionado contra una mesa del aula, y corrió hacia el gran comedor. En el camino había derramado algunas lágrimas, pero antes de entrar quitó todo rastro d elagrimas de sus mejillas y frotó su ojitos para sacar el escosor que sentía.

Al llegar a la mesa donde se encontraban el rubio y la azabache, Harry los saludó. Claro que Draco notó los ojos de Harry llorosos, por lo que preguntó que sucedió, pero el pelinegro negó diciendo que no había ocurrido nada. Isabella vio a Harry con sus enormes ojos curiosos, al igual que Draco y encontró un extraño parecido en ambos, la niña estiró sus bracitos hacia Harry y éste la tomó en brazos. Isabella posó sus manitos en las mejillas del ojiverde y depositó un torpe y baboso pero muy dulce beso en la nariz de Harry. El azabache sonrió y besó la naricita de Isa.

En la noche, en la habitación que compartían, cuando Isabella ya se encontraba dormida en su cunita, Draco volvió a insistir al pelinegro que le contara lo que lo había hecho llorar. Harry recuerda muy bien esa noche.

- Precioso dime- decía Draco mientras miraba al pelinegro sentado en esa habitación especial, rodeado de cobijas y cojines mirando por el gran ventanal.

Harry estaba dándole la espalda al rubio, estaba sentado con sus rodillas en su pecho, abrazandolas con sus bracitos. Harry derramó algunas lágrimas y Draco se alarmó. Asi que se sentó a un lado del ojiverde, apoyando su espalda en la ventana, lo tomó en brazos y secó delicadamente las lágrimas de las mejillas sonrosadas de su chico.

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