|Capítulo VIII|

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-ma-má- decía el rubio hacia la bebé. Isabella lo miraba con el ceño fruncido mirando los labios de Draco. -vamos masita, dilo. Harry se pondrá muy contento si lo haces.- la bebé sonrió al escuchar el nombre de Harry.

-Maa-ba- decía la bebé. Draco sonrió, pues Harry había estado un tiempo enseñandole a la bebé decir "mamá", cuando la bebé dijo "maba" Harry la llenó de besitos en sus mejillas, felicitandola pues era lo más cerca un "mamá" que Isabella había dicho

-Muy bien masita, ya casi lo tienes- felicitó Draco con una sonrisa dulce y cariñosa -ma-má- repitió el rubio para que Isa lo repitiera. -¡Mabba!- Draco rió y besó las mejillas de la bebé e Isabella reía y aplaudía por los besitos de su padre.

-Ba-ba- habló, luego de un momento la pequeña Isabella tocando ambas mejillas del rubio con sus manitos. El rubio y la bebé se encontraban en la habitación, más específicamente en la sala. Draco estaba sentado en el sofá con la bebé parada en su regazo.

-¿Qué sucede masita?- preguntó Draco. Últimamente la bebé lo había estado llamando "baba", simulando, según Draco y Harry un "papá". Y era lo más cerca a una palabra que Isa había pronunciado. Harry estaba indignado al pensar que la primera palabra de su masita iba a ser papá y no mamá. 

-¿Mabba?-  preguntó la bebé a Draco. Draco sonrió porque sabía que preguntaba por Harry. -Mamá está en clase, pero debe estar regresando Isa- la bebé formó un puchero en sus labios y sus ojitos se cristalizaron
-¡Mabba!- chilló Isabella queriendo estar con Harry, pues ese día Harry había estado yendo y viniendo del despacho del director hacia la clase de Lupin. Draco no había podido casi hablar con el pelinegro, pues ese día lo había visto al despertar y un breve momento en uno de los recesos. Isabella había estado calmada todo el día, ya que Draco le decía que Harry iba a volver, pero la masita ya quería a Harry.

-Isabella no llores, amor, mamá está por llegar- dijo Draco parándose del sofá y caminando por toda la sala meciendo a la masita para que no llorara. Sin embargo la bebé comenzó a llorar llamando a Harry.

Luego de media hora la bebé seguía llorando mientras Draco trataba de calmarla meciéndola. La puerta de la habitación fue abierta y la bebé miró hacia ella y vio a Harry.

-¡Mam!- gritó la bebé estirando sus bracitos hacia Harry abriendo y cerrando sus manitos.

Draco miró a la bebé con una sonrisa. Harry chilló de emoción y se acercó corriendo a ambos. La bebé con su carita sollozante pasó a los brazos cálidos, tiernos y amorosos de su mamá.

-¡Oh mi bebé, tan preciosa e inteligente! Eres la cosita más hermosa del mundo.- decía Harry con la bebé en sus bracitos dando unas vueltas en en lugar haciendo reír a Isabella y dándole besitos por toda su carita.

Para Draco no había algo más hermoso y tierno que ver a su Harry tan feliz con Isabella. La bebé chillaba con emoción contagiada por el azabache. Cuando Harry se quedó quieto dándole besitos a la masita, la bebé comenzó a dar besos babosos y dulces en la mejilla de Harry. Luego apoyó su cabecita en el hombro del ojiverde y allí se quedó agarrando con una de sus manitos el suéter amarillo pastel que traía Harry.

Draco se acercó a ambos pelinegros y Harry se dió vuelta hacia el rubio. Se paró de puntitas cuando Draco lo sostuvo de la cintura y dejó un dulce y tierno besito en los labios rosados de Draco. El rubio sonrió y los condujo hasta el sofá.

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