|Capítulo VII|

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Desde aquel momento mágico, según lo catalogó Harry, habían pasado unos 3 meses. Tres meses en los cuales habían pasado unos momentos inolvidables, como también discusiones. Pero ambos trataban de resolver esas diferencias antes de irse a dormir, pues no sabían que podría pasar al día siguiente.

En esos tres meses la pequeña Isabella ya tenía 11 meses. Habían pasado momentos hermosos junto a la pequeña. La bebé ya comenzaba a balbucear más seguido. A Isabella le encantaba ver a ambos chicos juntos. Al fin y al cabo la niña los veía como sus papás.

Draco y Harry se encontraban en clase de pociones. Era una clase "ligera" ya que sólo debían tomar apuntes. Draco se encontraba con su mano derecha tomando apuntes, su mano izquierda la tenía apresada Isabella, que se encontraba en el regazo de Harry.
Harry se encontraba de la misma manera tomando apuntes con su mano derecha mientras que con su mano izquierda sostenía a Isa de su pancita para evitar que la bebé se cayera.

Ambos se encontraban concentrados en tomar apuntes, claro que ojiverde de vez en cuando dejaba de apuntar para limpiar algunas babitas que la bebé cargaba cuando balbuceaba, por lo que el azabache se perdía en el tema de pociones. Por otra parte Isabella tenía una de sus manitos envolviendo dos de los deditos de Harry y con su otra manito envolvía uno dedo de Draco. La bebé sonreía mientras balbuceaba cosas inentendibles y jalaba los dedos de ambos adultos queriendo llamar su atención.

Los ojos verdes y los ojos grises se encontraban con los azules curiosos y risueños de la pequeña. Cuando la miraban la bebé juntaba lo más que podía la manos de ambos jalandolos de sus deditos. Draco y Harry se miraban cuando sus manos se rozaban y sonreían, para luego seguir tomando apuntes, pero Isabella comenzó a protestar balbuceando un poco más fuerte de lo habitual.

Harry alarmado porque Snape lo regañara trató de calmar a la masita y Draco la miró curioso.

-Sh Isa debes hacer silencio, amor- susurró cerca de la bebé para que solo ella lo escuchara. -Pronto saldremos de acá y vamos a hacer algo más divertido amor, pero debes portarte bien Isa- decía Harry mientras hacía circulitos invisibles con sus deditos en la pancita de la niña. Isabella lo miró y comenzó a balbucear jalando la mano de Harry hacia Draco. El pelinegro no entendía muy bien que era lo que quería la masita pero el rubio creía que lo entendía. Así que Draco se acercó a los dos y preguntó.

-Isabella ¿Qué ocurre?- la bebé miró al rubio y agarró torpemente la mano de Draco y la guió hasta Harry. -¿Quieres que papá tome la mano de mamá?- Isabella asintió efusivamente, liberando la mano de ambos jovenes para aplaudir torpemente. Harry condujo su manito delicadamente hacia la de Draco y éste la tomó y entrelazó sus dedos. Isabella colocó sus dos manitos encima de las unidas de los jóvenes y se quedó tranquila.

Draco y Harry se miraron y se sonrieron, claro está que Harry estaba sonrojado. Luego siguieron tomando apuntes de lo que el profesor Snape relataba.

Un tiempo después ya habían dejado de tomar notas pero debían escuchar al profesor. Draco y Harry aún seguían con sus manos entrelazadas, escondiendolas de la vista de Snape, por su puesto. La masita se había dormido luego de una larga hora sin nada que llamara su atención, en los brazos de Draco.

En la mesa de Harry aterrizó un papel en forma de rana. Harry miró a Draco que no se había percatado del trozo de papel, así que el pelinegro soltó a regañadientes la mano del rubio, esto logró que el rubio lo mirara interrogante al ver el papel. Harry tomó el papel con cuidado abriéndolo y se encontró con una notita.

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