Peter no las tenía todas consigo con el tema de la fiesta clandestina. No tenía problema en romper ciertas reglas, pero hacerlo por esa clase de acontecimiento no terminaba de encajar con su estilo. De no ser porque la persona que le había invitado era Hannah Abbott, a la que consideraba la bondad personificada, se hubiera negado rotundamente.
Pero había decidido aceptar. O había sido forzado a ello, aún no sabía distinguirlo realmente. El caso, es que había dicho que sí, sin terminar de entender el motivo.
La repentina atención de la chica y su amiga Susan había llegado en un momento perfecto. Le veía bien.
Peter sabía gestionar la soledad, lo había hecho durante años. Pero evitar a Hermione Granger era una tarea que no terminaba de saber hacer bien. No estaba entrenado para ignorar a alguien que capturaba tanto su atención. Rodearse de las dos Hufflepuff le daba la excusa perfecta para hacerlo.
Pero ahora, como efecto secundario, debía ir a una fiesta con personas desconocidas.
No es que no disfrutara de una fiesta. Había celebrado miles en Narnia. Banquetes, música... el solo recuerdo provocaba en él una sonrisa. Sin embargo, le resultaba difícil encontrar la manera de encajar de vuelta a un mundo de adolescentes. A sus ruidosas reuniones, el chismorreo y las expectativas sociales.
Al parecer, el encuentro se iba a celebrar en un lugar llamado "La Bóveda". Según había escuchado, unos pocos Slytherin conocían de su existencia hace unos años, y habían pasado el secreto de unos a otros, pero acabó por filtrarse a más gente. La ubicación llegó a oídos de varios Hufflepuff que comenzaron a realizar pequeñas fiestas cada cierto tiempo.
La sala se encontraba detrás de un viejo reloj de cuco, y había sido protegida con un hechizo de silencio, para que los profesores no escucharan nada de lo que sucedía dentro.
Cuando Peter entró aquella noche en La Bóveda, lo que encontró rompió totalmente con sus expectativas. Estaba repleto de barriles, armarios y objetos antiguos apoyados sobre ellos, que se amontonaban en las esquinas de la sala, y alrededor de sus columnas, bajo los techos redondeados desde los que se filtraba levemente la luz de la luna.
Los alumnos habían decorado la sala como el gran comedor. Varias mesas con comida y bebida situadas aleatoriamente por la habitación dejando espacio en medio para aquellos que quisieran bailar, aunque por ahora, nadie lo hacía. Las velas flotaban sobre sus cabezas llenando el ambiente de un tono cálido y dorado.
- Es increíble – dijo Peter observando a su alrededor.
Hannah sonrió, complacida. Era obvio que tenía como una intención aquel día hacer que Peter Pevensie disfrutara de la noche, y olvidase lo que fuera que ocupaba su apesadumbrada mente.
- Vaya, vaya... - dijo una voz a sus espaldas - pero si ha venido el mismísimo Peter Pevensie.
Peter puso los ojos en blanco antes de girarse para mirar de frente a Romilda Vane.
- El mismo que viste y calza – dijo, forzando una sonrisa.
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Susan recorrió el pasillo como a cámara lenta. Aquella mañana, al salir de su clase de Pociones, Draco le había indicado silenciosamente la zona del castillo en el que se reunirían.
No iba sola, como el Slytherin le había pedido, pero esa era una información que Draco no tenía por qué conocer.
Metros más atrás, Henry Davies la seguía sigilosamente por el pasillo, medio-oculto por un hechizo desilusionador. No era el mejor que había visto, Peter dominaba mucho mejor esa clase de encantamientos, pero Susan estaba bastante contenta con el resultado. Si no fuera porque sabía que el muchacho lo seguía, probablemente no podría verlo.
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BEYOND TIME (ES)
FanfictionEn una búsqueda por encontrar una nueva y temible arma, El Señor Oscuro se adentra en territorios inexplorados, en busca de algo que le faltaba en su anterior reinado de terror. La Orden del Fénix sospecha que su enemigo ha tropezado con la existenc...