Las cartas que no entregué

Extrañar

Y hoy comprendí lo mucho que te extraño.

Tu piel es canela y tus ojos almendrados,
Te quiero tanto y desearía con más fuerza haberte abrazado;
Cuando eras mío
O eso yo pensaba.

Cuando buscabas cualquier pretexto para hablar conmigo,
Cuando nos desvelabamos platicando y te contaba sobre los libros que más me gustaban o aquellos que escribía.

Cuando te disculpabas por tardar en responder, a veces me pregunto si lo harás otra vez, porque ya ha pasado casi un mes y te espero todos los días, a que nuestra conversación reviva.

Dios, ojalá y esto hubiera tenido un feliz final,
Ojalá nunca te hubieras ido,
Ojalá nunca te hubieras llevado un pedazo de mí contigo,
Ojalá siguieras conmigo.
Y a pesar de todo te sigo queriendo, añorando que el futuro de un giro inesperado y regreses a mi lado.

Hoy que te veía, loca me volvía;
Me sentía tonta por sentir,
Porque al verte sonreír, mi corazón se derretía,
Veía tus brazos y cómo en ellos tus venas parecían ríos al recorrerlos.
Y quise abrazarte una vez más,
Sentir el calor de tu cuerpo y tu perfume.

Ahora se supone que somos amigos, pero no sabes cuánto me gustaría que un día me buscaras y todo se arreglara.

Aunque definitivamente estoy soñando despierta,
Porque dudo que un día regreses, porque aquellos que extraño se ha esfumado,
Porque tú has cambiado.

Aunque yo sigo aquí, en el mismo lugar.

La mesa de polvo se ha llenado desde que te fuiste,
Ahora amaría verte dibujar en ella una vez más,
Y cantarte:
Yo sigo aquí, sigo estando para ti...

Sigo aquí, sigo esperando por ti