Ojitos bonitos

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Para: Mi primer amor

Me rompiste, en mil pedazos me rompiste, y no sé si te aprovechaste porque eras mayor que yo, porque pensaste que era ingenua y podías manipularme.
Te escribí una canción y hoy te escribo una carta que nunca leerás, pues hoy pensé en ti y en lo lindo de tu mirar.
Lo más bello para mí era ver tus ojitos bonitos, grandes y de color miel con destellos verdes.

Ardió dejarte ir y aceptar que todo llegó a su fin, aunque nunca inició ni se concretó.
Dolió ver que yo era una más entre tantas chicas a las que repartías migajas de cariño.
Lastimó cortar mi cabello para cerrar el ciclo que abriste.
Toda esa historia me quemó el alma...
Me quebró los huesos.

Y años después te apareces, queriendo volver a encajar en aquel lugar, en el vacío que dejaste en mi ser. Pero me temo que ese lugar ha cambiado y se ha moldeado mucho, ya no cabes en él... Dudo que alguien encaje en él...

Pero hoy pensé en ti, en que aunque pasen los años tus ojos no dejan de ser preciosos.
Esos ojitos bonitos que me hicieron soñar, pero que también un día me hicieron llorar. Y entonces, hice lo que mejor sé hacer. Escribir.
Y así, nació un fragmento de aquello que ojalá hubiera sido nuestra última conversación.

–Entonces, ¿Lo volvemos a intentar?.–Sus ojos miraban fijamente a la chica frente a él, sus miradas se encontraron y bailaron en una danza que parecía ser eterna, con recuerdos de años atrás desbordandose.
Él estaba arrepentido, ella tenía miedo.

–Ya es tarde –Respondió ella casi en un suspiro.

Y es que ya no quería ser lastimada otra vez, esos ojos la habían hecho soñar pero también un día la hicieron llorar...
Él estaba resignado, no esperaba un "sí" como respuesta, era consiente de su error y lo menos que quería era hacerle daño a la chica, ahora una adulta, pero que cuando la conoció era una niña, y cuando todo terminó era una adolescente.

–¿Crees en las vidas pasadas o futuras? –Su pregunta la desconcertó, no sabía a qué se refería o a donde quería llevar la conversación.
Y no, ella no era mucho de creer en esas cosas, tampoco las practicaba. A veces sólo escuchaba a sus amigas leer el horóscopo, pero no era tema de su interés. Más sí que era de su interés saber qué quería decir su primer amor.

–Tal vez –Dijo dudosa.
–Bueno, porque en la siguiente vida no te dejaré ir. Lo prometo. –Y así, dio la media vuelta para marcharse.

Sus palabras chocaban una y otra vez en la mente de la chica, preguntándose si acaso eso era posible.

–Prometo que te buscaré en la siguiente vida. –Se apresuró a contestar antes de que la silueta del muchacho  desapareciera. Él volteó rápidamente.

–¿Hasta la próxima vida?
–Sí, hasta la próxima vida

Ambos siguieron su camino, aparentemente separado, pero con el anhelo en el alma de que un día se cruzarán de nuevo...
Quizá, hasta la próxima vida.

Sinceramente:
Mi versión de 14 años.

Las cartas que no entregué Donde viven las historias. Descúbrelo ahora