Le abrí el asiento a Ciel, quien me dio solamente soltó un gracias, me senté a lado de Finny, quien con un cubierto fingió que era una espada.
—¿Quién te crees para invadir mi espacio, eh, una guerrera de otro pueblo?
Enarqué una ceja, y tomé mi tenedor fingiendo que era una espada también, mirándolo haciendo una voz amenazadora.
—Oh, rey Finny, tomaré esto. —Tomé una papa, llevándomela a la boca masticándola, cuando terminé de masticar. —Muchas gracias por su ofrenda.
El príncipe soltó una risa.
Cuando vi que todos terminaron, me dispuse a levantar los platos, para ir a lavarlos, me puse a lado de todos por si se les ofrecía algo igual que Finny y Mey, comencé a conversar con Mey de cualquier cosa hasta que escuchamos algo interesante.
—¿Cuánto tiempo planean quedarse aquí?—Soltó Ciel.
El princípe dijo que se irá cuando acaben de encontrar a una mujer, Lau preguntó cual mujer, obviamente, porque es Lau, y si es mujer, a Lau le interesa, el príncipe sacó un dibujo, todos curiosos fuimos a ver, pero fruncí el ceño a ver que el dibujo parecía hecho por Baldo.
—Ella siempre me cuidada en el palacio, pero un día, un noble británico se la llevo cuando yo no estaba, yo...
Ciel lo interrumpió en medio de la historia.
—Entonces viniste para recuperar a esa mujer. —Dijo aburrido, para que termine la historia rápidamente. —¿No es así?
El príncipe asintió.
—Mucho alborto por cualquier sirviente. —Se encogió de hombros cortando la comida, sin nisiquiera mirarlo a la cara.
El príncipe le pegó a la mesa, enojado. Fue donde Ciel tómandole los brazos sacudiéndole, preguntándole si alguna vez él ha sentido la desesperación de recuperar algo que le hayan arrebatado.
—No, no lo he sentido. —Dijo secamente. —No puedo, y no me importa entenderlo.
Se quitó bruscamente dejando a todos inquietos, menos a lo que ya vivían con él. Todos lo seguimos con la mirada, se quedó un momento con la mano en la manija de la puerta.
—Hay cosas con las que ya tienes que aprender a dejar ir.
Cerró la puerta bruscamente, haciendo un fuerte ruido. El príncipe estaba con la mirada gacha y vi como sus piernas temblaban.
Los dos se fueron por caminos diferentes, y nos quedamos ahí, tiesos, literalmente, tiesos. Cuando iba a decir algo, todos me dejaron sola, los miré mal, bueno, entonces yo me encargaría de ordenar los platos.
—No podía dejarte con todo el trabajo, no sería muy caballeroso de mi parte. —Volteé y vi a Sebastian, ayudándome.
—Gracias, al menos no te fuiste corriendo como los demás. —Solté una risita.
Este sonrió devuelta, todavía sentía una leve punzada en mi pecho así que sabía lo que estaba pasando en su cuerpo, tomé su mano y este no la apartó, me acerqué a él.
—Sebastian, ¿qué ocurre?—Pregunté, colocándome frente a él. —Sé que sientes algo.
Dejó los platos y se sentó en la silla, sacándose los guantes dejándome ver la marca del contrato. Me alegraba mucho ver que después de unos meses por fin habíamos tenido la confianza de que podía sacarse los guantes conmigo, me senté a lado de él.
—No sé, siento como algo en el pecho, desconfianza quizá...—susurró. —Algo no me cuadra de él.
Asentí intentando analizar sus palabras.
—No puedo preguntarle directamente, no sería prudente.
—Claro, entiendo. —Asentí, dándole razón, y era verdad.
Entonces, mi lado chismosa salió.
—¿Y si lo espíamos?
Este enarcó una ceja, mirándome divertido, comprobando si lo que había dicho era cierto.
—¿Me estás hablando en serio, o estoy errado en lo que mis oídos han escuchado de lo que has hablado, ____?—Dijo, picándome una costilla.
El dolor de mi pecho se desvaneció, y comencé a sentirme bien, inclusive podía decir que comencé a sentirme mucho mejor y me sentí viva, me sonrojé y comencé a picarle la costilla también.
—Digo, si tanto te molesta, puede ser una opción, si tú tienes una mejor, dime, y te escucho.
Le dije, fingiendo estar seria. Él solamente me tomó del rostro, negando sonriente, depositando un beso, correspondí y lo vi irse, estaba subiendo las escaleras hasta que choqué con Agni quien se iba apurado, fruncí el ceño y cuando iba, me empujó y salió corriendo.
¿Qué estaba pasando?
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Pasión [Sebastian Michaelis y tú]
FanfictionEstén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil. Mateo 26: 41 (...) Cuando no te queda nada, ¿qué puedes hacer? Salir adelante con lo que tienes, porque hacer el mínimo, es hacer nada. Despué...