Chillido Travieso

Capitulo⁰⁸

Jimin miró con desagrado su almuerzo. Hoseok había echado jugo accidentalmente sobre su comida por estar jugando con la bebida mientras intentaba comer, ese día estaba más activo que de costumbre y no había parado de molestarlo durante todo el entrenamiento. Se arrepintió de no haber vuelto por su billetera cuando se percató de que no la traía consigo, pero pensó que no la necesitaría en lo absoluto, grave error, ahora tendría que esperar hasta llegar a su casa para poder comer algo.

— ¡Nuestro almuerzo! — Hoseok exclamó al ver el estado de los alimentos — Ya no tenemos que comer.

— En primer lugar, es mi almuerzo y en segundo, no seas flojo y ver a comprarnos algo si no quieres morir de hambre.

— No tengo mucho dinero. — comentó sacando unos cuantos billetes arrugados de su pantalón — ¿Crees que con unas galletas nos dé?

— Sólo consigue algo por favor.

Jimin se estaba muriendo de hambre, habían tenido clase de gimnasia antes del receso, fue un entrenamiento cansado, además el maestro parecía odiarlo, siempre le ponía a hacer más ejercicio que sus demás compañeros, tal vez era por el hecho de que rechazó su oferta de estar en el equipo de basquetbol por preferir entrar al taller de danza.

— Sí, sí, ya voy.

Hoseok se levantó y se formó en la fila para comprar. Su amigo intentaba colarse entre tantas personas. Jimin hizo una mueca, gastaría todo su descanso en esperar a que atendieran a Hoseok, odia que sólo haya tres personas para atender a toda la horda de adolescentes hambrientos.

— ¿Puedo sentarme aquí?

Alzó la vista encontrándose con la alegre sonrisa de Taehyung. Sus grandes ojos lo miraban esperando una respuesta. Sutilmente tomó una respiración, había quedado completamente enamorado de su esencia, no podía olvidar el hecho de que el Omega le había permitido sentir su segundo aroma sin restricción. El olor acaramelo lo saludo, miró hasta el suéter holgado de Taehyung y se percató de que caía peligrosamente por uno de sus hombros, dejando al descubierto gran parte de su cuello. Tragó duro y desvió la vista, no quería incomodarlo en lo absoluto.

— Claro, ni si quiera tienes que preguntar.

Taehyung se sentó a su lado y puso su comida sobre la mesa. El estómago de Jimin rugió fuertemente cuando el olor a gimbap lo golpeó. Miró dentro del recipiente encontrándose con la deliciosa imagen de los rollos acompañados con kimchi, su estómago sonó ante la expectativa de él devorando la comida. Sus mejillas se sonrosaron y regañó a su cuerpo por hacer sonidos vergonzosos.

— ¿Tienes hambre?

—Un poco. — Su estómago rugió con fuerza, el alfa maldijo a lo bajo.

— ¿Por qué no comes tu almuerzo?

Taehyung acechó su recipiente encontrándose con el arroz flotando en un caldo rosado. Eso se veía muy desagradable.

— ¡Oh!

— Mi amigo derramó su jugo en él.

—Si quieres puedes comer del mío, mi madre suele traer para Sungjae, pero él prefirió irse a otro lugar.

Mintió, en realidad Sungjae estaba a lo lejos mirando toda la escena detrás de las macetas que decoraban la cafetería junto al amigo de Jimin. Hoseok había accedido a ayudarlos nuevamente, Taehyung estuvo muy feliz, pero se extrañó de que el beta accedió demasiado rápido a la petición, ni si quiera pidió nada a cambio como otras veces, simplemente aceptó y como si se hubiera unido a un club de amor, empezó a idear planes locos en su cabeza, pero lo detuvo, ya tenía suficiente con los planes de sus amigos.

— ¿Tu amigo el oso? — preguntó — Veo que son muy unidos.

Taehyung notó el cambio de voz. El Alfa parecía un poco desanimado con la idea de Sungjae y él siendo muy unidos. Tuvo un fuerte impulso de hablar más de su amistad para ver cuan celoso puede poner a Jimin, pero odiaba los mal entendidos, sabía que podría voltearse su jugada y terminar arruinando todo su avance, ya se había divertido un poco con sus reacciones anteriores, pero era suficiente.

— Es como un hermano para mí. — aclaró — Ha estado conmigo desde la infancia, lo quiero mucho, es parte de mi manada.

Jimim entendió que tan importante era Sungjae para Taehyung. Se rascó avergonzado la nuca, regañó con severidad a su lobo, odiaba a su Alfa por provocar reacciones negativas en él, no quería intimidar al Omega, ¡Dios! Él nunca se había comportado como un idiota.

— Puedo notarlo, es lindo que tengas una relación tan cercana a él.

Pudo notar la completa sinceridad en sus palabras. La mirada de Jimin era de total comprensión, Taehyung suspiró ante aquellos ojos brillosos, cayendo completamente por él.

— Come. — sugirió — Estoy seguro de que a Sungjae no le molestará.

— Bueno, si es así. — respondió animado —Comeré en su ausencia.

Tomó sus palillos para agarrar un trozo, pero un rollo se posó frente a sus labios antes de poder hacer algo. Taehyung le ofrecía la comida mientras un adorable sonrojo se esparcía por rostro. Su corazón se calentó y sonrió como tonto antes de meter el rollo a su boca. Pudo percibir una que otra mirada curiosa, pero poco le importó, en ese momento estaba siendo mimado por el Omega por quien su lobo había estado enamorado todo ese tiempo.

— Mmm — saboreó la comida —Tu mamá cocina delicioso.

— Ella es la mejor.

Taehyung presumió alegre, su madre tenía una exquisita sazón, nadie podía resistirse a los guisos que preparaba.

— Me gustaría poder decírselo en persona.

— Podrías ir a comer si quieres.

Contuvo la respiración, lo había dicho al aire, pero al ver la expresión emocionada del Alfa, supo que no había vuelta atrás.

— ¿En serio?

— Si quieres. — tartamudeó — Creo que a ella le gustaría conocerte.

— Entonces es una promesa.

Taehyung sintió flotar en una nube. No sabía si podía considerase una cita, pero tomaría la oferta como tal. Ahora sólo faltaba tener que pasar la vergüenza de decirle a su madre. Rogó a la diosa porque accediera, porque no pensaba dejar pasar aquella oportunidad que se le presentaba en bandeja de plata.

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— Eso fue rápido. — Hoseok comentó mientras comía una galleta.

— ¿Crees que tu amigo también quiera invitarme a comer?

— Si dejas de clavarme contra las ramas hasta yo te hago de comer. Sungjae trato de quitarse el peso de encima pero un mal movimiento provocó que una maceta callera encima de los dos.

— ¡Mis galletas!