Amor y demonios una combinación rara

una nueva traición

*Ángel* se vistió en silencio, sintiendo el peso de las decisiones que había tomado. *Douma* la detuvo en la puerta de la guarida, su voz ronca y llena de advertencia. "Ángel, esto no puede volver a pasar", dijo con dureza. "No creas que me gustó. Fue solo un trato".

Sus ojos se encontraron, y Ángel sintió un nudo en la garganta. "Tranquilo", susurró. "No sentí nada".

Pero Douma no parecía convencido. Su mirada se volvió distante, y por una extraña razón, sus ojos se llenaron de lágrimas. "Me arrepiento de haberte dicho eso", murmuró. "Eres mi perdición, Ángel".

Ángel se alejó, dejando atrás al demonio que la había tentado y confundido. Al regresar a casa después de dos días, encontró las luces apagadas y un ambiente extraño en el aire. Su hijo, *Kazuki, estaba con **Mitsuri* y *Obanai*, sus padrinos, quienes lo habían llevado de paseo.

Al entrar en la habitación, Ángel se encontró con una escena que la dejó sin aliento. *Tomioka, su compañero de vida, estaba allí, pero no estaba solo. Junto a él, enredada en sábanas blancas, estaba **Shinobu*. Sus cuerpos se movían con urgencia, y sus gemidos llenaban la habitación.

El corazón de Ángel se rompió en mil pedazos. Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras observaba la traición ante sus ojos. Tomioka, el hombre al que había amado con todo su ser, estaba con otra mujer. Y no era cualquier mujer, sino su amiga, su confidente.

El mundo se desmoronó a su alrededor. Ángel retrocedió, sintiendo cómo la oscuridad la envolvía. Las promesas rotas y los secretos compartidos la asfixiaban. ¿Cómo podía enfrentar esta traición? ¿Cómo podría perdonar a Tomioka y seguir adelante?

El destino había tejido una red complicada, y Ángel se encontraba atrapada en ella. Sus lágrimas se mezclaron con la lluvia que caía fuera de la ventana. El amor, la pasión y la traición se entrelazaban en una danza dolorosa, y ella se debatía entre el perdón y la venganza.