La Manada de Ash Mountain

Libro III | 14

Isabella

Dos meses despues...

Camino nerviosamente por el baño mientras espero que la prueba de embarazo haga su trabajo. Le dije a Ryan que iba a trabajar en mi cuarto de costura por un tiempo, pero en realidad solo quería usar el baño de visitas para hacer la prueba. Hemos estado viviendo juntos durante los últimos dos meses y apenas tengo tiempo a solas, no es que me queje.

La casa de mi mamá se vendió el mes pasado y la cerramos el otro día. Es un alivio tener el dinero de eso y no tener que preocuparme por tener que hacer nada más con él. Ryan me mudó a su casa tan pronto como estuve lista e incluso me sorprendió con un pequeño cuarto de costura en la parte trasera de su casa. Da al jardín y sé que eligió esta habitación para poder mirarme cuando estaba afuera trabajando.

La manada aprendió que sabía coser y he estado ocupada haciendo ropa y algunas modificaciones. Todavía trabajo con algunas tintorerías haciendo modificaciones y entre eso y lo que hace Ryan, tenemos todas las facturas cubiertas.

De todos modos, no tenemos muchos gastos ya que todo funciona con la naturaleza en nuestra casa. La ciudad es lo suficientemente pequeña como para poder caminar por la mayoría de los lugares o tomar el Gator.

Doy otra vuelta alrededor del baño, esperando el último minuto antes de realizar la prueba. Sospeché que podría estar embarazada hace dos semanas y ahora llego oficialmente tarde. No sería una sorpresa si estuviera embarazada.

No con la forma en que Ryan y yo lo hacemos todas las noches. sonrío mientras pienso, volviendo a cómo lo había sorprendido la otra mañana.

Casi siempre se levanta antes que yo, pero esa mañana le gané. Yo me salí de sus brazos y me metí debajo de las mantas. Su polla estaba dura y acostándome contra su estómago y sonreí mientras abría la boca y tomaba tanto como pude en mi boca. Sólo había llegado a chuparlo por un minuto antes de que estuviera completamente despierto y me acercara para encontrar su boca. Él abrió mis piernas, empujándome mientras sus labios reclamaban los míos. Gemí, sus dedos se clavaron en mis caderas y me hizo rebotar encima de él. Lo habíamos hecho durante dos horas, recordándome quién estaba a cargo en nuestra habitación. Él Me hizo gritar tantas veces que me quedé ronca el resto del día.

La alarma de mi teléfono suena y contengo la respiración mientras le doy la vuelta al mando.

Dejando escapar un chillido cuando veo los resultados. Fuertes pasos truenan por el pasillo hacia mí y me giro justo cuando la puerta se abre de golpe. Ryan se encuentra allí, mirando alrededor de la habitación en busca de una amenaza antes de que sus ojos vuelvan a mí.

− ¡ESTOY EMBARAZADA! − grito mientras me lanzo hacia él.

− Lo sé − responde mientras me atrapa.

− ¿Qué quieres decir con eso?

− Soy un cambiaformas. Puedo oler el cambio en ti.

− ¿Cuánto tiempo hace que conoce? − pregunto, indignada porque arruinó mi sorpresa.

− Alrededor de un mes – responde, encogiéndose de hombros.

− ¿¡¿Y NO PENSASTE EN DECIRME?!?

− Pensé que tú también lo sabías − dice, luciendo confundido.

Respiro profundamente y dejo salir el aire lentamente mientras lo miro.

− Si lo hubiera sabido, habríamos estado hablando de ello. Se supone que no hay secretos entre nosotros. Tienes que decírmelo la próxima vez que si algo que yo no sé.

− Lo haré. Pensé que lo sabías, lo juro.

− Vamos a ser padres − le digo mientras apoyo mi cabeza en su pecho.

− Somos.

− ¡Nuestros hijos van a crecer con Reik y Grace! Tal vez... ¡Ellos tendrán un niño y nosotros tendremos una niña y se enamorarán! ¿No sería lo mejor?

Ryan gruñe y puedo ver que la idea de que alguien le quite a nuestra hipotética hija no le entusiasma. Me río de su expresión y se suaviza cuando me sonríe.

− Te amo, Ricitos de Oro.

− Yo también te amo.