Libro I | 16 (+18)

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Ariadne

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Ariadne

DIEZ AÑOS DESPUÉS...

Me despido de Roselyn mientras sale marcha atrás de nuestro camino de entrada. Mis hijos me saludan desde el asiento trasero y me sonríen salvajemente antes de darse la vuelta para empezar a pelear con sus hijos. Me río, sabiendo que será un fin de semana largo y ocupado para Roselyn y su marido. Entre nuestros tres cachorros y sus dos, estarán muy ocupados.

Me río para mis adentros mientras me doy vuelta y camino de regreso a la casa. Como los niños se fueron de campamento este fin de semana, Alex y yo tendremos la casa para nosotros solos. Apenas puedo recordar la última vez que tuvimos este lugar para nosotros solos y estoy emocionada de pasar un rato a solas con mi pareja.

Alex tuvo que correr a la estación para tomar algo, pero debería estar en casa en cualquier momento y quiero estar listo cuando llegue.

Las cosas con la manada mejoraron después de que nos apareamos y aún mejor después de nuestra boda. Además, no fui el único humano de la manada por mucho tiempo. Hice amigos y me adapté a mi nuevo rol como compañera del Alfa, y desde entonces me he sentido aquí como en casa. No puedo imaginar cómo habría sido mi vida si me hubiera ido, si nunca hubiera vuelto a ver a Alex, si nunca hubiera llegado a ser su pareja.

Alex me compró la panadería al lado de la estación del sheriff, y como todavía odia tenerme fuera de su vista por mucho tiempo, terminó derribando parte de una pared de su oficina y construyendo una ventana que da a la cocina de la panadería. Ahora puede mirarme cuando quiera y me sorprende que haga algo de trabajo porque parece que cada vez que levanto la vista, sus ojos ya están puestos en mí.

Escucho su jeep detenerse afuera y termino de desnudarme, deslizándome bajo las sábanas justo cuando él entra a la casa. Puedo oírlo caminar por unos segundos antes de que me llame.

− ¿Ariadne? ¿Dónde estás?

Me río mientras me escondo debajo de las sábanas. Puedo oírlo acercarse y sé que estará sobre mí en cuestión de segundos. De repente, me quitan las mantas y oigo a Alex gruñir mientras mira mi cuerpo desnudo. Me giro sobre mi espalda antes de abrir mis muslos hacia él a modo de invitación y él está sobre mí al instante. Lo ayudo a quitarse la ropa antes de que se arrodille entre mis piernas. Sus dedos se sumergen, probando mi humedad antes de alinearse en mi entrada y penetrarme de golpe. Gimo mientras Alex gruñe encima de mí. Empieza a empujarme, inclinándose para poder llevarse un pezón rígido a la boca.

Gimo, arqueándome contra él mientras continúa embistiéndome. Es una bestia que gruñe encima de mí y hundo mis manos en sus hombros, aferrándome. Me encanta cuando me toma así, como si no pudiera tener suficiente de mí. Se inclina y pasa sus afilados dientes por mi cuello antes de morderme ligeramente. Entonces me rompo y el placer corre por mis venas mientras me corro. Alex me sigue hasta el olvido y cierro los ojos cuando sus embestidas finalmente disminuyen. Sonrío cuando siento su lengua lamiendo su marca, pequeñas réplicas de mi orgasmo recorriendo mi cuerpo.

− ¿Roselyn se llevó bien a los niños?

− Sí, se fueron hace un par de minutos.

Él asiente contra mi hombro, acaricia mi cuello y yo sonrío.

− ¿Qué vamos a hacer todo el fin de semana sin niños? − pregunto mientras me estiro debajo de él.

Alex me mira, sus ojos se oscurecen antes de dejar escapar un gruñido y sus labios reclaman los míos. Su empuje se acelera y pronto ambos estamos al borde una vez más. Empujo el hombro de Alex, haciéndonos rodar hasta que estoy sentada encima de él. Mis caderas comienzan a moverse mientras mis tetas rebotan. Lo monto a un ritmo ligero. Alex gruñe al verlo y sonrío mientras empiezo a montarlo más rápido.

Hombre, me encanta escuchar a mi pareja gruñir por mí.

FIN

FIN

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La Manada de Ash MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora