Libro II | 11

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Reik

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Reik

Resolver el problema tomó más tiempo de lo que esperaba y corro por la calle principal lo más rápido que puedo. He estado demasiado tiempo lejos de mi chica y necesito volver a tenerla en mis brazos. Ya debe haber terminado de comer y espero poder comprar algo de comida para llevar y llevarla a casa. Necesito estar dentro de ella otra vez y me pregunto si ella también me extraña.

Estaciono mi motocicleta afuera del restaurante, me bajo y entro corriendo. Tan pronto como pongo un pie dentro, me doy cuenta de que ella no está allí y detengo a Meylin, la camarera que la llevó a su mesa antes.

− ¿Dónde está mi pareja? − gruño y ella da un paso atrás.

− Ella se fue.

− ¿Qué? ¿Cuándo?

− ¿Hace aproximadamente una hora? Ni siquiera pidió nada − dice, pero ya salí por la puerta.

Enciendo el motor de mi motocicleta, salgo de mi lugar de estacionamiento y me dirijo por la carretera. Supongo que volvió a su coche y necesito llegar hasta ella antes de que pueda dejarme. ¿Por qué simplemente se fue? ¿Qué pasó después de que la dejé? Las cosas iban muy bien anoche y esta mañana. ¿Qué pudo haberla hecho irse? Ella me prometió que me daría tres días y aún me queda un día.

Regreso a su auto en un tiempo récord y la veo en cuclillas junto a la llanta trasera, con la mano en el volante. Ella mira hacia arriba cuando me detengo bruscamente junto a ella y me bajo de la motocicleta y estoy junto a ella en un instante. Sus ojos se abren cuando me observa y estoy seguro de que me veo salvaje en este momento, pero estoy demasiado ido para controlarlo.

− ¿Qué crees que estás haciendo? − rugí.

− Quería recoger mis cosas − dice, levantando la barbilla en señal de desafío.

− Si necesitas algo, te lo conseguiré. Nunca te escapas sin más.

− No puedes decirme qué hacer − dice, con los ojos brillando con fuego.

− ¿Vamos?

Su expresión vacila y sé que tengo mi respuesta.

− ¿Por qué, Grace? ¿Cómo no puedes darte cuenta todavía de que pertenecemos el uno al otro? ¿Cómo no puedes ver eso?

− Yo-yo...

− Estamos destinados, Grace. Somos compañeros y lo seremos de por vida. Nunca habrá otro para mí y nadie, NADIE, te amará y cuidará tanto como yo. Nadie podrá satisfacerte como yo. Te cuidaré y protegeré con mi vida. Mientras estemos juntos nunca más estarás sola. Nunca te dejaré e incluso si algo sucediera, tendrías la manada. Ellos te ayudarán con nuestros cachorros y cualquier otra cosa que puedas necesitar. ¿No quieres eso?

Mis manos agarran sus hombros mientras espero su respuesta. Quiero sacudirla, esperando que eso le haga entrar en razón, pero me preocupa poder lastimarla. Mis ojos buscan su rostro mientras espero ansiosamente a que diga algo. Tiene los ojos muy abiertos y se ve un poco pálida mientras me mira fijamente en estado de shock.

− ¿Grace? − pregunto cuando el silencio se ha prolongado demasiado.

− Llévame a casa.

− Llévame a casa

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La Manada de Ash MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora