Capítulo 12: La boda y el sacrificio

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Estoy de pie frente a este circo montado por conveniencia, vestido de negro, esperando que mi futura esposa llegue de una buena vez al altar, para ella debería de ser el infierno, la muy hija de Pu.. es peor que mi padre. La miro como mismo se mira a un enemigo antes de que comience una guerra, es una mujer atractiva, pero ante mis ojos no es más que una vil víbora, desearía que fuera otra la que estuviera en su lugar. Para ser más preciso, la pequeña ave que tengo enjaulada en mi reino, la que no ha salido ni un minuto de mi cabeza y a la que justo dentro de varias horas voy a arruinarle la vida llevándole a mi futura mujer. El padre ha comenzado a hablar, apenas escucho lo que dice, mi mente está viajando, llevándo mis labios a los de Ana, añorando los momentos en los que pude tocarlos, devorarlos y no lo hice. Ahora solo me queda finjir delante de personas que no creen ni en Dios y que solo vienen a escuchar el sí para luego ir a hacerles las pelotas al todopoderoso Francesco y su mano derecha.


Mi condena ha comenzado, Rosella esta enganchada a mi brazo y a mi vida como la pena y el sufrimiento al mundo, caminamos hasta el auto que nos espera. El sol nos ilumina al salir y hace que nuestros anillos brillen en nuestras manos como las cadenas de la escalvitud. Llegamos a la gran mansión en donde se dará una gran fiesta para los invitados, no he parado de beber, es imposible estar sobrio en una situación tan desagradable como esta. He tratado de esquivar a los que me vienen a dar la enhorabuena, pero siempre hay uno que otro que logra interceptarme, madre e hija no pueden dejar de sonreír, creen que el camino se les hará más fácil, no saben lo que estoy preparando para ellas. Mi abuelo se acerca, pone la mano en mi hombro y me quita la copa de la mano.


-Has bebido suficiente, compórtate como el hombre censato que eres, manten la compostura y la firmeza que nos caracteriza.


-Eso intento.


-Pues inténtalo con más ganas, eres un Donatti, que jamás se te olvide, el hombre puede conquistar al mundo, pero el mundo jamás podrá doblegar la voluntad del hombre.


Mi abuelo es un hombre muy poderoso, es temido y a la vez respetado, para él las cosas se hacen bien o no se hacen. Tiene la vista de un águila y la sabiduría de 100 monjes, su palabra es su ley y a quien se la dirija puede ser su salvación o su castigo. Jamás he incumplido una orden suya, y hoy no iba a hacer la puta excepción de la regla, el mundo de la mafia está forjado con sangre y poder, así que puede llegar a ser una persona un poco cruel, pero por suerte, se rige a la justicia como una balanza.


Todo está preparado para mi llegada, espero que Ana tenga la fuerza que se necesita para enfrentar esta prueba, esta situación le hará desear escapar muchas veces, pero no tiene otra opción, no tenemos otra opción.


Ana


Hoy bajo temprano, hay cierto e inusual movimiento en la casa, todos pasan a mi alrededor como si no existiera, eso me hace sentir muy perdida y fuera de lugar. Nadie me dice nada, ya es costumbre, camino como una niña pequeña tratando de saber que ocurre, Valentin está en la entrada principal, en medio de sus hombres dando instrucciones. Él nota mi presencia y su rostro se torna pálido, me mira fijo y traga, puedo notar por su mirada que algo pasa, se acerca lentamente a mí con el honor y la lealtad que lo caracteriza.


-Señorita Ana, más tarde tendremos visita, por favor debe de vestirse elegante.


-¿Puedo saber de que se trata todo esto? Gabriel vendrá con alguien -pregunto de una manera tan inocente que veo su mirada opacarse, me esquiva mirando hacia otro lado.


-Hay cosas que aún debo de hacer, con permiso. -se marcha dejándome con un gran vacío en mi cabeza, un olor a duda y un sabor amargo.


El personal está en la puerta, una hilera a cada lado Emilia en medio y Valentin con sus hombres justo en la entrada, yo como extraña y muy poco querida dentro de éstas paredes me encuentro al lado de las escaleras; esperando que llegue por esa puerta el qué o el quién que todos esperan con los nervios de punta.

Bajo la sombra de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora