Capítulo 19: La cara del miedo

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Estoy en casa, me bajo del auto queriendo destruir el mundo, Valentin me espera en la puerta, en este momento no quiero inocentes, solo busco culpables.
—Señor lo siento, siento mi incompetencia. —sigo caminando sin hablar mirntras el viene detrás, me dirijo al cuarto de vigilancia, los guardias ya tenían el viedo listo para mí.
      Cuatro hombres, entraron en la propiedad y la secuestraron, ella solo estaba ahí, junto al lugar que le enseñé, inocente a todo. Cerré mis ojos, para no perderme en el dolor, le taparon la boca y la desmayaron, ver como la secuestraron me recuerda al día en él que empezó a formar parte de mi mundo. Si algo le pasa a esa mujer, jamás me lo perdonaré, viviré un infierno, pero le haré sufrir más a quien le hizo esto.
—Quiero que muevas a todos los hombres bajo mi mando, contrata, a los que hagan falta, pon esta ciudad de cabeza. Quiero los responsables Valentin, y la quiero de vuelta hoy
—Señor, ya he contactado a nuestros aliados, los hombres de Jinno se han ido de la ciudad hace unos días, ellos no fueron, pero no se preocupe, la encontraremos, el culpable lo pagará con su vida. —Un breve recuerdo de las palabras de Antonia vienen a mi mente. Salgo alejándome un poco, mi abuelo debe saber sobre esto, si ella tiene algo que ver yo mismo la mataré.
—Abuelo, han secuestrado a mi chica, si Antonia a tomado represalias por lo de Rosella, te juro que acabaré con ella. —hago una pausa para escucharlo— No, los hombre de Jinno no tienen nada que ver, quiero que la sigas, que estés pendiente a ella, si le ha hecho algo a Ana, no dudaré en hacer lo que debí hace mucho tiempo. —cuelgo y mi furia no cabe dentro de mí.
—¡Valentin! —lo llamo molesto.
—Si señor
—Prepara los autos, tenemos que ponernos en marcha, no puedo esperar.
Ana.
Me despierto y estoy en el suelo, me levanto despacio, al parecer me han escerrado en algún lugar, en una esquina hay varios escombros y encima una ventanilla. Trato de subir para poder saber en donde estoy, al parecer es un lugar abandonado, no veo más que vegetación y una carretera, varios hombres están fuera. Podría ponerme a gritar, pero sé por experiencia que sería algo inútil, podrían hacerme algo peor, Gabriel debe estar buscándome como un loco, preocupado por mí, sin saber como o por qué pasó.
No hay más salida que una puerta vieja, aunque cierra con llavin, tal vez tenga una oportunidad después de todo, el único problema es que correré a Ciegas.
Gabriel.
      Estoy de camino buscando sin saber por donde, al parecer Antonia no ha tenido contacto con nadie, no tengo ni una puta idea de lo que está pasando. Valentin tiene una llamada, al parecer hay algo, me quedo en silencio esperando su respuesta.
—Señor, hubo algún movimiento, alguien dió información sobre el cargamento y sobre Ana a los hombres de Petrov, creo que quieren hacer un intercambio.
—¿De que va todo esto? ¿Quién pudo informar sobre ella?
—Tal vez nos estaban vigilando sin darnos cuenta.
—No, hay alguien cercano detrás de esto, averigua con los que tenemos en Sicilia, hay que obtener respuestas ya. —esto tiene que ver conmigo y con Ana, el cargamento solo es un extra, solo queda una persona capaz de eso y con el conocimiento para hacerlo.
—Señor creo que esto no le va a gustar. —me enseña una foto de Rosella con uno de los Petrov.
—Malnacida, ni siquiera el tiro que le dí le sirvió como escarmiento, quiere sacar a Ana del medio y que mejor escusa que un conflicto que ya estaba a la mano.
—¿Qué hacemos?
—Busquen lugares desolados en la ciudad, lugares cerca de las carreteras, ellos se creen el cuento de ocultar bajo las narices. Rosella verá lo que le espera. —le informo a mi abuelo sobre el suceso y le dejo la justicia en su mano.
Ana
Ha fuera hay un silencio bastante tenebroso, veo a través de una endidura de la puerta que hay más de 30 hombres dentro, no imagino fuera, es imposible que pueda hacer algo por mí misma. De pronto un hombre entra, me toma del brazo y me saca, me sienta en una silla y se coloca detrás de mí, otro con un teléfono al parecer va tomar un video.
—Dile a Donatti que se apure con el cargamento, o el próximo video será el de tu muerte. —trago sin poder, estoy muy asustada, accedo a sus demanda sin poder casi hablar.
—Gabriel —hago una pausa— Quieren algo que tú tienes, piden que te des prisa, o la próxima vez me verás morir. —aprovecho y me arriesgo a enviar mi mensaje personal, algo que escuché me dió la pista— No te deseperes piensa cuando quise escapar y me detuviste. —siento como golpean mi cabeza, hablé de más y es mi castigo, me vuelven a encerrar y caigo al suelo llorando desconsolada mientras la sangre corre por mi cuello.
Gabriel.
Estoy fuera, recostado al auto en medio de la carretera. Ver como le hicieron daño ha Ana ha sido un puñal en el pecho, de tanta ira le doy un puñetazo a la ventanilla, mi puño se llena de cristales y sangra, Valentin se apresura en ayudarme y venda mi herida con un pañuelo. Sabe que estoy fuera de control, que mi mente y mi corazón están unidos en esta guerra que parece interminble, analizo por dos segundos, lo último que ella pudo decir. Rebobino el vídeo y vuelvo a escucharlo.
—Valentin, ¿Qué lugar abandonado queda cerca de nuestra propiedad?
—¿Abandonado? Sí, hay un viejo almacén, está en la carretera que se dirige a la propiedad de... —me monto en el auto y apenas lo dejo terminar de hablar, salgo a toda velocidad, en verdad si le funciona su táctica, detrás de mí los hombres tratan de alcanzarme.
      Ya estamos en el lugar, la presencia de tantos hombres los delata, doy gracias de que puedan hacer poco en nuestros dominios, todos nuestros hombres disponibles nos dieron alcance.
—Señor, déjeme a mí, yo iré por ella, usted no está condiciones de intentar, guárdeme las espaldas.
—No falles Valentin, es una orden — asienta con su cabeza y se introduce en la instalación.
      Entonces oigo unos disparos, es mi señal, entramos con todo, trato de llegar dentro pero no veo a Valentin ni Ana, busco desesperado disparando sin perdón alguno, entonces el alma me vuelve al cuerpo. La veo correr hacia mí con su hermoso cabello castaño, se hunde en mi pecho y yo la refugio entre mis brazos, sin esperar más salimos del lugar. Ella tiembla mientras la mantengo abrazada, su cuello esta lleno de sangre debido a la herida de su cabeza. Vamos directo al hospital, mi abuelo está tratando de resolver el maldito problema del cargamento, mi padre nunca debió meterse en un negocio que estuviera fuera de su control y Rosella jamás debió meterse conmigo.
      Al fin respiro la paz de casa, no puedo dejar de mirar a Ana, estamos en la cama,   su cabeza recostada en mis muslos mientras le acaricio el cabello, por suerte la herida es superficial.
—No has hablado en todo el viaje, ¿te encuentras bien?
—Sentí mucho miedo, mucho más que cuando me raptaste tú, al final mi corazón te perteneció desde el primer momento, pero mi cerebro quería engañarme. En manos de esos hombres en verdad pensé en la muerte.
—Ya todo está bien, nada volverá a pasar te lo prometo, mírame, quiero verte a los ojos.
Ana.
Nos miramos fijamente, nuestro amor es más grande que todo, pero hay algo que no se siente bien. Es difícil de explicar, es como si supiera que esta felicidad no va a durar.
Entonces escuchamos los gritos en el salón principal, era Rosella, Gabriel salta de la cama como un loco, toma un arma.
—¿Gabriel que vas a hacer? No resuelvas las cosas así, no seas como ella.
—Esto termina hoy. —sale a su encuentro y yo detrás de él.

Bajo la sombra de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora