Capítulo 11: Entre la espada y la pared.

56 5 4
                                    


Estamos de vuelta, extrañé el aroma de la casa, el de las rosas que cada día son colocadas en mi cuarto, esto es un mundo diferente, uno en él que Gabriel es el príncipe y yo me lleno de deseos de ser su princesa. Hace dos días que no lo veo, según por lo que pude escuchar esta en Sicilia, me pregunto si estará bien, la seguridad de la casa ha aumentado, tengo a Constantin pegado a mis espaldas como si fuera un par de alas. Por suerte ya no me duele el cuerpo y los moretones son apenas visible, su biblioteca se ha convertido en mi refujio, estando ahí lo siento más cerca, cada vez que lo extraño huelo su camisa, ese olor me recuerda que en algún momento debe de volver. ¿Qué está pasando en tu vida Gabriel Donatti?

Gabriel.

Hace dos días estoy en Sicilia, estoy lejos de la propiedad de los Doantti, lo decidí así, en este momento detestaría ver a Rosella y a su madre Antonia, estoy sentado mirando el mar mientras me tomo un trago de whisky. Veo a mi padre Alessandro acercarse, nuestra relación no es muy buena, dado que mi madre enfermó y murió por su culpa, desde entonces somos como un león y un lobo, rivales en todos los sentidos de la vida, pero obligados a mantenernos como padre e hijo porque así Francesco Donatti (Capo di tutti Capi) lo ha querido. Me levanto arreglándome el traje, pongo mis manos en los bolsillos y lo miro con la altivez con la que fuí criado, demostrándole que jamás me voy a doblegar ante él.

-Gabriel -me extiende su mano, mis ojos son como dos cuchillos filosos atravesándole los suyos.

-Padre -respondo a su saludo.- Toma asiento. -le digo solo por cortesía.

-No, gracias, seré breve.

-Como gustes -pongo mi cara de poker, aprendí a utilizarla a los 15 años, así nadie puede llegar a conocerme, ni a utilizar mis debilidades contra mí.

-Tuve que intervenir por tí en Madrid, quisiste arreglarlo a tu manera, pero ya vez, tienes un gran defecto, sueles dejar cabos sueltos. -aprieto mi mandíbula- Por mucho que te esfuerces en demostrar tu valor, es inútil, aún te tiembla la mano para disparar. -su arrogancia hace que me irrite- No tienes los huevos que se necesitan, tus estúpidos sentimientos te hacen débil, tu madre te lleno la cabeza de fantasía y aún pagamos por ello.

-No oses hablar de mi madre, porque contigo si que no me va a temblar la mano. -sonríe y solo hace que me enfade aún más.

-Muy bien, a duras penas aprenderás, tu abuelo quiere verte, ya es momento de escuchar tu decisión, has tenido dos días para pensar, más que suficiente, te espero allí.

Cojo el vaso y lo lanzo contra la pared, respiro profundo para que la ira no me consuma, saco mi móvil y llamo a Constantin, quiero asegurarme de que Ana esta bien.

-Si señor.

-¿Cómo está todo?

-Todo en orden, ella ya ha mejorado, su cara tiene otro semblante.

-Muy bien, mañana temprano estaré allá. -cuelgo y me pongo en marcha hacia mi juicio. Uno que va a poner mi vida patas arriba.

He llegado a la mansión de los Donatti, uno de los de seguridad me abre la gigantesca puerta de hierro y procedo, allí esta ella esperándome, aprovechándose de la situación para estar pegada a mí.

-Gabriel, al fin has llegado. -su cara es sonriente y la mía es de odio y desagrado.

-Rosella -entro sin detenerme, sin mirarla siquiera, ella sin importarle una mierda mi actitud me sigue detrás como una maldita sombra.

Entro al salón en donde se crean los planes más insólitos de la mafia italiana, todos los hombres que conforman el círculo interno están aquí, la silla junto a el gran jefe me espera, con orgullo me ve, soy la sangre de su sangre y según él, su legado más valioso. Alessandro aparta la vista, le hago recordar a mi madre cada vez que me ve, saludo como es debido y me siento junto a Francesco.

-Mi querido nieto, después de tanto tiempo has venido, estás junto a los grandes, así es como debe ser.

-Sí abuelo, he venido, porque me has obligado a hacerlo, es mejor dejar las cosas claras.-él sonríe, siempre le ha gustado mi franqueza.

-Nadie puede negarme nada, para eso soy el que mando. -hace una pausa- Muy bien -se dirije a sus súbditos- Hemos tenido una situación en España, pero ya fué controlada, quien no reconozca al heredero de esta familia y osen faltarle el respeto deben ser castigados, espero que les halla quedado claro. -agachan la cabeza- Quiero que mi nieto tome el mando tal y como le corresponde, es tiempo de que aprenda como funcionan las cosas aquí.

-Padre, permíteme habar -mi abuelo asienta y todos permanecen en silencio- Creo que es mejor que lo haga poco a poco, primero tiene que soltar todo lo que lo ata y después adentrarse por completo en sus responsabilidades.

-Si te refieres a lo que me pertenece, puedes olvidarte de ello. -le digo de manera agresiva.

-Eres un insolente -mi padre me grita dando un golpe en la mesa y ambos nos ponemos de pie demostrando repudio el uno por el otro.

-Basta -mi abuelo pone un alto- Todos salgan, pronto sabrán mi decisión. -los hombre presentes se retiran.- Nunca deben de estar en desacuerdo delante de otros ¡jamás! esta familia no puede tener grietas, o el castillo se derrumba. -los dos regresamos a nuestros respectivos asientos- Gabriel, te dí a elegir, ¿Qué has decidido?-En estos momentos estoy en una situación complicada, siempre he rechazado lo que ahora se me impome, pero no tengo otra opción.

-Bien abuelo, aceptaré, pero sabes que mi propiedad en Florencia y todos lo que están allí son intocables.

-Me parece bien, te voy a dar un año para que te llenes de la firmeza que te falta. Te casarás con Rosella, es la mujer que te conviene, ella y tú podrán hacer grandes cosas juntos.

-Abuelo, sabes que ella...

-Sin objeciones. -hace una pausa- esté es tu sacrificio, te casarás dentro de dos días. Y es mi última palabra.

Una impotencia recorre mi cuerpo, sin hablar me levanto, si quedaba alguna luz en mi vida pronto se irá para siempre, aveces es mejor no tener nada que cautive nuestro corazón, porque por esas razones el sacrificio puede ser alto. Salgo del salón ido del mundo, la palabra matrimonio atormenta mi mente y me martiriza, me detengo por un instante, Rosella me toma de la mano y cierro los ojos mientras trago sin poder.

-Acostumbrate a mí, porque pronto estaré en tu cama. -escuchar eso hace que el monstruo en mí salga, la tomo por el cuello pegándola de manera despiadada a una de las columnas, ella se queda sin aliento.

-A mi nadie me puede manipular, te voy a tratar de la manera más fría y cruel que pueda existir, vas a sufrir en mis manos Rosella, vas a desear nunca haber propuesto este casamiento. -ella se ríe como una loca, la aparto de manera brusca.

-Lo que tu hagas conmigo a mi me parece bien. -frota su cuello- Acaso crees que soy una niña inocente, claro que no.-sonrío fríamente al ver su postura.

-Estás loca. -le doy la espalda y me marcho.

La incertidumbre de un futuro desconocido hacen que no pueda pensar con claridad, salgo hacia unos de los balcones para estar más a gusto, esto es una situación que esta fuera de mi control, pero no voy dejar a Ana de lado, ella es mía, seré el primer y único hombre en su vida. Sé que pienso de manera egoísta, pero ya ella está adentro, no puedo dejarla salir.

Nota: Si les ha ido gustando la historia no olviden dejarme su voto 🤗. ¿Qué piensan acerca de lo que va sucediendo 🤔? Déjenme su opinión en los comentarios 🥰


Bajo la sombra de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora