CAPÍTULO 4

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Jose pov:

No estaba segura de que la cena, la tarde con los chicos o cualquier cosa de este día, hubiera resultado del todo bien. Desde que habíamos llegado a la casa de Enzo, Mateo estaba tenso y bastante más irritable que de costumbre. Sus conversaciones no habían sido malas, de hecho hasta podría decir que habían sido amenas pero había algo en la forma en que mi novio le había hablado que me hacía sentir rara.

En serio quería que se llevaran bien y hasta había llegado a pensar que iba a pasar, que todo se iba a sentir natural y cómodo. Ahora podía decir que definitivamente, podría haber ido mejor. Hasta Julián había estado un poco más callado que en el cumpleaños de Enzo y en sus interacciones, siempre intentaba aliviar un poco el ambiente tenso que los dos estábamos sintiendo aunque ninguno lo dijese en voz alta.

Enzo había estado sonriendo y contestando de una forma amable que no parecía del todo sincera. Como si se hubiera estado esforzando por hacer que la juntada funcionara a pesar de Mateo. Cuando no lo invitó a que fuera conmigo hasta su casa después del entrenamiento, presentí que quizás no quería volver a verlo y eso me había dolido un poco.

Quizás solo había sido mi imaginación y Enzo solo quería pasar una tarde conmigo. Después de todo, no habíamos tenido mucho tiempo para ponernos al día todavía.

—Amor —dije cuando estábamos entrando de vuelta al hotel después de la cena—. ¿Todo bien? Estás más callado de lo habitual.

—Ajá, simplemente no tengo nada para decir. —Su tono parecía serio, cortante.

Nos subimos al ascensor en un silencio bastante incómodo porque los dos sabíamos que le pasaba algo pero no parecía estar de muy buen humor o tener muchas ganas de hablar.

—Estaba muy rica la comida. —Apreté el botón del ascensor esperando llegar rápido a la habitación—. Aunque creo que hoy comí un montón. Entre las medialunas y la cena de recién, no puedo más.

—Mhm.

—Extrañaba tomar mate ya —me reí, sabiendo que estaba siendo un poco exagerada pero tomaba tanto que estar dos o tres días sin ingerir mate, se me hacía raro—. Zo siempre preparó unos mates excelentes encima.

—No lo puedo saber porque lo odio —sentenció bajándose del ascensor apenas llegamos a nuestro piso—. Al mate me refiero, no a tu amigo.

Entramos a la habitación y me saqué las zapatillas, acostándome sobre el acolchado y esperando a que Mateo imitara mi acción pero en vez de acostarse al lado mío, empezó a cambiarse un poco molesto. Todavía no hablaba.

—¿Querés que sigamos viendo la serie? Creo que dejamos un capítulo a la mitad.

Esas palabras y mi sonrisa parecieron relajarlo un poco y se acercó, sentándose en la cama.

—Bueno pero solo si lo volvemos a empezar porque no me acuerdo de nada. —Me devolvió la sonrisa.

Supuse que estaba cansado y que capaz estaba teniendo un mal día porque no solía ponerse así. Me apoyé contra su pecho mientras le ponía play al episodio y me atrajo más hacia él, con cariño, mientras su mano acariciaba mi brazo. Ya era tarde y el sueño estaba empezando a invadirme pero me esforcé por seguir despierta un rato más para poder estar con él.

—Che —hablé cuando el capítulo estaba por terminar—. ¿Viste que hoy le dijiste Enzito a Enzo? ¿Te acordás que te había dicho lo mucho que odia ese apodo? Sé que no te dijo nada porque seguro supuso que no sabías pero nada...te lo recuerdo por las dudas.

Mateo suspiró fuerte y me miró.

—¿Y cómo le puedo decir entonces?

—Enzo o En está bien.

Antes de perder(te) | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora