CAPÍTULO 11

296 33 3
                                    

Enzo pov:

Ver a Jose subir su valija al auto me daba ganas de interponerme entre ella y la puerta y no dejar que se fuera. Estaba tentado a decirle que la amaba y que la necesitaba al lado mío. Que el beso que me había dado, lejos de enojarme o hacerme sentir incómodo, había reforzado lo que ya sabía: que estaba completamente enamorado de ella.

No sabía porqué lo había hecho, qué la había impulsado a besarme y acercame más a ella pero había provocado que me replanteara hablar con ella sobre lo que me pasaba. Sus labios, la calidez de su cuerpo pegado al mío, su pecho subiendo y bajando más rápido de lo habitual, su respiración pesada y sus mejillas coloradas habían mandado una descarga eléctrica por mi columna vertebral y una felicidad embriagante por saber que yo era el que estaba generando todo eso en ella.

Escucharla pedirme perdón por hacer algo que prácticamente soñaba que hiciera y su recordatorio de que éramos amigos y no iba a volver a pasar, había dolido. Mucho. Aunque, no podía culparla por su reacción porque probablemente yo hubiera reaccionado de una manera parecida si mis sentimientos le hubiesen ganado a la razón y la hubiera besado de la nada, sin saber si las ganas de hacerlo eran recíprocas. Habría tenido miedo de que se enojara conmigo o todo empezara a ser incómodo entre nosotros.

Algo había cambiado, eso era innegable pero no creía que para mal. Por el contrario, sentía que inconscientemente Jose también se estaba dado cuenta de que nuestra relación no era la misma de antes y le estaba abriendo paso a esta nueva etapa.

Quisiera estar conmigo de la misma manera en la que yo quería estar con ella o no, no podía evitar sonreír ante el pensamiento de ser sincero con lo que me pasaba y que ella no me excluyera de su vida por eso.

—Creo que no me olvido nada.

—¿Querés ir yendo entonces?

Jose asintió y se subió al auto, del lado del copiloto.

En mi mente rondaba siempre el mismo pensamiento: decirle lo que me pasaba.

Casi todo el viaje había estado concentrado en eso, no pudiendo enfocarme mucho en otra cosa. Mi mejor amiga había prendido la radio y finalmente había decidido ser ella la que ponía música porque nada de lo que pasaban le gustaba.

Parecía nerviosa, ansiosa. Sus manos siempre haciendo algo, agarrando su celular y no buscando nada en particular. Tarareaba las canciones en un intento por relajarse pero no estaba funcionando. Así que intenté distraerla.

—Che, la próxima vez que vengas traeme unos alfajores, dulce de leche... —empecé, no muy seguro de lo que estaba diciendo—. Extraño las cosas dulces de allá.

Eso pareció relajarla un poco.

—Si pudiera, te traería alguna torta casera de tu mamá pero bueno, eso es más complicado.

—Ahora me tentaste.

—¿Querés que paremos a comprar algo? —preguntó con una sonrisa—. Todavía me queda tiempo de sobra y yo también quiero algo dulce.

—Un cafecito -propuse-. Así se me pasa un poco el frío.

Jose se ofreció a bajar para comprar las cosas. Así, nadie me reconocía y podíamos estar tranquilos, disfrutando de nuestras últimas horas juntos antes de que se tomara el avión.

—Te compré un café con leche y un muffin de chocolate —me avisó mientras entraba al auto otra vez. Había empezado a lloviznar así que, su pelo estaba un poco mojado pero no parecía importarle mucho—. Yo elegí un chocolate caliente y una porción de budín de banana. Aunque debo admitir que le falta el dulce de leche para ser perfecto. Yo también estoy empezando a extrañarlo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Antes de perder(te) | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora