CAPÍTULO 10

255 22 3
                                    

Jose pov:

Las semanas que siguieron en la casa de Enzo fueron mejor de lo que esperaba. Él tenía que entrenar, prepararse para los partidos y a veces viajar, por lo que me quedaba sola algunos días pero no me molestaba.

Se sentía bien compartir todos los días con él y de a poco, había empezado a estar mejor con respecto a lo que había pasado. Mateo había insistido en hablar conmigo antes de irse porque, para mi mala suerte, nos teníamos que volver en el mismo vuelo y aunque le había dejado claro que no quería solucionar las cosas con él, había insistido en "terminar en buenos términos". No creía que fuera posible teniendo en cuenta lo que había hecho pero acepté igual y ahora estaba metida en la cama, en la habitación de invitados de Enzo, llorando y mirando una película para intentar distraerme.

Mateo me había pedido disculpas por sus actitudes pero yo seguía bastante dolida por lo que me había hecho, aunque no quería volver con él y él sabía que no iba a volver conmigo. La charla en sí, había despertado muchas emociones y ahora estaba más sensible de lo normal.

Mi mejor amigo se había ido a entrenar por lo que estaba sola y después de llorar bastante tiempo, quise levantarme y empezar a acomodar la valija para que no tuviese que hacer todo a último momento. Necesitaba entretenerme con algo y terminé poniendo Taylor para cantar y liberarme un poco del enojo.

—¿Te juntaste con Mateo al final? —Enzo estaba parado en la puerta de la habitación mirándome divertido por mi interpretación pero había un dejo de preocupación en su voz.

—Sí y en parte me hizo bien decirle todo. Aunque después estuve llorando como tres horas —contesté frenando la música y volviéndome a acostar en la cama—. ¿Vos cómo estás? ¿Te fue bien?

Asintió con una sonrisa, apoyando el bolso en el piso y sentándose en el borde de la cama.

—Aunque últimamente no puedo dejar de tararear las canciones, que escuchas todos los santos días, cada vez que me concentro —se rió—. Y bueno, puede que mis compañeros me boludeen por mi pronunciación tan pobre pero algo voy aprendiendo al menos.

—Cuando te quieras acordar, ya vas a estar hablando inglés fluido —le aseguré medio en joda, medio en serio.

—Ojalá.

—Vas a ver que sí porque no es que sos malísimo, simplemente no sabes mucho todavía.

—¿Querés que pidamos comida? —me preguntó con una sonrisa—. Así no tenemos que cocinar y...podemos ver Barbie y las 12 princesas bailarinas.

Me senté, acercándome un poco hasta donde estaba él y mirándolo con una sonrisa acusatoria.

—¿Estás intentando levantarme los ánimos?

—Puede ser...

—En serio, estoy bien —le quise hacer saber.

Me miró con una sonrisa tierna.

—Tenés los ojos brillosos —remarcó—. Además, tengo la leve sensación de que nunca sentiste tanto las canciones de Taylor como ahora.

—Está bien —me rendí—. Pidamos comida y miremos Las 12 princesas bailarinas.

Enzo se iba a parar pero algo en mí hizo que lo agarrara de la mano, haciendo que volviera a sentarse. Me miró confundido.

—¿Qué pasa?

Ni siquiera yo sabía que me pasaba así que lo acerqué más a mí. Tanto que podía sentir su respiración agitada y sus ojos recorriendo mi cara y buscando entender lo que iba a decirle.

Antes de perder(te) | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora